En la actualidad no existe un sector de la sociedad mexicana que se haya escapado de las consecuencias surgidas a raíz de las equivocadas políticas económicas del actual gobierno de la 4T que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador; la pandemia es solo un factor que vino a acelerar este fenómeno que ya se dejaba ver a unos meses de haber llegado al poder la actual administración. Hablando claramente, desde las administraciones pasadas ya el poder adquisitivo de la gente común estaba disminuyendo, es decir, los ingresos cada vez alcanzaban para menos productos básicos y elementales si hablamos de la canasta básica. Ahora, este fenómeno se ha agravado por la pérdida de las fuentes de trabajo, pues no solo las grandes fábricas se han visto obligados a reducir el personal de trabajadores; las pequeñas industrias sobreviven con dificultad y las pequeñas empresas, si el término es correcto, han sufrido la muerte súbita, pues sus propietarios se han declarado en quiebra cerrando definitivamente sus negocios para no quedarse en la miseria. Si así está la situación para los empresarios, para los trabajadores es más trágica. Según el Inegi, son más de 31 millones de personas que han dejado de percibir un ingreso, porque han perdido la única fuente de empleo que les aseguraba el sustento familiar.
Antes del periodo vacacional y aun en estos días, en el estado de Guerrero se observaron manifestaciones poco comunes; varios grupos de comerciantes establecidos y vendedores ambulantes, prestadores de algún servicio, como masajes, baños públicos, restauranteros, etc. principalmente en los centros turísticos y en la capital del estado, su exigencia era que los dejaran trabajar. Es común ver manifestantes exigiendo solución a una demanda de tipo material, como agua potable, electrificaciones, construcción de escuelas, etc. o la exigencia de justicia por algún abuso cometido en contra de ellos, pero el hecho de pedir que se les permita trabajar ya no es común, todo esto tiene su lógica. Es cierto que las medidas establecidas para disminuir el contagio de la covid-19, impuestas por la autoridad son necesarias; sin embargo, el Gobierno federal tiene la obligación de dar alternativas para que los trabajadores afectados por las medidas, puedan solventar los gastos elementales de sus familias. Otros países, sus respectivos gobiernos lo están haciendo, uno se pregunta ¿Por qué el gobierno mexicano no lo hace? La respuesta es sencilla: la clase económica y el grupo político que tiene el poder actualmente en nuestro país, no le interesan los problemas del pueblo, aunque grite a los cuatro vientos que ¡primero los pobres!
En la capital del estado, la semana pasada se manifestó un grupo, conocido como el gremio de la industria de la masa y la tortilla, pidiéndole al presidente de la república que les vendiera maíz. si bien es cierto que este “gremio” es un monopolio que tiene acaparada la producción de la tortilla por un grupo muy reducido de propietarios, también es cierto que generan fuentes de empleo dándole trabajo a un número considerable de ciudadanos y que, además, el producto que elaboran es un alimento básico, elemental diría yo, de la dieta de los mexicanos. De tal manera que cualquier alteración en los precios golpea de forma directa los bolsillos de la gente más pobre. Pues todos sabemos que la tortilla de maíz es el alimento de mayor producción y consumo en México, este producto provee aproximadamente el 50% de las proteínas, el 70% de las calorías y el 49% de calcio. Aunque parezca exagerado, en algunos lugares este es el único alimento de muchos mexicanos y cuando les va bien lo acompañan con frijoles. De tal manera que la producción anual de la tortilla en nuestro país pasa de los 12 millones de toneladas y el consumo per cápita es de 120 kg.
Desde el mes de febrero, en la mayoría de estos negocios, cuando menos en Chilpancingo y en Acapulco, los propietarios colocaron cartulinas fosforescentes anunciando el nuevo precio de la tortilla. De 17 pasaba a 19 pesos el kilogramo, no había cumplido un año que el precio se había incrementado casi al 40%. Ahora, a finales de abril en Chilpancingo, Iguala y Acapulco, hay tortillerías que dan el kilo a 23 pesos. La realidad es que los gastos de operación se han disparado en esta rama productiva a raíz del incremento de los insumos como el gas, la gasolina, la energía eléctrica, las refacciones y hasta la materia prima. Por ejemplo, el gas, desde diciembre a la fecha ha tenido un incremento de 30%, el kilo está a 12 pesos, mientras que a finales del año pasado lo compraban a ocho pesos con ochenta centavos: la gasolina empleado para el traslado del maíz y el equipo de reparto, en Chilpancingo está el litro a 22 pesos, y en tres gasolineras a 25 pesos, la más cara en el país.
