Como parte de las tradiciones del municipio de Ixtapaluca, cada año se realiza una feria municipal en honor al Señor de los Milagros. Por años, esta feria fue pagada con los impuestos de los habitantes del municipio y estos, a su vez, disfrutaron de artistas de renombre sin tener que pagar una entrada para acceder a los recintos en los que se presentaban artistas y grupos musicales.
Esta feria no sólo fomentaba y fortalecía las viejas tradiciones del municipio, sino que ayudaba a que ferieros y comerciantes en general aumentaran sus ganancias por medio de las ventas, pues también era una atracción turística para los habitantes de municipios aledaños.
Hoy, esta feria pasó de ser tradicional y municipal para convertirse de palabra en feria nacional, pero en la que ha habido un robo monumental, pues la nueva versión de esta feria nacional cobró de mil 500 a 2 mil pesos por una mesa desde la que la gente podría disfrutar a un artista de renombre, además de que la entrada a la feria tuvo un costo de 40 pesos, cobros jamás vistos en Ixtapaluca porque nunca antes la ciudadanía tenía que pagar para disfrutar de una fiesta que, de por sí, ya pagaban con sus impuestos.
Encima de todo esto, se suma que los comerciantes que, después de tres años de pandemia esperaban con deseo esta feria, resultaron decepcionados y estafados; primero, porque el pago por el uso de piso tuvo un costo de entre 60 mil y 85 mil pesos, dependiendo el giro y los metros que el comerciante requería; esto provocó que fueron excesivos los precios de los productos vendidos: un clásico elote con mayonesa y queso tenía un costo de 50 pesos; una orden de cinco tacos pequeños 200 pesos; una paleta de caramelo 20 pesos; una botella de agua de 600 mililitros 70 pesos; dorilocos 100 pesos y la lista continua.
Los precios fueron tan exagerados que fue muy bajo el consumo; esto orilló a los comerciantes a que, durante dos días seguidos, se manifestarán cerrando la vialidad principal y exigiendo se les regresara una parte de lo que habían pagado por el derecho de piso ya que no recuperarían su inversión. Sin embargo, la desorganización y espontaneidad de los cierres viales no rindieron frutos y el chispazo de descontento de los comerciantes se apagó fácilmente y continuaron vendiendo en la feria nacional, pese a las dificultades.
Esta feria nacional, que se convirtió en un robo monumental, también se volvió un centro de delincuencia, ya que durante el tiempo que duró se denunciaron hechos como el secuestro de una pareja que fue lesionada con un arma blanca al salir de uno de los eventos musicales: la mujer murió por las lesiones ocasionadas. El sábado 4 de junio, balearon a un joven de aproximadamente 25 años de edad.
En medio de todo esto y con la distracción de la feria, el Gobierno municipal permitió la reapertura del Bar Happy Terraza, el cual fue clausurado en abril después de la balacera y los más de cinco fallecidos; asimismo, sobre la carretera federal México-Puebla a la altura de Ayotla, se encontró sin vida y con lesiones graves en la cabeza a un hombre de 30 años.
Y mientras la feria nacional seguía a todo lo que daba, la delincuencia no se detuvo y la ayuda de la Policía Municipal hacia a los ixtapaluquenses fue escasa, y continúa el problema de falta de agua en el pueblo de Ayotla y además se agudiza pues la postura de conectar a Ayotla a los pozos ya existentes sigue en pie, lo que ha provocado el descontento de los ayotlenses por la falta del líquido y también de los habitantes de las colonias de la zona alta, a quienes se les afectará si se lleva a cabo la conexión de Ayotla a los pozos de la zona alta.
Hoy en Ixtapaluca vivimos una feria que de nacional no tuvo nada, pero sí un robo monumental a ojos vistas y ningún ixtapaluquense hizo nada para denunciar a todo pulmón dicha estafa.
Ixtapaluca vive entre el caos, la impunidad y la injusticia, pero mientras los ixtapaluquenses valientes no levanten la voz para inconformarse, la bota del gobierno morenista seguirá pisándoles el cuello.
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