Rocío Ramírez López, directora del preescolar “Jorge Obispo Hernández” de la ciudad de San Luis Potosí, afirma “a dos semanas de iniciado el ciclo escolar 2021-2022, algunas escuelas ya se vieron interrumpidas en su trabajo, la razón: contagios de covid-19. Se han incrementado los contagios en los alumnos, maestros y personal de apoyo que labora en las instituciones educativas. El Gobierno federal no apoya con los insumos para el regreso a clases y mucho menos para la infraestructura. Hay escuelas que están funcionando en muy malas condiciones”.
Esta sencilla declaración ilustra la situación de la mayoría de las escuelas de educación básica en el estado. Veamos algunos encabezados de notas periodísticas al respecto:
El Sol de San Luis. Suman 42 contagios de covid-19 en escuelas de SLP.
Pulso. Confirmados, 4 casos de covid-19 en escuelas de SLP.
El universal. Tras dos días de regresar a clases presenciales, cierra escuela por caso de Covid-19 en SLP.
Milenio. Detectan caso de covid-19 en maestro de secundaria de SLP.
Dichas notas son solo de la primera semana de clases. Lo que nos demuestra que estamos en lo cierto los que pensamos que el licenciado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), minimiza el riesgo que persiste en las aulas, pues las condiciones en su infraestructura, la falta de servicios básicos y la falta de vacunas para menores de edad deberían ser puntos que el mandatario y la SEP no deberían seguir ignorando.
Nunca hubo una propuesta clara para regresar de forma segura a los centros educativos, vemos como los centros escolares no tienen ni siquiera los servicios indispensables como agua, drenaje, electricidad, dejan que los padres y maestros resuelvan los problemas de higiene y de infraestructura. La despreocupación por adoptar medidas y condiciones adecuadas en los centros escolares o por vacunar a los niños y jóvenes antes del regreso a clases es un claro síntoma de la falta de humanidad que tienen las autoridades en turno, no se ve un ápice de la preocupación que afirman tener y esa frescura con que afirmaron: “estamos listos para el regreso al clases” -afirmación hecha, incluso por el SNTE- significó mandar a docentes, educandos y padres al matadero completamente desprotegidos.
Por nuestra parte, los docentes estamos haciendo lo que se puede: a pesar de las indicaciones, nos las estamos arreglando para atender de manera presencial y a distancia con la misma atención compartida, atendiendo en lo posible los problemas de higiene e infraestructura, eligiendo conocimientos esenciales y acomodando los horarios para que exista presencia en las escuelas el menor tiempo posible, el menor roce y contacto entre los alumnos y padres de familia. Solo nos resta decir: las víctimas que haya por la pandemia en los centros escolares y los que de allí se deriven, no será en ninguna medida culpa de los padres de familia, ni de los docentes, los culpables tienen nombre y apellido, que conste.
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