Fernando Maldonado publicó un texto titulado “Los falsos redentores”, en el que calumnió al Movimiento Antorchista porque se opuso a la verificación vehicular, impulsada y legalizada, por el Gobierno del estado de Miguel Barbosa Huerta, quien falleció el 13 de diciembre del año pasado. Veamos lo que dice.
“El recién fallecido Miguel Barbosa se planteó tomar decisiones en materia de política pública, (para) hacer lo que según su criterio fue lo mejor para Puebla y su sociedad. Por esa razón, no le tembló la mano a la hora de rediseñar el programa de verificación vehicular, impopular pero indispensable para propiciar sanear el aire que millones de habitantes respiran cada uno de los 365 días del año”. Hasta aquí la cita textual.
Fernando Maldonado comete varios errores de lógica. Primero: Barbosa no decidía por sí mismo lo que era mejor para Puebla, sino que lo acordaba con la clase empresarial. Por esa razón, para mostrarse ambientalista hizo lo más fácil: cobrar un impuesto a los propietarios de los carros, afectando a quienes poseen vehículos viejos, para hacer un negocio de donde saldrán cientos de millones de pesos que se podrían usar en lo que el góber ordenara. Segundo, para sanear el aire en Puebla, señor Maldonado, no es necesario el negocio de la verificación, porque eso es igual a curar el cáncer con pastillas para el dolor de cabeza.
¿Quieren acabar con los carros que contaminan mucho? Que haya trabajo para todos y salarios muy bien pagados y la gente comprará carros que contaminen menos. ¿Quieren menos carros? Que el gobierno mejore el transporte público, comprando microbuses para la capital y los municipios; la gente no tendrá necesidad de usar vehículo particular. Y ¿quieren que haya menos contaminación? Pónganle un alto a las empresas, que son las que realmente contaminan el aire que todos respiramos.
En octubre de 2022, El Sol de Puebla "realizó una exhaustiva búsqueda en el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes, estudio que realiza periódicamente la Semarnat para auditar la polución que emiten las principales empresas del país. Así se descubrió que son, por lo menos, 18 las principales empresas que contribuyen al degradamiento de la calidad del aire en el estado”. Gabriela Pérez Castrestana, Doctora en Ciencias Ambientales por la BUAP, dice la nota, “refiere preocupada que, si bien existen Normas Oficiales Mexicanas (NOM) para regular la expulsión de contaminantes en las empresas, no hay ningún parámetro que determine el límite de sustancias perniciosas para la población. Esto detona una enorme amenaza para la gente que habita sobre todo en las cercanías a las fábricas”. Eso, señor Maldonado, lo afirma una especialista. Usted debería investigar, para opinar de forma inteligente y no dar vergüenza con su ignorancia.
Pero le facilito el trabajo. Busque esta nota: “Empresas de Puebla que más contaminan el aire; Bimbo en la lista, pero no es la primera”, publicada en septiembre de 2022. “Hasta 2020, de acuerdo con la Semarnat, las empresas con mayor responsabilidad sobre la contaminación atmosférica en la ciudad de Puebla fueron las metalúrgicas, automotrices, químicas, así como las de la industria de la construcción y la producción de pinturas”. ¿Si capta o no capta? Si Barbosa hubiera querido sanear el aire, entonces debió ponerle límite a la contaminación que generan las empresas y cobrarles impuestos millonarios, con los cuales se repararan los daños que le causan al medio ambiente.
Un artículo de la investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales, Samira Sánchez, dice que no todos los individuos contaminan en los mismos niveles al medio ambiente: “un informe de Oxfam, en 2021, reveló que el 1% más rico de la población mundial es responsable de más de 52% de las emisiones acumuladas en la atmósfera. Por tanto, hacer que todos paguen por igual los costos de la contaminación es una injusticia”. Y lo cierto es que, si lo vemos en términos de proporción con respecto a la riqueza individual, con la verificación vehicular los pobres pagan mucho más que los ricos. Pero eso no lo analiza Maldonado, porque no le interesa el medio ambiente, sino quedar bien con quien le paga.
Ah, pero eso sí, él nos acusa a los antorchistas de ser unos vividores: “Por décadas, es sabido, Antorcha Campesina ha lucrado con la pobreza y se ha beneficiado del clientelismo aceitado con millones de pesos de gobiernos del PRI y del PAN, sin distingo alguno”. ¿Lo prueba? No. Con ese "es sabido”, el tonto columnista cree que prueba su acusación. Qué bárbaro.
En noviembre de 2022 lo dijimos en un artículo titulado “Contra Maldonado y el periodismo etílico (y mentiroso)”: “Fernando es un viejo columnista poblano. Se hizo famoso cuando le sirvió al PRI, hace más de 12 años. También trabajó con el PAN y se le conocen los acuerdos dinerarios que hizo con la mano derecha del gobernador. Después de 2019, con el cambio de partido en el Gobierno estatal, Fernando se quitó las prendas azules y se vistió de color vino, como Morena. Todos los días nacen de su cabeza las mejores formas de alabar a Miguel Barbosa Huerta y las mejores mentiras para atacar a los enemigos del góber. Y le pagan bien”. ¿Cuánto le pagaban con el PAN? Cada mes, Fernando Maldonado llegaba a las oficinas de la vicegubernatura, según le decían varios periodistas, y ahí le daban 50 mil pesos contantes y sonantes. El trato duró desde el final del periodo de Moreno Valle como gobernador y durante el gobierno de Gali Fayad. Más de dos años, dicen los que saben. Una multiplicación nos dice que el PAN lo aceitó, como dice él, con 1.2 millones de pesos, para que estuviera contento y los alabara.
¡Y estaba contento Maldonado! El 12 de marzo de 2017, el entonces gobernador de Puebla, José Antonio Gali Fayad, invitó a los periodistas a una comida en Casa Puebla. Entre otros, llegaron también Maldonado y su amigo, Enrique Núñez, director de Intolerancia. Ambos comieron y bebieron con las ganas de quien no va a pagar. Tanto así que, por la noche, transmitieron en vivo su programa “Deztrozando la noticia” con un celular que apenas se sostenía de ebrio y dos periodistas echando copas. Fueron la burla de la prensa y de los políticos. La historia completa y el video están en internet.
Al final de la columna, dice Maldonado: “(El nuevo gobernador de Puebla, Salomón) Céspedes Peregrina cerró el mes de enero con enormes presiones políticas en diversos frentes, principalmente por quienes asumieron como bandera la oposición al programa de verificación vehicular. (…) Buscan el reflector y reconocimiento al tiempo de tensar la cuerda para probar la voluntad de diálogo de un Céspedes Peregrina que, ya advirtió, no habrá marcha atrás”. Fernando se equivocó. El gobernador Céspedes anunció cambios importantes en la verificación el martes 7 de febrero, gracias a una visión más seria del problema. Desde luego, aún hay cosas para resolver en este tema, pero se agradece la sensibilidad y la voluntad política. ¿Para quién escribe, entonces, Fernando Maldonado? Para la Secretaría de Gobernación, en donde quedó lo más duro del barbosismo. Para Maldonado es una lástima que le quede poco tiempo en el poder a ese grupo político. Y entonces, ¿a quién se venderá? Ya lo veremos.
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