La revista de economía en español Expansión, en su edición digital del día 19 julio 2022, tiene disponible una publicación con el título “La posibilidad de una recesión económica en 2023 crece en México”, que me permito resumir en este modesto espacio para compartirlo con mis posibles lectores.
El texto dice: la posibilidad de una recesión económica en México se intensifica en medida del deterioro de la economía en Estados Unidos (EE. UU.) y del mundo, la cual puede verse hacia la segunda mitad de 2023.
El jefe del Banco Mundial y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido sobre un horizonte para la economía mundial más turbio frente al ataque en Ucrania, el cambio climático y crisis alimentaria, y no descartan una recesión para las principales economías del mundo.
El medio da a conocer que analistas del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) avizoran una de las peores noticias que hemos recibido en México, es una posible recesión profunda en Estados Unidos; recordemos que no nos ha ido tan mal en las exportaciones de nuestras industrias, pero en la medida que haya una recesión y estancamiento en la economía de EE. UU., provocará una menor demanda de bienes en México.
De igual manera el IMEF explica que sería hacia finales del tercer trimestre de este año, o hacia el cuarto trimestre que se puedan presentar señales de gran debilidad en las distintas ramas de la actividad económica. “Por lo que deberemos estar muy atentos, además de observar si la inflación ya comenzó a dar la vuelta, o si se ve una tendencia al alza”. De darse una recesión se confirmaría en 2023, hacia el segundo trimestre. Lo que significa que la economía mexicana tiene prendidas las alertas.
Pero repasemos brevemente acerca de ¿qué es una recesión? En pocas palabras, una recesión ocurre cuando la economía deja de crecer y comienza a encogerse. Algunos expertos opinan que se presenta cuando el valor de los bienes y servicios producidos en un país, conocido como el Producto Interno Bruto (PIB), cae durante dos trimestres consecutivos, o un semestre. Además, deben considerarse otros indicadores como el empleo y la capacidad productiva en el país.
Académicos explican lo que pasa en una recesión económica y sus consecuencias. A raíz de una recesión, efectos que ya se ven en la economía, pueden cobrar más fuerza como la falta de productividad en las empresas, un bajo consumo, falta de dinero en los hogares.
Cuando se da una recesión en la economía, las empresas comienzan a perder ventas por lo cual pueden llegar a posponer o cortar gastos como publicidad o nómina. Mientras que en los hogares es más difícil encontrar empleo, y, por tanto, la obtención de ingresos.
Ahora bien. ¿Es posible evitar las recesiones? Expertos indican que, en realidad, no. Por más que lo intenten, los políticos y las autoridades gubernamentales pueden hacer muy poco para evadir las recesiones por completo, pero pueden tomar algunas medidas para aminorar la gravedad de la recesión, mediante políticas monetarias determinadas por el Banco Central, así como a través de una política presupuestaria, con la que los legisladores pueden intentar moderar los efectos de las recesiones.
Una estrategia más activa consiste en que el Congreso de la Unión autorice más gasto, por ejemplo, en proyectos de infraestructura que estimulen la economía gracias al aumento de empleos, una mayor producción económica y el impulso a la productividad.
O sea, si la recesión no se puede evitar, al menos para mitigarla se deben aplicar acciones efectivas, aunque ciertamente algunas sean de efecto a mediano plazo. Entre ellas, controlar la acción de monopolios y especuladores, que sangran los bolsillos de los consumidores; reorientar los apoyos sociales, y todo el gasto social hacia los sectores más vulnerables, y no por criterio de edad, ni para compra de votos y conciencias, como hace el gobierno morenista, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Se requiere incrementar la productividad para garantizar la producción, sobre todo de alimentos básicos que necesita el país para reducir nuestra dependencia alimentaria. México es uno de los países más dependientes en importación de cereales de consumo más frecuentes como son el arroz, avena, amaranto, maíz y trigo.
En lugar de repartir un poco de dinero a unas cuantas personas, se debe incentivar la inversión. Desarrollar infraestructura rural como caminos saca cosechas, bodegas, infraestructura de riego. Pero, estamos viendo que, en nuestro país, se está haciendo todo lo contrario para mitigar la recesión, por lo que, ante la falta de medidas efectivas por parte del Gobierno federal, los campesinos deben unir sus fuerzas con los trabajadores de otros sectores y juntos exigir los apoyos a la producción que se les escamotean como el fertilizante, semillas, entre otros insumos. La economía mexicana está en estado de alerta y es necesario actuar.
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