Los procesos de evaluación de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) profundiza la desigualdad salarial y pedagógica, esto se debe a que los docentes deben capacitarse y evaluar en su tiempo libre. Inscribirse a los cursos de actualización no implica que pueda hacerse en horario laboral ni que les liberen horas de trabajo para hacerlo. La capacitación no necesariamente está adecuada a las necesidades de los docentes, ni mucho menos garantiza que solo por recibirla logren un mejor desempeño en su labor, pues esto depende de muchos factores como contar con infraestructura adecuada, tener grupos con la cantidad de alumnos apropiada, acceso a materiales didácticos, etc. Si los cursos y la evaluación pudieran garantizar una mejora en los desempeños de los docentes, este sería desigual, pues no todos pueden acceder a tomarlos, lo que provocaría que hubiera maestros mejor preparados que otros en detrimento de la educación del estudiantado. Para que la capacitación y la evaluación tengan un impacto en mejorar la educación estos deberían garantizarse para todo el magisterio por igual.
La evidente insuficiencia de los recursos presupuestales destinados a sanar las carencias más elementales del sistema educativo nacional, carencias que todos conocemos, que van desde la falta de espacios educativos adecuados, pasando por una aguda infraestructura material básica en general, así como una nula atención a la preparación, actualización y solución real a las necesidades vitales del maestro y su familia. Evidente es el abandono de esos y otros rubros no menos importantes, no solo es la causa innegable y fundamental de la pésima calidad de la enseñanza impartida por el Estado y lejos de atacar a fondo esas insuficiencias tiende a perpetuarlas y las profundiza contradiciendo sus declarados propósitos de mejorar la educación del país.
Para atender las necesidades de las escuelas del país es necesario que exista un aumento significativo al presupuesto y estos pueden proceder de impuestos progresivos a las grandes fortunas o de redireccionar el presupuesto que se destinan a los megaproyectos, Guardia Nacional, militarización del país, Tren Maya, entre otros y que este sea usado en los rubros que los docentes, alumnos y padres de familia requieren.
La insuficiencia presupuestal que la 4T asigna a educación viola el artículo 25 de la Ley General de Educación, que es también una recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la cual ordena asignar cuando menos el ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación pública, viola también, con igual o peores efectos nocivos el deber de destinar no menos del uno por ciento del mismo indicador económico a la investigación científica, actividad esencial para el crecimiento del país, así como de brindar un sólido apoyo a la actividad educativa elevando y renovando los contenidos de todas las asignaturas. Con el raquítico presupuesto asignado por el gobierno de Morena a educación será poco probable mejorar las condiciones materiales y el desempeño de las escuelas públicas, por lo que, de no remediar esta situación, todo quedará en buenos propósitos tal como ha ocurrido en anteriores periodos presidenciales. Sabido es que la mejor manera de ahogar en la cuna cualquier proyecto con verdaderas intenciones renovadoras es poner su ejecución en manos de sus enemigos, gente indiferente y nada interesada en el éxito de nuevas políticas educativas que saquen del atraso en el que se encuentra nuestra nación. Querer dar vida a un proyecto dinámico con el viejo aparato burocratizado que es, en buena medida, responsable del desastre que desean remediar es una contradicción que hará fracasar el experimento sin ninguna duda.
El maestro mexicano está muy mal pagado, tiene salarios de hambre que lo obligan a buscar otro empleo, aparte de ser profesor en el turno matutino debe buscar acomodarse en el turno vespertino para completar sus ingresos; esta inseguridad económica lo obliga a buscar otros trabajos y le resta tiempo para prepararse. Al magisterio le preocupa realmente lo que está pasando con la educación. Es importante la formación de un hombre nuevo, multifacético que desarrolle todas sus capacidades tanto en la ciencia como en el arte, un hombre que pueda tener lo necesario a partir de condiciones básicas como un trabajo seguro y bien pagado, que tenga tiempo para dedicárselo a su familia, tener horas de recreación así como tiempo para para poder prepararse académicamente.
El hombre debe ser educado, pero no condenado a aprender una sola disciplina del conocimiento y a realizar una monótona tarea toda su vida, sino de una manera en que pueda realizar a plenitud todas sus capacidades, al hacerlo así, no solo estaremos educando seres humanos desarrollados integralmente, sino que, desde una perspectiva económica, se formarán docentes más competentes, integralmente educado y dotado de un espíritu humanista, condición para construir una sociedad nueva y más justa.
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