Creo que quienes durante muchos años atacaron al Movimiento Antorchista y lo calificaron como un grupo paramilitar y brazo armado del PRI que perseguía fines oscuros y otras lindezas, lo hacían con la absoluta certeza de que estaban mintiendo. Conocían perfectamente el significado del término, sabían los antecedentes y la forma de actuar de los grupos paramilitares y sabían que ninguna de las características de estos se podía aplicar al antorchismo, pero, aun a sabiendas de lo anterior, repetían insistentemente el ataque.
Quienes registramos la agresión mediática, reaccionamos de distinta manera: los niños y adolescentes antorchistas no sabían que se les calumniaba de manera injusta, algunos de nuestros jóvenes al sentirse agredidos investigaban el concepto y no encontraban la mínima razón para que se les acusara tanto a ellos como a sus padres, o a sus familiares, como un grupo diseñado o entrenado para reprimir, golpear o asesinar.
Nadie, en ninguna reunión, plática de sobremesa o cualquier conversación puede afirmar que se planearan o ejecutaran ataques, actos violentos o la muerte de algún enemigo; las amas de casa y los adultos nunca oyeron que se les incitara, por parte de los líderes antorchistas a golpear, capturar o desaparecer a alguien y, los que sabíamos de donde y porque se daba el ataque hacia Antorcha, simplemente nos provocaba una mezcla de indignación y risa el hecho de que se nos catalogara de tal forma por lo vil e injustificado del ataque.
Lo que sí sabían (y saben), los niños, jóvenes y adultos de Antorcha es que los dirigentes del Movimiento Antorchista los invitaban, y los siguen invitando, a trabajar honradamente; a estudiar, a leer, a hacer deporte para mantenerse sanos y a integrarse y formar parte de un grupo de danza, poesía, canto, teatro, música, ajedrez, futbol.
En ese sentido no se entendía en su tiempo, y menos ahora, por qué se acusaba a Antorcha de paramilitar, si “los grupos paramilitares realizan funciones iguales a las de un ejército, sin ser parte de este, pero lo hacen fuera de la ley, algunos de ellos como mercenarios, escuadrones de asalto, guerrilleros u otros cuerpos policiacos y que actúan con excesos de violencia inadmisible en las fuerzas del Estado”. ¿Qué tenía eso que ver con Antorcha? ¿Qué tiene que ver Antorcha con eso?
Siempre resultó ajeno, extraño y contradictorio que la actividad de los antorchistas tuviera algo que ver con las acciones de un individuo dedicado a la violencia contra sus semejantes.
¿Qué ha quedado de todas esas acusaciones infamantes? Solo el antecedente de que fueron calumnias viles que hoy prácticamente nadie se atreve a repetir o a sostener.
Hasta hoy, después de muchos años, nadie ha podido probar que los antorchistas se dediquen a actividades ilícitas que dañan a la sociedad, en cambio, lo que sí ha quedado demostrado es que Antorcha es la organización más limpia, congruente y visionaria de todas las que hay en el país. Está bien probado el progreso y grado de bienestar que han logrado los pueblos y colonias organizados en Antorcha; lo mismo puede decirse de la inducción y apoyo de Antorcha a la educación de los jóvenes antorchistas, muchos de los cuales han llegado a estudiar licenciaturas en la UNAM y otras instituciones de mucho prestigio académico en nuestro país y muchos otros que han cursado maestrías y doctorados en universidades de Inglaterra, Rusia, España y Estados Unidos (EE. UU).
Pero, donde se puede ver más claramente que no eran ciertas las acusaciones que se nos hicieron de que éramos un grupo paramilitar, está en el hecho de que a través de todos los años de existencia de trabajo y de lucha, los antorchistas hemos impulsado el arte en diferentes manifestaciones, y en diferentes grados, en todos aquellos lugares en donde nuestro trabajo ha incidido: municipios, colonias, pueblos, escuelas, sin importar las edades de la población con la que tenemos contacto. Es así como nuestros concursos culturales se han vuelto una referencia obligada para todos aquellos que manifiestan gusto y sensibilidad hacia el arte.
Para que no se diga que solo es propaganda política a favor de Antorcha, los antorchistas ponemos como prueba de las buenas obras que hacemos, los concursos anuales de Voces, Poesía y Teatro; las espartaqueadas culturales, que celebramos cada dos años, y el VI Concurso de Folclor Internacional. Como es lógico, previo a dichos concursos nacionales, hay trabajo durante todo el año, en todos los niveles y en todos los estados.
Los antorchistas nos sentimos orgullosos de todas nuestras competencias culturales y decimos con satisfacción que nadie ha hecho ni está impulsando, popular y masivamente, el arte como lo hace Antorcha.
Presumimos lo que hacemos y bien, al nivel de muchos grupos culturales en este país y lo podemos demostrar. Una prueba es nuestro VI Concurso del Folclor Internacional que se celebró este 23 de octubre en el teatro Macedonio Alcalá, de la ciudad de Oaxaca, y cuyos grupos y bailes ganadores presentaremos en los diferentes estados después de esta fecha.
El tiempo y el trabajo de Antorcha han revelado de manera irrefutable que los enemigos de Antorcha eran unos sinvergüenzas y calumniadores, que sabían que mentían y sin embargo lo hicieron. No tenían pues razón y la realidad los ha puesto en su lugar.
Por parte de los antorchistas ha quedado reivindicado lo que realmente es Antorcha: la mejor organización social y política que hay en este momento, en este país; y ahí están las pruebas.
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