Ante la falta de solución a demandas legítimas de miles oaxaqueños, el pasado miércoles, mediante una comisión solicitamos audiencia con el Mtro. Alejandro Murat Hinojosa.
A inicios de este año, presentamos nuestras peticiones, en ellas, denunciamos rezago, por ejemplo, en la construcción de aulas escolares en la colonia 7 Regiones de la capital, gestionadas por Antorcha ante la Federación en 2017; pavimentaciones en Santa Rosa Panzacola, electrificaciones en San Pedro Ixtlahuaca y, conflictos agrarios en los que han muerto decenas de mixtecos humildes, entre muchas otras demandas.
Hemos asistido reiteradamente a las dependencias encargadas y, en últimas fechas, ante el gobernador mismo. Nunca se ha negado la legitimidad de las demandas ni los compromisos. A la luz de la clara política de contención contra quienes buscan hacer efectivos sus derechos constitucionales, entendemos que poco o nada va a solucionarse con nuestros reclamos, sin embargo, la finalidad última de éstos es demostrar la legitimidad y la necesidad de nuestra lucha, sobre todo, concientizar a quienes, como nosotros, enfrentan carencias sociales, de la urgencia de organizarse y exigir que los gobernantes inviertan en la mejora de las condiciones de vida de todos los oaxaqueños.
Un estudio de las carencias sociales en 2020 del Coneval, muestra rezagos, contrastados entre el promedio nacional y el estatal respectivamente: en educación, 17% contra 26.3%; en salud 21% contra 27%; en agua entubada, 4% contra 11%; en drenaje, 6.2% contra 22.4% por señalar algunos. Por otro lado, según la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, de 2019 a 2020 aumentaron 55% las quejas por despido injustificado, pasando de mil 300 a 2 mil 800 demandas, es decir, 4 mil 100 personas perdieron empleos formales, a esto hay que sumarle los empleos informales, cuyo indicador pasó de 73.1% a 73.9%.
Por otra parte, la inflación aumentó 6% y, a su vez, la canasta básica en 4.4%. Y para configurar un cuadro más completo de lo que realmente pasa, hay que mencionar el aumento en 15% de contagios de covid-19 en lo que va de la semana, lo que confirma que la tercera ola es una realidad, cuando en el estado se despide a personal médico que estuvo en la lucha contra pandemia y sale a la luz qué los medicamentos oncológicos se tienen que conseguir mediante donaciones de la iniciativa privada.
Esta descripción de la realidad contrasta con las declaraciones triunfalistas del gobernador del Estado y el presidente de la República, pues el primero, ha declarado que Oaxaca se afianza como el estado que más crece económicamente en el país al alanzar un incremento entre el 4 y 5%, el segundo, que se invierten más de 13 mil millones de pesos en Oaxaca en obras de infraestructura en el Istmo, con lo que según el mejorará radicalmente la vida de los ciudadanos. Los resultados de ese crecimiento y de estas inversiones no repercuten significativamente en las capas populares de la sociedad.
El que se equivoquen quienes cometen esos y otros excesos en la lucha por buscar solución a sus demandas, no significa que la manifestación sea algo ilegal, inútil o, en su defecto, culpa únicamente de los manifestantes. El creciente radicalismo de las protestas, es culpa, como se demuestra aquí, de la también creciente insensibilidad de los gobiernos ante las carencias y los reclamos que éstas provocan en la mayoría de la población que ve aumentar su pobreza de manera constante, sin que haya atención y mucho menos, adecuada solución.
Por lo tanto, con todo respeto, decimos a la opinión pública que ha llegado la hora de convencerse que no podemos seguir creyendo ni aceptando las declaraciones oficiales en las que se aplauden a sí mismos nuestros gobernantes. La realidad de la que ellos hablan, solo existe como argumento demagógico para calmar la inconformidad social ante las carencias que millones de mexicanos enfrentamos.
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