Morelia, Mich. Trapos blancos, cartulinas y servilletas, aparecieron colgados en las casas de diferentes municipios del estado de Michoacán.Con leyendas como "En casa y sin comida" o "No tenemos comida" cientos de colonos denunciaron a los gobiernos municipal y estatal la falta de alimentos en sus casas.
Debido a las medidas instrumentadas en el estado por la contingencia generada por el Covid.19, colonos, campesinos, amas de casa, obreros y trabajadores del empleo informal se sumaron a la protesta nacional de los "Trapos blancos", que consiste en colocar trapos blancos con leyendas fuera de las casas donde ya se han quedado familias completas sin alimentos.
Morelia, Pátzcuaro, Ario de Rosales, Uruapan, Maravatío, Zitácuaro, entre otros, fueron algunos de los municipios donde esta protesta tomó forma.Ana Rosa Barajas Munguía, habitante de la colonia de San Isidro Itzícuaro, es una de las integrantes de las miles de familias que se han visto afectas, es madre de 2 hijas y abuela de cuatro niños, uno de ellos recién nacido, viven los siete en una casa de madera, hacinados y esperando que el gobierno volteé a ver sus necesidades.
"Nos la hemos visto muy difícil para sobrevivir y salir adelante, mis hijas se quedaron sin trabajo y apenas tenemos para comer, a veces no tenemos para comprar ni un pañal ni agua.A una de mis hijas la despidieron de la fábrica en que trabajaba y hemos tratado de vender dulces para salir adelante, pero no es suficiente", dijo.
"Nos ha tocado estar juntando botes y fierro para tratar de venderlo, pero no hemos sacado casi nada; nos da miedo el coronavirus, pero nos da más miedo quedarnos en casa y que nuestros niños se empiecen a morir de hambre, el hambre nos ha estado matando siempre".
Por otro lado, Gustavo Velázquez quien es padre de dos niñas una de 6 años y otra de 14, se dedicaba a la albañilería, la falta de trabajo lo ha orillado a hacer escapularios y tratar de venderlos en la calle, "nos sentimos mal, es difícil subsistir así, necesitamos comida, pues mis niñas piden para comer y yo no tengo como darles, necesitamos que nos ayuden a solucionar el hambre".
Su casa, que tiene un techo de cartón, es otra de sus preocupaciones, pues la época de lluvias se acerca y no tienen como repararla, "lo poquito que sale de mi venta es para darles de comer, yo seguiré saliendo a la calle, es preferible salir; prefiero morir de hambre y darles de comer a mis hijas que quedarme en casa y que nos mate el hambre", dijo Gustavo entre lágrimas y con una mirada que denota impotencia ante la situación.
Así como estos dos casos, existen miles en el estado de Michoacán, la situación amenaza con agravarse cada día más y los apoyos de los gobiernos aún no se ven por ningún lado.La gente está de acuerdo con una cosa y plantea lo mismo; prefieren salir a las calles y arriesgarse a un contagio que puede llevarlos a la muerte, que morir de hambre encerrados en sus casas.
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