Como consecuencia de la mala política de salud, que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su administración han llevado a cabo, México es uno de los países que ha pagado la factura más alta porque cuenta, hasta el momento, con más de 5 millones de casos positivos y 325 mil decesos a causa de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, demostrando, con ello, la falta de capacidad para contrarrestar las secuelas de una enfermedad que dejó al descubierto un sistema de salud endeble, un sistema educativo en etapa terminal y la incertidumbre de un futuro que los mexicanos vemos cada día obscuro.
En el sistema educativo, por ejemplo, al personal docente que tiene en sus manos la orientación y responsabilidad académica, le queda más que claro que los dos años en que se confinó a la sociedad son años que difícilmente se podrán recuperar en todos los ámbitos, y si a esto le sumamos la falta de condiciones tecnológicas y la escasa cultura del autoconocimiento que impera en nuestra sociedad, la conclusión de que es imposible recuperar el tiempo académico mutilado por las medidas sanitarias de la pandemia más que ser una conclusión pesimistas es a las vistas una amarga realidad, amarga pero realidad al fin.
La falta de una economía sólida que garantice empleo para todos con una remuneración que le permita hacerse llegar a los vendedores de su fuerza de trabajo lo necesario para vivir y de su familia, el titubeo de las autoridades gubernamentales en las medidas de prevención y apoyo a la educación, la falta de innovación en un plan económico que involucre y garantice a los profesionistas egresados un empleo acorde a sus carreras, han sumido a los jóvenes en la disyuntiva de si ser profesionista en un país sin rumbo tiene sentido, si vale la pena hacer más pesada la carga familiar dedicándose a sus estudios o dada la necesidad de sobrevivir contribuir al ingreso familiar so pena de abandonar sus preparación académica.
México es uno de los países latinoamericanos con mayor deserción escolar y si la cifra sigue en aumento, pues tan solo en el ciclo escolar 2020- 2021 la deserción de estudiantes de los 4 niveles educativos (Primaria, Secundaria, Media Superior y Universidad) llego a la cantidad de 1,048,765 con esta cifra se podría llenar 12 veces el estadio azteca, de este poco más de 1 millón de estudiantes que abandonaron los estudios el 5.1 por ciento cursaban su preparación primaria, el 12.2 su educación secundaria, el 51.4 por ciento su educación Medio Superior y el 31.4 por ciento eran universitarios.
Lo alarmante es que, a pesar de este panorama trágico, el fracaso de los programas aprende en casa, las clases en línea que forman parte del historial de fallos en la dirección de un plan educativo serio, el gobierno de la 4T no termina por aceptar y por ende corregir su política que por más que se esfuercen por envolverla en retorica barata es rebasada por la realidad. Y es que cada día a los estudiantes y maestros que saben aplicar la lógica nos queda claro que el gobierno actual, aunque sabe la crisis educativa que ha generado, pero no tiene ninguna intención de corregirla pues según el informe de Finanzas Públicas y la Deuda Pública en el mes de abril mostró que, en el primer cuatrimestre del año el gasto en educación fue de 240,425 millones de pesos ¡menos el 13.8 por ciento! en comparación con el ejercido en el mismo periodo en el año pasado.
Es decir que en plena crisis escolar, hoy que se requiere reconstruir escuelas, dotar de servicios básicos a las mismas para garantizar las medidas de higiene para prevenir un rebrote de la pandemia, en donde se necesita mayor pulcritud en las instalaciones el gobierno reduce el presupuesto ¿demuestra esto que se tiene detectado el problema educativo?¿demuestra esta medida de recorte que la Secretaría de educación tiene pleno conocimiento del problemas y cuenta con un plan consciente y perfectamente diseñado para cambiar el rumbo de la educación de nuestro país? No lo creo. Y como cereza del pastel en días pasados nos llega la información de que en la Cumbre de las Américas, organismos internacionales como el Banco Mundial, Diálogo Interamericano, las Agencias de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), presentaron una iniciativa exhortando a los países a realzar el compromiso de colocar la recuperación educativa entre las prioridades de la agenda pública, así como de reintegrar a todos los menores que abandonaron la escuela, compromiso de cual nuestro representante nacional guardo sepulcral silencio.
En México la educación no es prioridad, por un lado y cuando a sus intereses conviene el presidente le echa humo a la cara y le llama pueblo sabio, pero en los hechos desde la presidencia de la república, AMLO mutila y atenta contra la verdadera educación de ese mismo pueblo.
Como ya dije más arriba triste realidad, pero realidad al fin, y si de verdad queremos cambiarla será mejor que la conozcamos.
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