Entre las colaboraciones que bondadosamente me han permitido dar a conocer en esta prestigiada revista, me he ocupado de problemas de índole general; sin embargo, en esta ocasión considero útil hacer algunas reflexiones sobre el problema concreto que enfrentamos los integrantes del Movimiento Antorchista de Zacatecas.
Primero los hechos. Hace 23 años un grupo de padres de familia, profesionistas y estudiantes, impulsaron la creación del Plantel Trancoso del Colegio de Bachilleres del Estado de Zacatecas (Cobaez). Como en todos los casos se partió de cero, la batalla inicial fue por conseguir un terreno donde incluso se dieron conatos de agresión que debieron repelerse por parte de los interesados. Luego, vino la batalla por las aulas: en un primer momento las clases se tomaban en salones improvisados con material de reciclaje, en casas particulares e incluso habilitaron un camión para impartir cátedra; pero la ilusión de prepararse y seguir adelante resistió todas las inclemencias, imagine usted amable lector los calores de verano o el frío invierno en un estado de clima extremoso como Zacatecas.
Poco a poco se lograron materializar las aulas dignas, se surtieron butacas cómodas y hasta un domo donde se realiza actividad deportiva y cultural; todo ello mediante la lucha tenaz y decidida de la comunidad trancoseña y el apoyo irrestricto del antorchismo.
Pues bien, todo ese esfuerzo colectivo fue encabezado desde el año 2009 por Martha Delia González Olivas, que con determinación y paciencia emprendió gestiones en distintas instancias y, no pocas veces desafiando a la institucionalidad, tuvo que levantar la voz exigiendo mejores condiciones de estudio para los jóvenes. A partir del año pasado fue objeto de la hostilidad de las autoridades del Cobaez que le hicieron saber a la maestra Martha, como le llamamos sus compañeros, que sería removida de su cargo y la dirección del plantel se sometería a concurso.
Ahí empezó un auténtico calvario para nuestra compañera. Al intentar evaluarse una funcionaria menor le impidió siquiera ingresar sus documentos al sistema sin razón alguna, sólo le dijo que no cumplía los requisitos y se le negó la constancia sobre la negativa, pero a otros docentes que no “cubrían los requisitos” sí se le permitió la inscripción al proceso. La petición del documento escrito se hizo también a la maestra Mirna del Rocío Garza, directora general del Cobaez para que la interesada se enterara de los motivos del rechazo pero no hubo ninguna respuesta.
No quedó otra salida que acudir a la justicia federal para solicitar un amparo por el atropello a los derechos laborales otorgándole una suspensión provisional a nuestra compañera, pero en una burda táctica muy de moda, los directivos del Cobaez se negaron a recibir las notificaciones “pues estaban de vacaciones”, pero en contraparte se efectúo una ceremonia donde nombraron una nueva directora, o sea para ser notificados estaban de vacaciones, pero para atropellar derechos laborales, si estaban en funciones, ¡vaya lógica profunda!
Como parte de la gestión, mis compañeros acudieron a las oficinas de la Unidad para el Sistema de Evaluación de los Maestros y Maestras (Usicamm) obteniendo una entrevista con el titular del área jurídica. El doctor Miguel Ángel Guerrero manifestó que no debió ofrecerse la plaza, pues la reforma derogada en 2018 no obligaba a evaluar a los docentes nombrados antes del 2013, es decir que a González Olivas le están aplicando una ley retroactivamente.
Segundo. Los atropellos al Estado de derecho. Al impedir evaluarse, sin justificación alguna se le vulneraron los derechos laborales, al negarse a dar respuesta se atropelló el derecho de petición, y al ignorar un amparo emitido por un juez federal que otorgó la suspensión provisional se violentó la protección de la Ley de Amparo que salvaguarda contra los excesos de la autoridad.
Es verdaderamente educativo y gratificante ver como se suma el respaldo solidario y sin nada a cambio se organizan en pueblos y colonias de Trancoso, y de diversas latitudes para acudir a demostrar su inconformidad por el abuso que se aplica al proyecto educativo mencionado
Una y otra vez se habla del Estado de derecho, de los Derechos Humanos, de la promoción de valores e incluso los funcionarios que toman protesta de ley, juran guardar y hacer valer la Carta Magna, pero como vemos en esta suma de atropellos eso resulta un mito, un discurso grandilocuente que no se materializa y por el contrario se manipula al antojo de quien tiene poder. En conclusión, el Estado de derecho es una ficción, aunque resulte doloroso aceptarlo.
Tercero. La solidaridad popular y la fraternidad antorchista, es una realidad innegable. Desde el primer día que se inició el proyecto de la escuela, cuantas veces se hizo necesario acudieron solidariamente a dar la pelea por materializar la infraestructura existente. Cuando iniciaron las hostilidades vino de inmediato el respaldo a través de escritos, manifestaciones espontáneas o pronunciamientos en las redes sociales, todas ellas acciones en apoyo y solidaridad que no pretenden recibir algo a cambio, simple y llanamente respaldar el trabajo de 14 años al servicio de los jóvenes por parte de la Maestra Martha.
Al momento de escribir estas líneas (30 de agosto), han pasado 17 días desde que pacíficamente a las afueras de la institución se encuentra un nutrido grupo de padres de familia, estudiantes y pueblo organizado de diversas latitudes que de día y de noche se encuentran a las afueras del plantel impidiendo que se consume el atropello.
A partir del martes 22 del presente mes iniciaron las clases. El personal docente y administrativo mantiene funcionando la institución en orden, con entusiasmo, pero inconformes con los atropellos que padece su compañera. Es verdaderamente educativo y gratificante ver como se suma el respaldo solidario y sin nada a cambio se organizan en pueblos y colonias de Trancoso, y de diversas latitudes para acudir a demostrar su inconformidad por el abuso que se aplica al proyecto educativo mencionado.
Nada a cambio reciben los plantonistas, sino que acuden gustosos sabedores que su lucha es por la justicia y contra el abuso de poder; con una gran fraternidad conviven maestros, estudiantes o dirigentes que comparten un plato de frijoles o nopalitos, dando muestras de fraternidad que en estos días poco se ven.
Quiero resaltar esto último, pues en estos momentos en que todo es mercancía, en que casi nadie sin nada a cambio de algo, en donde imperan los intereses personales, resulta una proeza y un acto digno de destacar la unidad, la hermandad, la solidaridad y el apoyo mutuo de quienes saben que su fuerza radica en su hermandad, pues solos son “polvo humano” y más se alimenta el ánimo cuando se constata la fraternidad desde diversas latitudes del país. Lo dicho, nosotros ¡somos un solo hombre y un solo ideal!
En suma, la ley y el Estado de derecho se vulnera recurrentemente, el pueblo está indefenso ante los abusos de los poderosos y la hermandad, la solidaridad, el apoyo mutuo que nos ha enseñado la organización y particularmente el maestro Aquiles Córdova Moran, es el único recurso que nos queda a los menesterosos de la patria.
Nadie debe dudar que ante cada agravio, dificultad o adversidad que enfrentemos en la lucha diaria, no podemos sorprendernos: la ley está al servicio de los poderosos, y ante ello no queda otra salida más que la unidad inquebrantable del pueblo trabajador. Por ello agradezco la solidaridad de todos mis hermanos antorchistas, ¡estamos seguros qué más temprano que tarde venceremos!
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