El incremento del precio de la tortilla, saca a la luz otro problema ligado al gremio tortillero, es el caso que la materia prima, es decir el maíz ha tenido también un incremento en su precio, porque hay escasez del grano en el mercado guerrerense, a pesar de que la producción de maíz en el ciclo primavera verano del año pasado fue una de las mejores en los últimos tiempos, por la sencilla razón de que casi el 80% de la producción la adquirió la empresa paraestatal Seguridad Alimentaria Mexicana (Salgamex) a un precio de garantía de 4,650 pesos la tonelada, pero la tiene acaparada en distintas bodegas en el estado y no la quieren vender a particulares, argumentando que ese producto se vendería solo en las tiendas que antes eran Conasupo. Para darse una idea de la cantidad de grano que compró la paraestatal basta con saber que la producción promedio de maíz en el estado es de 2.79 toneladas por hectárea, en la región de la costa chica se sembró 125 mil has. La región centro 76 mil has. La región de la costa grande 71 mil has. La zona de tierra caliente 63 mil has y la región de la montaña 48 mil has. Mucho maíz acaparado. De ahí la protesta del gremio tortillero que pedían que Salgamex les vendieran el maíz, porque están comprando en Sinaloa y en Jalisco a 5,900 pesos la tonelada más el costo del traslado todo eso ha originado que el precio de la tortilla esté a 23 pesos el kilo. Pero hay muchos rumores que en las bodegas de Salgamex, cuando menos en Chilpancingo y en la comunidad del Limón, en el Municipio de Tecoanapa, en la Costa Chica, tienen almacenadas miles de toneladas en un completo abandono y echándose a perder, con gorgojo, incluso a la intemperie y con los costales degradados por el sol. Es un secreto a voces que el anterior delegado de Bienestar (antes Sedesol federal) lo adquirió para la compra de votos, pues su sueño de este exdelegado era ser gobernador del estado, como no pudo ser el abanderado de Morena y tampoco se define el caso de Félix macedonio, este asunto es una papa caliente que nadie quiere meter las manos.
A fin de cuentas, por toda esta situación, los más perjudicados son los consumidores, el sector más vulnerable, cuyo alimento principal de su dieta alimenticia es la Tortilla, que, desde antes de la pandemia, el nivel de vida era ya demasiado precaria, ahora con la pandemia, la pérdida del empleo, la reducción del ingreso y el nulo apoyo gubernamental, la mayoría de la población ya está sufriendo en carne propia las consecuencias de las malas políticas económicas gubernamentales, de la entrega de dinero con el único fin de asegurar votos para que ese grupo continúe en el poder, en lugar de crear fuentes de empleo para la sociedad. Los de la 4T hacen exactamente lo que criticaron a los gobiernos anteriores y en algunos casos han perfeccionado los métodos de engañar al pueblo y en otros casos, han llegado al cinismo. Los campesinos Guerrerenses, productores del maíz salen perjudicados por todos lados, la cosecha se la compraron a un precio muy por debajo de su valor, les pagaron meses después de haber entregado su producción y ahora tiene que comprar la tortilla a un precio muy alto. Estamos a tiempo de frenar esta situación, se nos presenta la oportunidad de nivelar el peso político de morena en la cámara de senadores y en el congreso de la unión, debemos valorar bien nuestro voto para este 6 de junio y no votar por ningún candidato de morena, ya vimos que no representan, ni defienden al pueblo, en este poco tiempo que están gobernando han demostrado que quieren el poder para fines muy mezquinos, muy alejados de los intereses del pueblo trabajador, que es el único que genera la riqueza y que es el que peor vive. Pero no debemos olvidar que el pueblo tiene que organizarse y conquistar el poder político para cambiar el modelo económico, y repartir mejor la riqueza social.
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