*De un castigo nace el amor por la danza.
Kanasín, Yucatán.- Rusell Flores, joven de 18 años y originario de Tiholop, Yaxcabá, a temprana hora del sábado 16 de julio emprendió su travesía desde la península hasta el centro del país, un viaje de poco más de 13 horas y 1,199 kilómetros, su destino, el Instituto de Artes MacuilXóchitl y ser parte del Ballet Nacional del Movimiento Antorchista.
Con entusiasmo y un vaso en la mano de la “chispa de la vida”, aquel famoso líquido negro que consumen los yucatecos, día, tarde y noche es la Coca-Cola; sin titubeos narró su historia a sus jóvenes compañeros de la Casa del Estudiante “Emilio Abreu Gómez” de cómo el antorchismo de Yucatán lo sacó de los malos pasos y lo ayudó a superarse.
“Iba en la secundaria, me drogaba, primero empecé con fumando cigarro, después con marihuana, cocaína, hasta que llegué a un punto en el que me perdí por completo”.
Su maestra y psicóloga Sandra Toribio, que se encontraba presente y quien fue parte de que Rusell dejara los malos paso, rectificó su historia y mencionó que es un joven inteligente, al mismo tiempo que rememoraba cómo tomaba los mamuts de la cooperativa de la escuela sin permiso.
Sin embargo, los años pasaron y Rusell se adentró a las filas del antorchismo, primero en el área estudiantil donde fungió como fotógrafo y realizó diversas tareas, aun estando en la secundaria, pero un castigo le dio a su vida un giro de 180°.
Su indisciplina lo llevó a ser parte del grupo de danza de Yucatán, quien en un inicio mostró indiferencia hacia ese arte y hoy, después de ser un joven que sólo vagaba por las calles, Rusell se dirige a Puebla a dedicarse, lo que fue en un primer momento, un tortuoso castigo y lo que a partir de ahora será su vocación y decidido, en un futuro, enseñar a las nuevas generaciones lo aprendido, tal y como hicieron con él.
Por lo que, en este sentido, invitó a los jóvenes a acercarse al antorchimo, así como a sus casas del estudiante y unirse a sus grupos culturales para fomentar el arte y la cultura. Asimismo, agradeció al antorchismo en Yucatán el haberlo apoyado y que hoy se profesionalice en las artes.
Es de señalar que el Movimiento Antorchista lleva poco más de 47 años promoviendo el arte y la cultura entre los mexicanos, y así como en Rusell, ha inculcado el amor por las Bellas Artes entre la población, como una herramienta de sacar de los vicios y de las calles a los jóvenes.
En este sentido, el antorchismo nacional, en su afán por promover la cultura, creó el Instituto de Artes Macuil Xóchitl, donde jóvenes de todo el país se han concentrado para estudiar una de sus dos licenciaturas que ofrece, Danza Folclórica Mexicana que se imparte en verano y en sistema escolarizada, la licenciatura en Expresión Artística, preparando decenas de artistas.
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