El 8 de marzo se celebró a nivel mundial el Día Internacional de la Mujer, por lo que las siguientes líneas esbozarán el importante papel que la mujer ha desempeñado a través de la historia en la impartición de conocimientos.
Desde la prehistoria, la mujer ha tenido un papel fundamental en la creación y transmisión de conocimientos, a esta centralidad se le denomina matriarcado. El protagonismo femenino en las sociedades primitivas se extendió a aspectos importantes como la educación, la agricultura, la manufactura, la salud, religión, crianza, así como al cuidado de los miembros del clan.
Durante el Paleolítico, primer periodo de la prehistoria y la etapa más larga de la humanidad, que se desarrolló hace dos millones de años y se prolongó hasta hace 10 mil años, la humanidad vivía en cuevas naturales (donde se protegían de las inclemencias del tiempo), eran nómadas, el conocimiento se obtenía de manera empírica, se transmitía a través de la imitación y era meramente práctico, pues versaba sobre lo que era útil como el usar herramientas, transformar pieles y fibras vegetales, usar el fuego, cazar y recolectar. Desde la espalda de la madre, colgado dentro de un saco, el niño asistía y se entremezclaba a la vida de la sociedad, ajustándose a su ritmo y a su norma y como la madre marchaba sin cesar de un lado para otro y la lactancia duraba varios años el niño adquiría su primera educación.
En el Neolítico, la enseñanza fue dirigida y sistemática. Entre los contenidos de la enseñanza en este periodo tenemos los mitos y tradiciones que explicaban el origen del mundo, normas de conducta integrada a un sistema de creencias religiosas, acumulan conocimientos sobre plantas y animales. Una de las formas de transmitir el conocimiento fue mediante el arte rupestre, que se estilizó en el Neolítico hasta dar origen a la escritura. Por razones físicas, biológicas y afectivas dentro de la división del trabajo, a la mujer le correspondía la alimentación de los infantes a través de la lactancia materna, la esperanza de vida de la humanidad en esa época era mucho más baja que la actual, por lo que esta actividad era de suma importancia para la supervivencia de la especie humana. Los hombres se dedicaban a la caza de presas que le proporcionaran cantidades grandes de calorías que le garantizaran la supervivencia al clan, pero no siempre lo lograban y regresaban con las manos vacías, fatigados y hambrientos. Las mujeres garantizaban el aporte regular de calorías gracias a que recolectaban frutas, raíces, hojas, insectos, de igual manera se dedicaban a cazar animales pequeños, así como del cuidado e higiene del refugio.
Algunos científicos han propuesto que, por estar más cerca del refugio las mujeres inventaron la costura y la alfarería, así mismo, debido a su función recolectora las mujeres debieron haber aprendido primero sobre las plantas, de manera que es probable que las hayan utilizado para curar ciertos males.
En la obra de Federico Engels, "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado" se explican las condiciones fundamentales de la derrota histórica del sexo femenino en el largo proceso de transición que corresponde a la familia patriarcal. En un estadio primitivo imperaba la promiscuidad en el seno de la tribu, por lo que la descendencia no podía contarse sino por línea femenina. Esta situación de las madres como únicos progenitores ciertos de sus hijos, les aseguró a ellas y a las mujeres en general la posición social más elevada que desde entonces han tenido. La economía doméstica femenina significaba predominio de la mujer en la casa, lo mismo que el reconocimiento exclusivo de una madre propia, en la imposibilidad de conocer con certeza al padre verdadero, lo que implicaba una profunda estimación de las mujeres. A medida que las riquezas iban en aumento, daban al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia y por otra parte, hacían que naciera en él la aspiración de valerse de esta ventaja para modificar, en provecho de sus hijos, el orden de la herencia establecido. De esta forma fue abolida la afiliación según el derecho materno, lo que constituyó una de las revoluciones más profundas que la humanidad ha conocido.
El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota del sexo femenino en todo el mundo. El hombre tomó también las riendas de la casa y la mujer pasó a ser solo un instrumento de reproducción. El primer efecto de este cambio es la familia patriarcal, cuyos rasgos esenciales son la incorporación de los esclavos y de la potestad paterna. La monogamia es uno de los signos de la civilización naciente. Entre los griegos puede encontrarse esta nueva forma de familia. Fue la primera forma que no se basaba en condiciones naturales, sino económicas y concretamente en el triunfo de la propiedad privada sobre la propiedad común primitiva. La preponderancia del hombre en la familia y la procreación de hijos que solo pudieran ser de él, para que heredaran su riqueza, fueron los objetivos de la monogamia, proclamados abiertamente por los griegos. Cuando los griegos entran en la historia apenas si quedan rastros de comunismo primitivo. Las noticias más remotas indican que el matriarcado ha cedido el puesto a la autoridad paterna o lo que es lo mismo, la propiedad colectiva ha sido desalojada por la propiedad privada.
En el momento de la historia humana en que se efectúa la transformación de la sociedad comunista primitiva en sociedad dividida en clases, la educación tiene por problema propio: luchar contra las tradiciones del comunismo de tribu; inculcar que las nuevas clases dominantes no tienen otra finalidad que asegurar la vida de las clases dominadas y vigilar atentamente el menor asomo de protesta para extirparlo o corregirlo.
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