La economía global se encuentra fracturada y, con los estragos de la pandemia, está en crisis. La supremacía de Estados Unidos como potencia mundial está colapsando y tendrá consecuencias. Aquella nación de "ejemplo democrático, económico y político” para todos los países de la tierra, como se nos hace creer, se consume en su opulencia y en su reciente crisis política. Pero la pandemia por la covid-19 cambió las reglas del juego de democracia y economía que por años ha intentado implementar Estado Unidos, como lo hizo con las guerras de Irak y Vietnam.
En su más reciente proyección del Banco Mundial sobre la recuperación económica global, China liderará el crecimiento de hasta 4% gracias al crecimiento sólido del capital chino; más de lo esperado por las proyecciones anteriores. Por su parte, la economía estadounidense declinó. Esa divergencia ha generado y confirmado las especulaciones de la desaparición del dólar como moneda de reserva mundial, y quedando como sucesor el yuan chino; que, sin embargo, traería más enfrentamientos para frenar la expansión de una nueva potencia mundial, la china.
El 2021 no suena alentador en el planeta. Los países que no controlaron la pandemia hoy toman medidas desesperadas, sin tomar en cuenta las consecuencias que afectan a los distintos estratos sociales. Se vuelven insensibles a las necesidades de la sociedad, impulsando la pobreza a niveles históricos, pese a que en el siglo XXI ya se tengan formas y los datos necesarios para cambiar la situación si hubiera voluntad política y gubernamental.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han mejorado su perspectiva económica para México de un 3.7% y un 3.5% para 2021, pero, también, proyectado que será insuficiente para enfrentar la crisis que se avecina, puesto que no se ha logrado controlar el virus. Y dejando de lado el crecimiento prometido por el presidente Andrés Manuel López Obrador de crecer a un 4% la economía mexicana, ya que se pronostica un 0.2% en todo su sexenio; repercutiendo en los bolsillos mexicanos.
La calificadora Moody’s ha alertado de una recuperación lenta, desigual y para no antes del 2023 por las precarias condiciones de empleo, redes gubernamentales de seguridad social y los altos niveles de informalidad económica. Lo que el gobierno de AMLO no toma en cuenta para ejecutar soluciones no banales que ayuden a las familias mexicanas. La covid-19 (que va durar prácticamente todo el 2022, con cifras altísimas de mortandad entre enero a mayo), las elecciones y la recuperación económica juegan un papel primordial para todos los mexicanos, pues de ello depende el futuro que nos espera.
En la capital del país están en vilo más de 100 mil negocios que dejarían de operar y, al mismo tiempo, una oleada de personas desempleadas, cuyo honorario equivale a un salario mínimo para mantenerse a raya día con día con los gastos domésticos y familiares. Como consecuencia: genera informalidad y crece el ambulantaje.
A 10 meses de haber iniciado el aislamiento social, el sector restaurantero pide a las autoridades ser considerados actividad esencial y evitar su extinción, pero el gobierno se ha negado a implementar un programa que frene el desempleo y afecte a la derrama económica que deja este sector y prolongue la mejoría de las actividades económicas del país; repercutiendo de manera directa al PIB nacional.
Durante el 2020 se perdieron 369 mil empleos formales según los últimos datos del IMSS, dejando en CDMX a dos de cada tres personas sin empleo. Hasta la fecha, las condiciones de sobrevivencia se complican cada día, mientras el gobierno minimiza los riesgos y no hay poder humano que detenga lo decesos de miles de personas.
El PEF 2021, recién aprobado y a punto de ser ejecutado, no contempla claramente, según nuestras fuentes, un plan de recuperación económica durante y después de la pandemia. Los gobiernos morenistas estatales recibirán 214 mil 800 millones de pesos en 2021, con etiquetados claros a Pemex, CFE y SCT; ni un peso para combatir las crisis y salvar a México.
Por esas razones es crucial que cada mexicano reflexione lo que sucedió todo el año anterior, analice con detalle las políticas erróneas y fallidas de Morena y se apreste, junto con otros miles y millones de mexicanos, a no volver a cometer el mismo error del 2018. Ahora todos deben llamar: ¡ni un voto a Morena en este 2021 electoral!; ése es el llamado, esa debe ser la consigna de todo el pueblo mexicano. Por el momento querido lector, es todo.
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