El 6 de octubre del presente, se dieron cita cientos de antorchistas en la plaza de la Bandera, para hacer entrega del pliego petitorio al presidente Municipal, Antonio Astiazarán Gutiérrez y al secretario de Gobierno, Álvaro Bracamonte Sierra. El primero, enfrente de la multitud, conformada por colonos, campesinos, estudiantes de la casa sonorense y obreros firmó y se comprometió a cumplir en la medida de lo posible las demandas planteadas. Bracamonte Sierra invitó al Comité Estatal del Movimiento Antorchista de Sonora a Palacio de Gobierno, donde, al igual que el alcalde, firmó.
Fue un gran evento político-cultural el que se vivió, bailarines de la casa del estudiante pusieron su talento, dando un buen bailable de Sinaloa, activista declamando, discursos de los dirigentes seccionales de Hermosillo y Huatabampo muy bien ordenandos y claros, por último, se escuchó el mensaje de nuestro dirigente estatal. Todas estas experiencias vividas en el evento, la alegría de las personas, no deberían pasar desapercibidas. Más allá de que las autoridades mencionadas tuvieran la disposición y sensibilidad de hacer compromisos de solución con nuestra organización, se debe entender en primer lugar la importancia de nuestro pliego petitorio.
Para ello, es necesario ver y profundizar en su contenido. Cada colono sabe que en sus comunidades hay necesidades de todo tipo: servicios básicos, escuelas, centros de salud, transporte, regularizaciones, etc. Todo esto imposibilita el pleno desarrollo de niños, jóvenes y adultos. Sin agua, ¿cómo se vive? Sin drenaje, hay insalubridad; sin escuelas, no hay educación. Son estas mismas, las que se anotan en un documento respaldado por firmas, lo que demuestra que la comunidad se puso de acuerdo y entiende que hace falta tal o cual cosa, es así, que al anexarlas por colonias y ejidos en los que se tiene presencia se forma el pliego petitorio estatal antorchista, al formarse se debe entender que, ahora, no es un grupo mínimo de ciudadanos los que le darán seguimiento, sino toda una organización completa, que en caso de ser necesario las defenderán, porque se ha entendido que son necesarias para una mejor vida.
Año con año, se ha realizado un pliego petitorio, donde si se hace memoria, se dará uno cuenta que no ha habido un solo gobierno en el estado que haya solucionado "por buena intención". Con Pavlovich, hubo largas jornadas de lucha e incluso se llegó a realizar plantones en protesta por incumplimientos, logrando así, con el pueblo organizado, ciertas obras y servicios, siendo muy pocos, comparados con las necesidades planteadas; con los anteriores gobiernos la negligencia ha sido característica principal. Pero, esto no se debe a que haya una racha de mala suerte para los de Sonora, o porque antes eran buenos y el poder los hizo malos o alguna otra cuestión, lo cierto es que no es gobierno del pueblo porque no pertenecen a la clase social del pueblo, por lo tanto, los intereses populares no les importan en lo absoluto, siguen las "normas" del sistema neoliberal, el cual les dicta que su función es cuidar los intereses de los poderosos.
Pues bien, limitarse o dejarse llevar por la ilusión de las promesas que se hicieron en el magno evento, es caer en un error grave. El pensar que ya no es necesario reunirse cada semana, discutir los temas urgentes de las colonias, leer el artículo de nuestro dirigente nacional por que ya todo será color de rosa, es abandonar la causa real del antorchismo. El luchar por mejores condiciones de vida es necesario y urgente; sin embargo, no es el fin último de nuestra organización. Hoy más que nunca, es necesario estar al pendiente de las indicaciones de nuestros representantes, apoyarlos y participar en lo que nos propongan.
Por lo tanto, el histórico evento realizado en días pasados, debe recordarse por los años venideros, pues que dos funcionarios de alto nivel den su palabra con su pueblo no es cualquier insignificancia, nos reconocen como organización que vela por los intereses de los más humildes, debe servirnos como base para que el día de mañana los vientos soplen en otra dirección, estar preparados. Mientras tanto, el voto de confianza está dado.
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