Hace unos días, se cumplió ya un año de que Morena ganó el gobierno de Nayarit el partido de Morena, y, como todos vimos, también ganó en los tres niveles de gobierno, la gubernatura, los municipios y las diputaciones locales, y generó una gran expectativa en el pueblo pobre.
Es bien conocido que todo el pueblo de México, incluyendo el de Nayarit, al momento en que los de Morena ganan el poder, ya estaba harto de los gobernantes indiferentes, de oídos sordos y tranzas que solo veían el poder para enriquecerse más, nunca se acordaban del bienestar de la gente.
Ante un hartazgo social, las promesas de Andrés Manuel López Obrador de acabar con la pobreza y la corrupción a nivel nacional, y el mensaje de una joven ingeniera que prometía también un cambio verdadero, hicieron que el pueblo votara por esta nueva opción, repito, buscando siempre que las cosas cambiaran.
A un año ya de este suceso, creo que es importante decir algo al respecto. Primero, recordemos algo de los mensajes de los miembros ganadores de la 4T en este estado, vayamos al mensaje prometedor y de esperanza para la gente de Tepic, en voz de María Geraldine Ponce en su toma de protesta quien dijo que “… el pueblo habló y se hizo escuchar, salió a votar y dejó muy claro quién manda ahora, porque desde hoy en Tepic mandan las mujeres y los jóvenes, la gente del campo y la ciudad, los que producen y trabajan, los que nos cuidan y nos curan, los y las comerciantes, quienes viven para servir a su comunidad…”
“… Hoy, siento un anhelo compartido de un cambio verdadero, que nos alcance a todos…en sus caras veo alegría, en sus caras veo la ilusión y la esperanza, en sus caras veo las ganas de hacer que las cosas sucedan de una manera distinta a como las estábamos viendo…en sus caras veo también agravio y el anhelo de un Tepic más justo y parejo…”. (discurso tomado del Facebook de Geraldine Ponce 17 de sept 2021).
En Antorcha lo dijimos en su momento, que todo lo que decían los candidatos morenistas eran solo discursos que endulzaban el oído de los ciudadanos, como esos del combate a la corrupción, de cero impunidad; ya entonces declaramos que era falso lograr esas cosas dado que los candidatos de Morena, empezando por AMLO, salieron del PRI y reciclados de otros partidos políticos, que eran lo mismo del pasado, y que sus propósitos de cambiar las cosas sin modificar la estructura económica de nuestro país eran ilusiones para ganar votos.
Hoy, la realidad nos da la razón, hay más corrupción, más impunidad, más pobreza, más inseguridad, el poder sigue en manos de los pudientes estatales y nacionales y las promesas que se hicieron nomás no se cumplen.
En el caso de la presidenta municipal de Tepic, igual, ya escuchamos su mensaje al asumir la presidencia, en el que reconoce que el pueblo le dio su voto porque éste ya estaba agraviado, porque la gente pedía una manera distinta de hacer política donde primero estuvieran los pobres, donde se tomara en cuenta a los distintos sectores de la sociedad y se formara un Tepic más justo y más parejo. En pocas palabras, se prometió una ciudad donde el pueblo mandaría.
Hoy, la gente acude a su presidenta municipal y a sus funcionarios y nada más no se hace justicia, no se le atiende ni se les dan soluciones a sus reclamos.
Es ciertísimo aquello de que es en la práctica donde se comprueba la veracidad de las cosas, donde en los hechos se demuestra si hay en verdad una correspondencia entre el discurso y el trabajo que se hace en la sociedad.
Podemos decir que aquel mensaje de hacer justicia a los más pobres no se ve porque no hay obra social grande que este transformando la vida de los tepicenses, como serían proyectos de carreteras, pavimentaciones, drenajes, grandes puentes, un programa agresivo de regularización de todos los asentamientos irregulares, mejoramiento de vivienda, pavimentación de caminos rurales y otras obras tan necesarias.
Podrá haber ayudas monetarias para los adultos mayores y demás programas federales en el municipio, que de paso diré, dichas ayudas solo sirven para comprar la conciencia de nuestra gente, pero la obra social para desarrollar las colonias populares y sus comunidades rurales no la hay, está ausente. Y, algo que sigue agraviando aún a la gente y que no se ha podido erradicar, -aunque lo halla prometido la presidenta-, es que en la nueva administración morenista a los problemas se les sigue dando de largas, es decir, te traen vuelta tras vuelta y no se resuelven, y la presidenta municipal nomás no aparece ante la gente que quiere expresarle sus demandas.
Por todo lo anterior, se repite a nivel local la realidad nacional. Las promesas de tener un cambio verdadero han quedado en el discurso, los problemas de los pobres no se resuelven y por eso se concluye que en Nayarit y su capital los cambios tan prometidos siguen pendientes. El pueblo pobre debe de tener presente esta realidad y en su momento oportuno cobrar su respectiva factura.
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