El arte es una poderosa arma de transformación de la mente del hombre porque lo hace más sensible, interviene decidida y determinantemente en su formación, lo eleva a lugares impensables. El arte le permite ser un mejor hombre o mujer, solidario y sensible con sus semejantes.
No soy un experto en los temas que se refieren al arte y su escencia, pero sí pudiera, gracias a la necesidad de conocer por qué el arte siempre es un elemento al que recurrimos todos los seres humanos para encontrar cierta paz o por qué siempre nos acompaña cuando experimentamos cualquier sentimiento, referir ciertos elementos que me parecen importantes. Una vez hecha esta premisa, continúo.
Históricamente, el hombre ha tenido una relación muy estrecha e inseparable con el arte. Desde que sufrió la transformación del mono en hombre, este ha deseado relacionarse con los elementos que le rodean, por medio de distintas hipótesis o creencias ha intentado solucionar su razón de ser y de existencia de los elementos existentes en su entorno. Y, ¿Cómo lo ha hecho?, por medio del arte y la cultura.
Con el teatro, en la antigua Grecia, la relación del pueblo con estas practicas era muy estrecha, pues reflejaba su realidad, pero de una forma en la que el que la sufría era el actor y no él el afectado directo. En la danza, que primero se da de forma religiosa dedicada a sus deidades naturales, posteriormente de forma recreativa e ideada con el puro fin de la diversión, de fiesta, de festejo o simplemente por gusto, y finalmente la expectativa o espectacular en la que unos bailan y otros los espectan.
La poesía, que fue unas de las primeras expresiones artísticas que creó el hombre para expresar su sentir. La oratoria, que ha sido producto de nuestros primeros intentos de comunicación y que vino acompañado al invento de la palabra que nos permite entendernos al comunicarnos.
Y, finalmente, la música, elemento con el que nos relacionamos desde antes de venir al mundo, pues el acompasamiento de los latidos del corazón, la respiración y el ruido externo desde que venimos en el vientre de nuestras madres, nos acompañan durante la etapa de desarrollo.
Todas estas expresiones artísticas, por muy diversas que parezcan y sean, tiene algo en común, que se realizan en comunidad, son populares y nacen del seno de la misma necesidad social de expresar o entender fenómenos que los rodean como sociedad. Pero en la actualidad, no todos tienen acceso a la práctica o a la mera apreciación de estas diciplinas, menos el pueblo a aquellos que sufren en carne propia la peor cara de la sociedad. En cambio, esta última, sin tener preocupación alguna por nuestra formación como hombres de bien, hombres cultos y capaces de apreciar el buen arte, nos vende música por la máxima ganancia que solo que atiende a los instintos más viles, a los sentimientos más superfluos de las personas.
Por tal motivo, el Movimiento Antorchista Nacional desde hace ya casi cinco décadas ha promovido el deporte, el arte y la cultura, pero no en el mismo sentido en el que lo maneja la sociedad, como mercancía ofrecida al mejor postor, sino como elemento determinante en la formación de hombre cultos, íntegros, nobles, capaces de sentir, de ser más humanos y relacionarse sanamente con sus semejantes. Hombres que logren apreciar la belleza del buen arte, que se eleven como hombres de bien.
Para lograrlo, no solo lucha porque se generen escuelas, teatros, casas de cultura que les permitan al pueblo y a los hijos del pueblo tener la posibilidad de practicar alguna de las disciplinas que mencione líneas arriba, sino también la sana competencia entre aquellos que hemos logrado contactar y adentrar en el arte y la cultura, desde niños de nivel preescolar hasta padres de familia que practican durante la semana alguna de las ramas artísticas y deportivas.
El Movimiento Antorchista realizará, el próximo 24 de septiembre su X Concurso Nacional de Voces en el estado de Hidalgo. A este evento asisten personas de todas las edades que antes pasaron por un proceso de preparación, de eliminación en cada uno de sus estados y que viajan desde Baja California y Quintana Roo hasta el centro del país para competir sanamente y representar a sus estados.
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