Desde el marco del Nuevo Modelo Educativo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de 2018, en el que se introdujo con énfasis la educación socioemocional que, según la SEP, permite identificar y conocer cómo se sienten los estudiantes, cuáles son sus emociones y sentimientos a lo largo de todo el día y en diversas situaciones, por ejemplo, cuando tiene un problema y está muy preocupado o preocupada.
La educación en este ámbito tiene como prioridad regular o manejar tus emociones, sobre todo las incómodas o aflictivas, y sustituirlas por otras que te proporcionen emociones constructivas. Para lo cual, la SEP ha implementado programas como Construye-T que se establece en la educación media superior y es a través de fichas como se pretende ayudar a conocerse, a relacionarse y a tomar mejores decisiones. Como en todos los programas de la SEP debemos de tener un “pero” porque debemos analizar qué tanto se cumplen los parámetros o la finalidad que persigue este programa.
Primero, para que se aplique debe de haber un conocimiento entre los que aplicarán y le darán seguimiento en las escuelas, en el caso de la educación media superior, pues en las aulas hay ingenieros, arquitectos, licenciados y demás profesiones que no necesariamente tienen la formación académica de pedagogía, mucho menos de psicología. Sin embargo, ahora es obligatorio que en cada materia se aplique, lo que ocasiona que solamente se haga por relleno, porque no se le da la importancia necesaria.
En el mejor de los casos, los profesores toman cursos de capacitación, pero el objetivo que establece la SEP no se alcanza, debido a que, como se mencionó anteriormente, cuando hay preocupaciones se deben de regular las emociones para tener mejores decisiones.
Pero, qué preocupaciones tendrá un joven adolescente. En primer lugar, los adolescentes son un grupo reducido que tiene la oportunidad de llegar a este nivel educativo, tan solo al inicio del ciclo escolar 2016-2017, la tasa de abandono escolar fue de 5.3 por ciento en educación secundaria y alcanzó 15.2 por ciento en educación media superior, lo cuál se ha incrementado en los últimos años.
En segundo lugar, la economía en el hogar es deficiente, pues donde hace algunos años un salario cubría todo lo indispensable, hoy no es así o el caso de mujeres a cargo de la economía familiar de sus hogares lo que ha incrementado notablemente que los jóvenes deban salir a trabajar para solventar parte de los gastos familiares y compaginarlo con sus estudios.
Según los datos de la consultora Randstad, correspondientes a 2017, 2.27 millones de personas estudian a la vez que trabajan. De ellos, el 34.3 por ciento eran jóvenes menores de 25 años.
Ahora bien, con la llegada de las becas Benito Juárez que “ayudan a la economía de los alumnos en la educación media superior con un monto por mes de $840.00, aclarando que cada día sus reglas de operación se vuelven inoperables por la burocracia, lo que hace más difícil cobrar no por que no sean beneficiados, sino por la desorganización en los programas y con el aumento del costo de la vida, nada resuelven.
A todo esto, le añadimos la naturaleza propia del joven que no es reflexiva ante la situación que vive, pues desde la infancia no se le educa para hacerlo por los cientos de factores que influyen como desintegración familiar, baja autoestima, baja economía familiar, su educación está a cargo de terceras personas; con todo esto más el bombardeo de los medios de comunicación que hacen caer en estereotipos, al grado de hacer desear tener lujos, los hacen tomar malas decisiones yéndose por el camino sencillo o de dinero fácil.
Entonces, de nada sirve la educación socioemocional si no hay, en cada escuela, personas competentes que la apliquen desde nivel preescolar hasta el superior, y no solamente uno por escuela si no los necesarios para darle seguimiento a todas las actividades y no saturar a los profesores.
Lo más preocupante es saber que no existe un plan detallado por parte del Gobierno federal para erradicar los problemas sociales a los que están expuestos y a los que se enfrentan los estudiantes.
Al mejorar la economía de las familias y un salario que satisfaga las necesidades básicas, tendremos jóvenes más dispuestos; que la educación sea realmente gratuita hasta el nivel superior y nada de cuotas voluntarias, que el gobierno tenga la responsabilidad de dotar a todas las escuelas de lo necesario para el desarrollo íntegro de sus estudiantes, hay que asegurar para ellos desde una buena alimentación, hasta aulas bien equipadas, hay que luchar por mejores condiciones, pues solo así se logrará alcanzar los objetivos que se plantea esta parte de mejorar la calidad educativa en nuestro país y que ha tomado relevancia en los últimos días.
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