El incremento de los precios en los productos de la alimentación básica sigue golpeando a la economía familiar de los tamaulipecos. Este duro golpe casi siempre se acentúa en los productos comestibles como las frutas y verduras que se consumen de forma diaria, provocando que las familias tengan que reducir los gastos para evitar un desfase y lograr adquirir la mayor parte de productos que utilizan. Lo mismo ocurre con los demás productos indispensables de la canasta básica.
Es necesaria la pronta organización del pueblo trabajador; pues solo este podrá, en determinado momento, corregir el rumbo del país y sacarlo de los graves problemas en los que se encuentra
Esto ocurre a pesar de que en estos tiempos la palabra “bienestar” se utiliza a diestra y siniestra, sin realmente hacer entender el verdadero significado de bienestar, pero no solo como significado, sino como algo que se pueda tocar o ver, por ejemplo, en obras o servicios. Su connotación trata de interpretar que todo está bien, aunque la realidad que vemos todos los días sea distinta y que en los hechos solo notemos el “beneficio” en la entrega de apoyos monetarios a los adultos mayores o aquellos jóvenes que lograron tener acceso a las becas, mientras que no existen o se redujeron los apoyos al campo o a la salud, dando como resultado el auge de empresas privadas dedicadas al giro comercial.
El resultado de todo esto, es que ahora las personas puedan tener acceso a un recurso económico (dinero), que lo puedan gastar en lo que ellos quieran, aunque esto al final se traduzca en la falta de un bienestar real que los ayude a mejorar sus viviendas, la educación, la alimentación entre otras cosas sustanciales necesarias e indispensables en la vida. Uno de los temas que también golpea a las familias es el alto precio de los productos comestibles, es decir, las frutas y las verduras.
En los últimos días sorprende el precio del kilo de tomate que lo encuentras en $46 pesos, las papas en $49 pesos y la cebolla en $19; mientras que los chiles en $20 pesos, estos son los productos que a mí parecer son lo más ¡más! indispensable en el consumo de las familias tamaulipecas. Lo mismo ocurre con los precios del azúcar que está hasta en $30 pesos y el aceite en $31. Es decir, si una familia adquiere todos estos productos estará gastando casi los $200 pesos y eso que solo hablamos de las cosas más indispensables, hace falta contar el costo de la tapa de huevo, café, frijol, frutas, jabones y detergentes, así como los productos de higiene personal, entre otras cosas.
Es sorprenderte saber que la mayor parte del salario mínimo, se va en la compra de estos productos y que se tenga que invertir en el gasto de todo un día completo de trabajo, pero lo sorprendente es que ni siquiera se lograr comprar todo lo indispensable; pues también hay que sobrellevar los gastos de la educación diaria de los niños, atender a los enfermos si hay en casa, y resolver algún desperfecto que se hayan suscitado en el hogar o fuera de este y cubrir los gastos del transporte, entre otras cosas. La verdad es que la mayor parte de las familias tiene problemas económicos que sobrepasan su economía. Por lo que ahora en lugar de solo trabajar el hombre, también se ha empleado a la vida laboral a la mujer y con suerte alguno de los integrantes más de la familia.
El problema de la inflación sigue estando latente, Tamaulipas es el cuarto estado con mayor inflación y al cierre de septiembre de este año 2024, alcanzó un 5.1 por ciento que supera la tasa anual nacional que fue de 4.58 por ciento. Un problema que empeora además por otros factores como la inseguridad y la migración. Aunque este problema sigue siendo general y no solo del Estado, a nivel nacional la pobreza se sigue incrementando a pasos agigantados, incluyendo a sus estadísticas a miles de familias que no pueden costear los altos costos de la inflación.
Tal parece que la situación seguirá complicándose, por lo que es necesaria la pronta organización del pueblo trabajador; pues solo este podrá, en determinado momento, corregir el rumbo del país y sacarlo de los graves problemas en los que se encuentra. La invitación es que los tamaulipecos y los mexicanos en general se organicen para exigir mejores condiciones de vida, que los ayude a elevar no solo su calidad material, sino su espíritu de rebeldía a un estadio superior, donde los hombres puedan tener mejores oportunidades, un sistema económico que otorgue a los trabajadores: superar las diferencias económico-sociales en el carácter del trabajo de los trabajadores de la ciudad y del campo; en segundo término, asegurar el progreso cultural y técnico en la esfera del trabajo; en tercer término, modificar radicalmente la actitud del hombre frente al trabajo, convertir el trabajo, poco a poco, en la primera necesidad vital de los hombres. Pero sobre todo que estas modificaciones sean por la conquista de un bienestar común.
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