La escasez del agua en la Ciudad México no es algo nuevo. Miles de familias padecen esta terrible realidad de no contar con suministro de agua potable y se ven en la necesidad de tener que rentar el servicio de pipas, que tiene un alto costo, y el agua que les otorgan no les alcanza para poder realizar todos sus quehaceres domésticos o utilizarla para higiene personal.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó que el nivel de almacenamiento de agua en el Sistema Cutzamala sigue en descenso y después de que la semana pasada estuvo en 51 por ciento ahora se encuentra en 50.4 por ciento.
De tener 570 mil millones de litros a fines de octubre, hoy estamos 22.5 por ciento debajo del promedio histórico para estos días.
De las tres presas más grandes, en Valle de Bravo y El Bosque se han presentado cero lluvias, en tanto que en Villa Victoria sí se han registrado al 27 por ciento de su promedio anual.
Es urgente que las autoridades morenistas presididas por Claudia Sheinbaum se pongan a trabajar, porque no basta con que reconozca públicamente que hay una grave sequía en la Ciudad de México, sino que debe implementar acciones inteligentes basadas en la ciencia para lograr acabar con este problema y que todos los capitalinos puedan gozar de este derecho humano de contar con el vital líquido en sus hogares.
Alicia Medina Peña es ama de casa, tiene 34 años viviendo en el Barrio San Ignacio, pueblo de San Andrés Mixquic, ubicado en la alcaldía Tláhuac.
Ella nos cuenta que después de ocurrir el temblor de 1985 tuvo la necesidad de migrar junto con su esposo hacia este lugar por la necesidad de contar con una vivienda, que en la Ciudad de México eso parece imposible por los altos costos que tiene. Su esposo se dedica a la albañilería y esporádicamente se emplea en la siembra de brócoli, verdolaga, romero en la época de navidad; tiene 3 hijos, la más grande tiene 40 años pero sufre una discapacidad y uno de sus hijos trabaja en un mototaxi y el otro en un taller mecánico.
“A este terreno que es propiedad de mi papá, nos vinimos un hermano y yo con nuestras familias porque ya estábamos casados. Esta es una zona irregular, donde no está permitido que se construyan casas, solo hay permiso para sembrar. Sin embargo, por necesidad construimos aquí nuestras viviendas”.
Esta comunidad por su carácter de irregular como muchas zonas en distintas alcaldías de la ciudad son condenadas de las autoridades a no contar con servicios básicos, como el agua potable, a pesar de ser éste un derecho humano.
“Cuando recién llegamos aquí acarreábamos el agua con cubetas desde el casco urbano hasta donde llegaba el tubo público. Poco a poco este lugar se fue poblando, y en el 2001 nos organizamos los vecinos y compramos manguera para que el agua llegara hasta aquí y después un tubo. Pero desde hace siete años empezó a escasear el agua, había un día y dos no, y desde hace cuatro años empezó a llegar el agua extremadamente sucia, color tamarindo y con muy mal olor, al grado que ni lavar la ropa se puede porque queda manchada, tampoco se puede almacenar en tambos porque se le hace espuma”, nos platica Alicia.
A pesar de acudir en repetidas ocasiones a la alcaldía a solicitar solución a esta problemática, nunca fueron atendidos y menos resulta su petición, por lo que se vieron en la necesidad de solicitar el apoyo del Movimiento Antorchista.
“Empezamos a ir a la alcaldía a plantear nuestro problema: nos decían que el agua salía sucia porque la tubería está muy vieja, pero que no hay dinero para cambiarla y luego nada más ya no llegó el agua”.
“Ahora, gracias a Antorcha que nos ha ayudado mucho, gestionamos ante la alcaldía que nos envíen pipas con agua porque cuando nos quedamos sin ella teníamos que comprarla; cada tambo de 200 litros nos cuesta 25 pesos y al día racionándola mucho nos gastamos un tambo”.
Los activistas del Movimiento Antorchista saben que ésta no es la solución de fondo que deberían de tener estas familias, a las que se les ha marginado por tantos años, sino que debería de haber un verdadero interés por parte de las autoridades de gobierno para resolver esta problemática, sin embargo, al no existir solución se continúan gestionando pipas para que las familias afectadas puedan contar con el vital líquido.
Alicia señaló que: “aparte de carecer de agua, no contamos con drenaje y la luz la jalamos, pero es muy escasa, no podemos ni prender la tele y ahorita los hijos de muchos vecinos no pueden tomar sus clases por televisión”.
Por otro lado, denunció que a pesar de que hace dos años de que el Movimiento Antorchista gestionó que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) colocara el cableado y postes para la luz, la alcaldía presidida por el morenista Raymundo Martínez Vite no ha querido dar el permiso para que empiece a funcionar, y “cuando le hemos reclamado contesta que no dará el permiso”.
“Lo único que veo es que se echan la bolita los funcionarios unos con otros y solo nos decepcionan, porque cuando andaban en campaña sí andaban con eso de que primero los pobres, ¿dónde quedó ese compromiso?”, señala Alicia.
“Por ser zona irregular también hemos sufrido el acoso de las autoridades: en el 2002 personal de la alcaldía llegó para demoler las casas, pusieron unos pegoles en las viviendas donde decían que debíamos salirnos. En ese tiempo el alcalde era Francisco Martínez, recuerdo que acudimos y llegamos al acuerdo del no más crecimiento habitacional, pero eso ha sido imposible de cumplir, puesto que sigue llegando gente, ya que ellos son los dueños de sus terrenos”.
Hace como año y medio igual estuvimos amenazados de desalojo por parte de la alcaldía, llegaron notificaciones de demolición, fuimos con Vite y él solo contestó: “si ya sabían que no debían construir casas ¿para qué construyen?”.
“Logramos que no nos desalojaran gracias a Antorcha, pero estamos con esa zozobra de que puedan llegar en la noche a sacarnos, es un miedo constante. No podemos realizar ninguna obra por pequeña que sea, como echar cascajo en las calles para que no se enlode en el tiempo de lluvias porque luego luego llegan de la alcaldía y nos dicen que por ser zona irregular no estamos autorizados a hacerlo”.
En el testimonio de Alicia se puede observar claramente las injusticias que los más poderosos cometen con la gente humilde, por eso el Movimiento Antorchista defiende a todas estas familias y continuará con la tarea que se ha echado a cuestas desde hace más de 47 años: luchar contra la pobreza en México.
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