Como decía Martin Luther King, uno de los principales activistas que lucharon por la igualdad entre los hombres, “hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos”.
En México y en el mundo, a lo largo de la evolución de la humanidad, el hombre ha desarrollado una gran capacidad de creación e invención. Esta capacidad le ha permitido crear elementos para facilitar la producción de bienes que son la base de toda sociedad, y el desarrollo es cada vez más acelerado desde la instauración del modo de producción capitalista y la introducción de la máquina herramienta.
Este desarrollo nos ha permitido superar los límites físicos establecidos por la naturaleza misma, que nos privó de garras para defendernos, filosos dientes para competir con otros depredadores y de gruesa piel que nos proteja de las inclemencias del tiempo. No tenemos alas, pero aprendimos a volar; no tenemos aletas, pero nos desplazamos por el mar más rápido que cualquier animal marino. Es decir, en busca de satisfacer nuestras necesidades humanas y, posteriormente con la instauración del sistema capitalista que exige la búsqueda de la máxima ganancia, hemos logrado grandes descubrimientos y la creación de magnificas tecnologías que nos posicionan como los seres vivos más capaces de la tierra.
Hagámonos las siguientes preguntas, ¿todos los seres humanos del planeta disfrutamos y gozamos de ese desarrollo? ¿todos hemos logrado satisfacer nuestras necesidades más básicas, no digamos para vivir, sino para sobrevivir? La respuesta es no, no todos disfrutamos ni gozamos de la riqueza producida.
En México tenemos una tasa de desempleo del 3.7 por ciento; es decir, de 130 millones de mexicanos, 4 millones 810 mil paisanos que tienen edad y capacidad de trabajar están desempleados, y la capacidad adquisitiva de los que tienen un empleo, no ha mejorado, pues, aunque ha aumentado el salario mínimo, la inflación ha mantenido en estancamiento esta capacidad.
Debido a que los mexicanos no tienen la capacidad de mejorar sus condiciones de vida, el Estado deberá proporcionar las condiciones necesarias para que eso ocurra. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es una organización internacional que trabaja en la creación de políticas que fomentan la prosperidad, igualdad, oportunidades y el bienestar para todos, realizó un estudio de desarrollo económico, social y ambiental de México el mes pasado y, con base en ese estudio, identificó problemáticas puntuales a las que sugirió posibles soluciones.
Primero, en el aspecto de salud, específicamente la pandemia que afectó a todos los países, en México la proporción de la población vacunada, si bien está aumentando, aún permanece por debajo de lo observado por la OCDE y sus pares regionales, situación que empeora por las infecciones adicionales que dificultarían la recuperación a corto plazo. La recomendación por parte de la organización es enfocar los esfuerzos de la salud en el aumento de dosis para vacunar a toda la población.
Sin embargo, en lugar de eso, el Gobierno federal y el presidente, Andrés Manuel López Obrador, solicitó al Instituto Nacional Electoral (INE), invertir millones de pesos en la consulta ciudadana para la revocación de mandato, cuyo resultado fue un fracaso total, desaprovechando así un recurso que se pudo utilizar para salvaguardar la salud de los mexicanos.
Segundo, en política macroeconómica, se detectó un gasto publico por debajo de la perspectiva internacional. La pandemia puso en evidencia los problemas de salud y educación, la pobreza ha aumentado y las brechas de infraestructura siguen siendo significativas; se propuso incrementar la inversión pública con base en un análisis costo-beneficio sólido y transparente, incrementar también el gasto en programas sociales, educativos y de salud, con un enfoque especial en los hogares de bajos ingresos en mediano plazo. En respuesta, siguen sin suplantarse los 12 programas sociales que contribuían a reducir la pobreza según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Tercero, en la igualdad de oportunidades, la participación de la fuerza laboral femenina es baja. Y en el aspecto educativo las desigualdades son grandes, pues los cierres de escuelas por pandemia tuvieron efectos negativos en las habilidades y rendimiento de los jóvenes; la OCDE sugiere establecer una red de guarderías, dando prioridad a los hogares de bajos ingresos y también poner en marcha programas destinados a reintegrar a las escuelas a quienes la abandonaron durante la pandemia, proporcionar asesorías y tutorías a personas con dificultad de aprendizaje.
En respuesta, el gobierno de López Obrador consideró sensato eliminar el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) y el apoyo a las guarderías brilla por su ausencia. Por último, el fortalecimiento ambiental. El país tiene un enorme potencial sin explotar de energías renovables; se propone reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, manteniendo regulaciones que promuevan la generación de energías renovables y la participación del sector privado. En contraposición, AMLO sigue atacando al medio ambiente con la construcción de sus obras faraónicas cuya construcción y funcionamiento en potencia, no ayudan si no que agrandan el problema ambiental.
Como podemos apreciar, a lo largo de los últimos tres años, las políticas presidenciales no han atendido los problemas reales que aquejan al país y a su población, pero además han sido impulsoras del aumento de las cifras de pobreza y desigualdad que ya de por si eran altas.
La realidad ha demostrado que su frase de campaña de primero los pobres era falsa y que no tiene la menor idea del funcionamiento del sistema productivo ni la razón de la existencia de la desigualdad y la pobreza, por lo tanto, sus decisiones estaban condenadas desde el inicio al fracaso.
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