Al asumir el cargo el Gobierno municipal morenista en el municipio de Ixcaquixtla, les prometió a los habitantes un mejor gobierno porque había llegado “La esperanza de Ixcaquixtla con la 4T”. Que el gobierno morenista atendería a todos los ciudadanos sin distinción, es más, sin colores partidistas, que serían incluyentes y con sentido humano.
A un año hay varios hechos que indican que tenemos un gobierno ineficiente, insensible y prepotente. Hay ineficiencia porque el equipo de primer nivel no comparte la convicción de servirle a los ciudadanos y desconocen la administración municipal. Su primer propósito fue colocar en diferentes puestos a familiares y acomodar el horario de servicio para favorecer a los que tienen plaza de profesores (tres regidores y un funcionario de confianza). Desde un principio se presentaron discrepancias en relación con la toma de decisiones.
La consecuencia de ello, como es natural, fue la tardanza para definir un plan de trabajo apegado a las necesidades de la gente. En diciembre, de manera improvisada realizaron una serie de reuniones de participación social en las comunidades que pretendían realizar un diagnóstico de las necesidades de los pueblos, las cuales fueron un fracaso por la mala planeación y no se dio la esperada participación. Dicho ejercicio saldría sobrando porque en campaña presumieron que conocían los problemas y las soluciones, aunque en realidad no hay preocupación por hacer realidad sus promesas.
Se excluye a los enfermos que acuden a solicitar apoyos para adquirir medicamentos o traslados si consideran que no simpatizan con su partido y se dan negativas a solicitudes de obras de los pueblos con el argumento de que no hay dinero. Cuando no eran gobierno, los morenistas, junto con su diputado federal Alejandro Barroso, exclamaban que al municipio de Ixcaquixtla le llegaban recursos suficientes para atender todas las necesidades y hasta daban cifras del presupuesto asignado, entonces, ¿Ahora qué pasó?, ¿Dónde están los recursos?
Y no solo niegan, sino que, en seguida, van las ofensas: “estaban mal acostumbrados”, “si quieren esa obra cooperen con una parte”. Por ejemplo, en Cuatro Rayas solamente realizaron la barda del frente del panteón, los tres lados restantes los realizó la gente con sus cooperaciones; Rancho Chico solicitó la perforación de un pozo de agua potable, como su única y vital petición, pero se la negaron y solamente van a concluir la barda de la primaria. Es decir, finalmente el Ayuntamiento hace lo que decide, no lo que pide la gente.
La Estancia de día para adultos mayores otorga un alimento dos días a la semana, pero se excluyó a tres comunidades y a los beneficiarios que no acudieron a votar para la ratificación de Andrés Manuel López Obrador el pasado 10 de abril, les dejaron de dar el alimento.
También hay inconformidad de los habitantes de la cabecera municipal porque desconocen cuál fue el criterio del Ayuntamiento para otorgar unas cuantas cisternas, que, por cierto, es una necesidad generalizada por los escases de agua. Y no se diga el trato hacia los habitantes de la colonia Fraternidad y a las escuelas que identifican y estigmatizan como antorchistas.
Para esconder su ineficiencia, el propio presidente Santiago Miranda, se ha encargado de culpar a la administración anterior de todos los problemas que enfrenta y no es capaz de dar una solución, ni señalarlos en concreto, solamente generalidades: “nos dejaron un desorden”, “nos dejaron muchos problemas”. Entonces ¿para qué buscaron el poder?; allí se adquiere la responsabilidad de resolver los problemas que se le presenten en función de las prioridades y posibilidades humanas y económicas y no para echarle la culpa a las anteriores administraciones.
Como muestras de la ineficiencia y prepotencia del gobierno morenista, están los conflictos internos que afloraron muy pronto en ese equipo que han derivado en inconformidades y renuncias voluntarias e involuntarias. En junio renunció el regidor de Hacienda y Patrimonio Municipal, José Alfredo Rodríguez Bonilla, y Antonio Palestina, director de la Casa de Cultura.
Recientemente, han renunciado Alejandro Melchor Morales, contralor; Cristian Tobón Sosa, tesorero; Pedro Vázquez, responsable de Transparencia; Omar Gil Ramos, de Protección Civil; Eduardo Gámez García, director de Seguridad Pública, y la remoción de la titular del Registro Civil. Como se puede ver, son renuncias del equipo más cercano del presidente y casi todas son producto de desavenencias internas, de manifestaciones de incapacidad para autogobernarse.
Por consiguiente, no podemos esperar buenos resultados de un equipo dividido, sin convicción y que tienen como prioridad sus intereses personales. Nada alentador es de esperarse en su primer informe porque, además, es un gobierno con mucha opacidad, que no informa sobre los asuntos públicos como es su obligación, prueba de ello es que no rindió informe de los primeros 100 días de gobierno.
Antorcha te invita a organizarte y luchar, porque esa es la verdadera esperanza para una autentica transformación de nuestro municipio y el país. Viva Antorcha Campesina.
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