Otra vez, la falta de interés de este gobierno de la 4T ante los riesgos que corre la mayoría de la población cobrará factura a los de siempre, a los que tienen menor capacidad de respuesta monetaria y peores condiciones de salud. En marzo de 2023, la Organización Mundial para la Salud (OMS) declaró que la emergencia sanitaria provocada por la Covid-19 se daba oficialmente por concluida, pues esta enfermedad pasaba a ser endémica, advertía así de la necesidad de mantener los servicios de salud alertas porque había que asumir que “el virus está aquí, está matando y está cambiando”. El riesgo ya nos alcanzó. Se habla de que entre el mes de julio y agosto el número de casos aumentó 80 por ciento en el mundo y en un comunicado, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hizo un llamado a su población para redoblar medidas de contención de los contagios.
Este peligro no lo transmite ningún agorero fatalista y desinformado, son los organismos de salud internacional los que lo hacen. El presidente de la OMS, Tedros Adhanom, advirtió de la existencia de nuevas variantes del virus y de la falta de información dado que varios países dejaron de recoger y reportar la información; y en esa medida, la OMS se ve imposibilitada para valorar con justeza la amenaza y asesorar a los países sobre las medidas a tomar.
De sobra es conocida la negligencia con que actuó el gobierno de México. Por eso, son más preocupantes las noticias de un nuevo repunte del número de contagiados de Covid-19, pues la oleada de muerte y enfermedad que se cierne otra vez sobre la sociedad no parece hallar reacción significativa del gobierno o de los responsables de la política de salud en nuestro país.
Ante el llamado de la OMS, López-Gatell otra vez respondió con un llamado a “no sobredimensionar ni exagerar la preocupación” y con el anuncio de que cuando inicie la temporada de frío se iniciará la institucional campaña de vacunación contra la influenza y que, seguramente, se pondrá un refuerzo de la vacuna contra Covid-19 para grupos vulnerables y que no hay necesidad de una vacunación masiva. En la página oficial la última entrada es del 2 de mayo de 2023 con 11.5 mil casos activos. Hasta ahí el interés de las autoridades. Tampoco hay información oficial sobre el problema. Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador agregó que las vacunas se podrán adquirir a título particular en las farmacias.
Para nosotros, las recientes declaraciones del presidente de que cualquiera podrá comprar la vacuna de su preferencia porque estarán disponible en los escaparates de las farmacias, equivale a una condena de muerte. La historia reciente ya demostró que este gobierno está dispuesto a asumir que habrá “quien tenga que morir” para conseguir la inmunidad social. Es decir, el ya empleado e inhumano mecanismo de “inmunidad de rebaño”; un medio que tiene un gasto al erario de prácticamente cero, aunque implique la muerte de los que no puedan pagar la atención sanitaria adecuada y estén en peores condiciones de salud para resistir el embate del virus. Esta experiencia hizo trágicamente evidente la enorme desigualdad económica en el mundo y en nuestro país. La inmunidad costo cientos de vidas, pero, sobre todo, de los sectores más empobrecidos del país. Es pues, literalmente, cuestión de vida o muerte que de inmediato se instrumente un nuevo plan de vacunación por el gobierno, que se procure la disponibilidad pública de vacunas para todos. Es un grito que debemos alzar particularmente el casi centenar de millones de pobres mexicanos.
Con autorización del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales
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