No es desconocido para nadie que los estragos que ha ocasionado la pandemia por covid-19 a nivel mundial son innumerables, y México no se queda atrás: entre ellos, ha cobrado miles de vidas, ocasionado desempleo, situaciones de violencia intrafamiliar, problemas emocionales y psicológicos, por mencionar algunos.
Pero hoy quiero hacer énfasis en lo que ha provocado en el sistema educativo. Si bien es cierto que la educación en nuestro país tiene un rezago en comparación con otros países, esta situación se ha agudizado con la pandemia. Hoy en día niños y jóvenes no cuentan con las herramientas mínimas necesarias para acceder a la educación a distancia (televisión, celular computador e internet), desde ahí ya hay una desventaja total en comparación con aquellos que sí las pueden medio costear, incluso en muy contados casos han tenido la fortuna de contar con un maestro con verdadera vocación, y sin importar poner en riesgo su propia salud se han acercado a sus comunidades implementando estrategias para que su alumnos continúen aprendiendo; al igual que muchos padres de familia, que con sus limitantes y sus carencias han puesto su mayor esfuerzo para que su hijos aprendan algo.
En realidad, o en paralelo, quien tendría que estar preocupado por un plan educativo en época de pandemia es el propio Gobierno federal y la secretaria de Educación, maestra Delfina Gómez Álvarez, que ha sido la encargada de darle continuidad al programa “Aprende en Casa”, sumándose a la causa diferentes televisoras para transmitir el contenido educativo en todos los niveles y que generó un gasto de alrededor de 450 mdp para dicho proyecto.
Desgraciadamente a este proyecto no se le ha dado un seguimiento específico. Los actores que tienen la obligación de hacerlo ni siquiera se han detenido a analizar si realmente es funcional para la mayoría de los estudiantes. Pareciera que éste solo fue implementado para que ellos pudieran gritar a los cuatro vientos que ya cumplieron, porque en teoría se escucha muy bonito, pero en el día a día, la realidad que se vive es totalmente diferente.
Por otro lado, tenemos a cientos de niños y jóvenes que han tenido que abandonar los estudios por falta de herramientas, desinterés de la familia, falta de recursos económicos, enfermedad o en el peor de los casos por el deceso de alguno de sus padres por covid-19, y como consecuencia se han tenido que convertir en proveedores para su familia.
Y nadie habla de esos casos específicos tan lamentables. A casi siete meses de haber iniciado este ciclo escolar 2020-2021, no ha sido de interés del Gobierno Federal ni de la SEP, tener una estadística del porcentaje de deserción escolar a causa del mal manejo que la autoridades correspondientes han tenido para enfrentar la pandemia en nuestro país y si lo han hecho, no se han encargado de difundirlo. Esto es una situación muy preocupante.
Queda claro que la educación en México no es una prioridad para aquellos que nos representan, que nuestros niños y jóvenes pasan a un segundo o más bien a un último plano, que sus verdaderos interesen son otros. Por lo anterior, exigimos al Gobierno federal y a la Secretaría de Educación Pública que se publiquen los datos reales y que implemente un programa en donde todo estudiante pueda seguir desarrollándose de manera eficiente y sea dotado de lo elemental para hacerlo, es lo menos que pueden hacer los funcionarios educativos por los estudiantes.
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