A lo largo de la historia, los gobiernos de derecha o conservadores han prohibido la organización del pueblo trabajador porque así conviene a los intereses de las clases explotadoras a las que representan, llámense capitalistas, feudales o esclavistas; es decir, a las clases que se han adueñado de los medios de producción y de la riqueza social.La riqueza de las clases explotadoras proviene del trabajo no pagado de los que producen con las manos los bienes que requiere la sociedad: al esclavo y al peón, se les explotó violentamente; y, el obrero vive en un sistema en el que en apariencia es libre, pero que en la realidad también está esclavizado al no contar con medios propios para producir, y para sobrevivir obligadamente tiene que vender su fuerza de trabajo a los patrones a cambio de un mísero salario.
Esta prohibición a organizarse es entendible en los gobiernos retardatarios, pero en un gobierno que se dice de izquierda como el de la 4ta es una verdadera aberración, algo que se aparta de la naturaleza del fenómeno, que lo contradice de raíz.El partido Morena del cual surgió el gobierno de la Cuarta Transformación, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, se ha autodefinido como de izquierda, como representante de la voluntad del pueblo, sin embargo, todas sus acciones van encaminadas a desunir a la gente, a desbaratar lo organizado y a evitar a toda costa la organización de los ciudadanos.
Veamos, apenas el pasado 10 de octubre por órdenes del gobierno federal se negó el estadio de fútbol "Víctor Manuel Reyna" de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas para que los antorchistas del regional Sureste llevaran a cabo su evento de festejo del 45 aniversario, a pesar de que ya había sido autorizado semanas atrás y que se había pagado la renta total por parte de los organizadores; a esta negativa se sumó la amenaza de que "habría consecuencias" en caso de realizarlo en otro lugar.Este hecho es un atentado contra los derechos constitucionales de organización, de reunión pacífica y de manifestación de las ideas por parte del gobierno federal.De manera prudente, la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista decidió suspender el evento para evitar provocaciones y la represión abierta en contra de los antorchistas del sur del país.
Si el gobierno federal considera que de esta manera acabará con la organización popular, está en un error, este hecho tarde que temprano se le revertirá, pues no solo a los más de 60 mil antorchistas que asistirían al evento en Chiapas les quedará claro el carácter dictatorial y represor del gobierno que encabeza López Obrador, sino que tal noticia se expandirá como trueno en el país entero; seremos millones de voces que nos uniremos para denunciar este hecho represivo e ilegal.
El próximo 20 de octubre en Tijuana, Baja California, miles de antorchistas se reunirán para festejar el 45 aniversario y harán la respectiva denuncia en el norte del país; el 10 de noviembre próximo, más de 150 mil antorchistas del Regional Centro II con sede en Puebla harán lo propio; y en el mes de diciembre otros 150 mil antorchistas del Regional Centro I, se reunirán en la Ciudad de México para lanzar un grito de protesta en contra de la injusticia social y en particular denunciaran la represión sufrida por nuestros compañeros de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.Los antorchistas de estas entidades saben que no están solos y el gobierno federal también debe entenderlo: los antorchistas somos un solo hombre y estamos dispuestos a defendernos los unos a los otros, a costa de lo que sea.Desde aquí nuestro saludo fraterno, compañeros antorchistas del sur.
Ya con anterioridad, el gobierno de la 4aT ha venido destruyendo todo aquello que huela a organización, como por ejemplo, los comedores comunitarios y las estancias infantiles, y ha combatido a todas las asociaciones no gubernamentales, lo que implica que es un verdadero enemigo del derecho de organización de la gente, derecho que está establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ley que para que existiera en el país, el pueblo mexicano tuvo que derramar mucha sangre, es un derecho que el pueblo conquistó con la lucha y que ahora un gobierno que dice defender al pueblo lo quiere transgredir.
Todos debemos de razonar muy bien estos acontecimientos pues son sumamente peligrosos, pues el partido en el poder, gracias al hartazgo político que habían generado los otros partidos, logró atraer la simpatía de millones de mexicanos para que votaron por él y hoy a través de los medios de comunicación, el control que tiene sobre los otros dos poderes y con la entrega de dinero directa a la gente, está manipulando a una gran parte de la población, toda vez que habla a nombre del pueblo pero en la práctica lo está incapacitando para actuar.Se aluden los intereses del "pueblo" para legitimar los despropósitos del gobierno.Pero un gobierno verdaderamente revolucionario hace totalmente lo contrario, organiza y educa a las masas populares para que vigilen las acciones de sus funcionarios y los defienda de los ataques de las clases poderosas del país y del extranjero.
A través de los medios se le hace creer a la población desinformada que la van ayudar y que las cosas van bien en el país, que es cuestión de tiempo para que veamos todos los problemas de la pobreza y la injusticia resueltos, cuando en realidad todo apunta en otro sentido: que la pobreza no se acabará y por tanto los problemas que ésta acarrea, como por ejemplo, la falta de empleo, de servicios básicos, los problemas de salud, la falta de desarrollo en el campo y de infraestructura educativa, la inseguridad, etc., cada día se irán incrementando con un gobierno que no respeta los derechos más elementales del pueblo.
Ante esto, la salida está en la organización y la toma de conciencia de las clases trabajadoras del país sobre la necesidad de construir una nación más justa, en la que la riqueza se distribuya de forma más equitativa, pero esta solución no caerá del cielo será obra del pueblo pobre organizado y consciente del papel que juega dentro de la sociedad.
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