El domingo 11 de julio el mundo fue testigo de una amplia difusión que se le dio a la manifestación de cientos de cubanos (que no de miles como lo manejó la prensa a fin a los intereses del imperio estadounidense) en varias ciudades del pequeño país, como San Antonio de los Baños, La Habana, entre otras. Este hecho de protesta aparentemente espontáneo, sucedió después de que desde hace años no se presentaba un acontecimiento de esta naturaleza en Cuba. Ahora se sabe que fue convocada a través de las redes sociales por cubanos opositores al socialismo, y financiados por el gobierno estadounidense, aprovechando el malestar de la población por la escasez de medicinas para atender la covid-19, los cortes frecuentes de energía eléctrica, el desabasto de productos básicos, todo esto provocado por medidas impuestas por el bloqueo económico que desde hace 60 años dictó el gobierno norteamericano para hacer fracasar el socialismo y, agravada la situación por otras medidas dictadas en la administración de Donald Trump y que el actual presidente Biden ha hecho suyas.
Es de todos conocido que desde que Cuba decidió tomar el socialismo como modelo económico, el gobierno de EE. UU. la ha emprendido contra este pequeño país para hacerlo volver al redil capitalista, para lo cual ha ensayado de todo, desde el bloqueo económico, asesinato y atentados contra la vida de los líderes históricos de la Revolución, la invasión de mercenarios en Playa Girón en 1961, guerra bacteriológica contra los cultivos, promoción de deserción de deportistas cubanos de alto rendimiento, hasta lo que hoy vemos, la compra de conciencias de cubanos que creen que vendiéndose al imperio su suerte mejorará, sin tener presente como ya se sabe, que EE.UU no tiene amigos, tiene intereses, y los ejemplos sobran: Libia, Irak, Siria, países que bajo el pretexto de ser gobernados por dictadores, han sido invadidos, y saqueados en sus riquezas, dejando en esos países, más pobreza, dolor y muerte.
Está claro que hoy lo que EE. UU. busca es minar desde dentro a la revolución y derrumbar el sistema socialista cubano, que aun con sus fallas, errores y deficiencias, su población tiene menor índice de desigualdad social y donde la población tiene garantizado su educación y salud.
Por eso resulta loable la rápida respuesta que Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República de Cuba, dio a los inconformes, haciendo presencia en el lugar mismo de los hechos, para explicarles la causa de los graves problemas que enfrenta Cuba; igualmente destacable es la actitud de los comunistas que como uno solo salieron a las calles, estos sí por miles para defender su revolución y sus conquistas sociales. La presión del imperio no ceja, pero Cuba saldrá adelante de esta nueva intentona del gobierno gringo y sus compinches del interior; la larga lucha del pueblo cubano, para hacer de su país, verdaderamente independiente ha templado su espíritu y voluntad y harán otra vez morder el polvo a sus enemigos políticos, y ante esta actitud heroica del pueblo cubano, a los hombres progresistas, verdaderamente demócratas y a los revolucionarios del mundo, nos queda la tarea de solidarizarnos y defender desde nuestras modestas posiciones sociales, a este experimento social único en América y que nos muestra el camino luminoso, aunque difícil de construir una sociedad más justa y equitativa para todos sus integrantes, de acuerdo a las circunstancias de cada país.
Por último, hay que felicitar al pueblo y gobierno cubano, que, en medio del asedio imperial, y de la grave crisis acentuada por la pandemia, ha creado ya su vacuna contra la covid-19, y seguramente será de gran beneficio para las naciones pobres del planeta, pues hasta en eso los cubanos han demostrado ser solidarios como lo demostraron con sus brigadas médicas en Europa y México, cuando estaba lo peor de la pandemia y nadie sabía cómo enfrentarla. El mundo le debe mucho a la Revolución Cubana, es momento de defenderla.
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