El problema de la educación forma parte de una de las grandes deudas que el Estado mexicano no ha podido saldar con su pueblo desde la Revolución de 1910. Ha estado marcada por la desigualdad y la marginación. Morena llegó al poder con la promesa de transformar al país; sin embargo, los cambios que estamos viendo están encaminados al deterioro.
Desde su llegada, se planteó la eliminación de la reforma educativa, que, si bien no cumplía con los requisitos para que la educación mejore, la 4T tampoco ha sido capaz de brindar una alternativa clara de lo que se debe hacer. Al contrario, se ha caracterizado, como en todas las áreas de la administración pública, por la improvisación. La primera secretaria de Educación fue Delfina Gómez, quien jamás hizo nada por la educación durante la pandemia, lo que significó un fuerte atraso educativo para millones de niños y jóvenes. Además, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades en el manejo de dinero durante su gestión por varios millones de pesos.
Pero más allá de esta anécdota, lo cierto es que no hay un proyecto integral, bien pensado y a largo plazo para mitigar los rezagos. Seguimos siendo unos de los países que menos invierte, y no solo eso, sino que el desarrollo educativo se hace de forma desigual. Como todos sabemos, muchas zonas del país no cuentan con las condiciones mínimas, escuelas hechas con lo que la gente tiene a la mano, ya sea madera, lámina o cartón; la falta de servicios básicos en las escuelas como luz, agua, drenaje; ni hablar de laboratorios o tecnologías de la información, pues todo eso no existe en un gran número de escuelas. Lo que les espera a esas generaciones es seguir excluidas del conocimiento.
Así mismo, la situación de pobreza de las familias es un factor fundamental para el buen aprovechamiento, pero de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 23 por ciento de la población mexicana vive en pobreza alimentaria; de igual manera, el mismo organismo informa que el 55 por ciento de los hogares mexicanos tiene alguna carencia alimentaria.
Entonces, cómo se pretende un buen aprovechamiento si miles de jóvenes de zonas rurales asisten a la escuela con el estómago vacío. En el país existía un programa destinado a brindar alimentación a estudiantes, las llamadas escuelas de tiempo completo, que AMLO eliminó por considerar que había corrupción, pero nuevamente, no implementó nada para todas aquellas familias que se beneficiaban con el programa.
Lo que la 4T ha presentado como la gran solución a los grandes problemas educativos han sido las becas, pero esta no es sino la salida más fácil al problema, pues no requiere de la creación, gestión y mantenimiento de espacios nuevos que permitan dar mayor cobertura y elevar la calidad educativa
Por si fuera poco, nuestro sistema educativo adquiere una forma de cuello de botella, pues de todos los que entran a la primaria, muy pocos llegan a entrar a la universidad, y para el nivel de posgrado la cifra es aún menor. La cobertura es muy baja en el nivel superior, pues solo el 27 por ciento de la población de entre 23 y 34 años está en la universidad.
La Nueva Escuela Mexicana, propuesta de la 4T, tampoco presenta esperanzas para mejorar la educación, sino que es parte de las ocurrencias con las que están acostumbrados a gobernar. Muchos llamados se han hecho ante la reducción de las lecciones relacionadas con las Matemáticas, que son parte fundamental para el desarrollo científico. Pero como siempre, las respuestas son las mismas, la 4T no es capaz de aceptar un error, pues para ellos todo es una campaña mediática.
Lo que la 4T ha presentado como la gran solución a los grandes problemas educativos han sido las becas, pero esta no es sino la salida más fácil al problema, pues no requiere de la creación, gestión y mantenimiento de espacios nuevos que permitan dar mayor cobertura y elevar la calidad educativa. La alternativa de regalar dinero es malgastar el presupuesto. Va quedando claro que esta medida tiene como única finalidad la compra de votos, no hay más. Alguien que se preocupa por la educación construye obras que permanecerán en el tiempo y no se espera que le agradezcan como si ellos fueran los dueños del dinero que se reparte.
Estas son solo algunas muestras de lo que pasa en el país. El gobierno de López Obrador ha demostrado que la educación del pueblo mexicano no le es importante. A él y a la clase para la que gobierna les conviene un pueblo ignorante. Por eso, si los estudiantes pobres y marginados quieren sacudirse estas políticas retrógradas, deben exigir de manera unida una mejor educación en todos los sentidos: mejores instalaciones, mejores servicios, maestros preparados al servicio del pueblo, seguridad en las escuelas, etcétera. Nada de esto se solucionará de otra manera, ni el Estado ni mucho menos el sector privado proporcionará la educación que nos merecemos los pobres.
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