Según el portal Infobae, hoy 4 de febrero de 2021, con 1,707 muertos en las últimas 24 horas, nuestro país llega a 161,240 defunciones acumuladas y un total de 1´886,245 contagios por covid-19. Una gran tragedia para los mexicanos.
México ya superó a la India y ahora ocupa el nada honroso tercer lugar con más muertes en el mundo, sólo después de Brasil y Estados Unidos.
En cantidad de defunciones, las entidades que concentran un 63%; es decir, más de la mitad, son: la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Puebla, Veracruz, Nuevo León, Baja california, Sonora y Coahuila.
En el caso de los estados con más contagios, las autoridades sanitarias federales indicaron que las entidades con mayor número de casos activos de SARS-CoV-2 en orden descendente son: Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, More Puebla, Coahuila, San Luis Potosí, Tabasco, Baja California Sur, Veracruz, Hidalgo, Tamaulipas y Sonora, que en conjunto concentran el 87% de dichos casos en el país.
Para la mayoría de la población a estas alturas queda claro que la vacuna es la esperanza más certera para evitar los contagios y, por lo tanto, esperaba con ansia el momento en que iniciaría el proceso de aplicación de la misma. Sabedores de tal esperanza del pueblo y manipuladores por excelencia, los responsables del manejo de la pandemia en el país (Secretaría de Salud y Gobierno federal) anunciaron el 24 de diciembre de 2020 el espectacular inicio de la vacunación y casi medio gabinete se presentó al aeropuerto de la Ciudad de México a recibir las primeras 3,000 dosis. Para dar mayor espectacularidad al anuncio, se atrevieron a mentir declarando que México era el primer país de Latinoamérica que tenía la vacuna, cuando a Chile, Argentina y otros países llegó al mismo tiempo y en Estados Unidos, aunque no es Latinoamérica, ya había iniciado la vacunación desde el 14 de diciembre. Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, anunció que antes de finalizar enero habrían llegado 1.4 millones de vacunas más. Con ello, se propusieron hacer creer a la gente que el remedio al terrible mal estaba muy cerca. Pero, ¡oh sorpresa!, resultó que Pfizer no cumplió y el Gobierno tuvo que realizar contratos emergentes para adquirir otras vacunas como la rusa Sputnik V.
Para dar al público una imagen de seguridad a su Plan Nacional de Vacunación, la Secretaría de Salud todo el mes de enero de 2021 se la pasó hablando de millones y millones de vacunas contratadas, que si la de Pfizer, que si la de AstraZeneca, que si la CanSino, que si la Curevac, que si la Sputnik V. Lo cierto, fuera de los anuncios espectaculares y grandilocuentes, es que, al 4 de febrero, a casi mes y medio de iniciada la vacunación, se ha puesto una sola dosis a 675 mil personas, que ahora están en la incertidumbre de si habrá la segunda dosis para ellos en el plazo de tres semanas, como indican las instrucciones de los fabricantes. Esa cantidad de personas vacunadas representa el 0.53% de la población mexicana que es de 126 millones.
A ese paso, a razón de 16,071 personas diarias, la vacunación de toda la población se terminará para el año 2,065, con el consiguiente incremento en el número de contagios, fallecimientos y descontrol de la pandemia por el número de mutaciones que realiza continuamente el virus. De toda esta situación no puede más que concluirse que, después del mal manejo de la pandemia por el Gobierno durante casi un año de haber llegado el virus SARS-CoV-2, ahora hay que agregarle el mal manejo de la vacunación. Todo por los caprichos e intereses electorales que tiene el partido Morena y el Gobierno de perpetuarse en el poder. ¿De qué otro modo puede entenderse el hecho de que antes de terminar la fase de vacunación al personal de salud se está vacunando a los maestros de Chiapas, que todavía ni regresan a dar clases, y a los mal llamados "servidores de la nación&rdquo, que más bien deberían llamarse "servidores electorales de López Obrador”?¿Qué sentido tiene que se burocratice la aplicación de la vacuna haciendo llamadas a las personas de la tercera edad para ver si quieren vacunarse y luego hacerlas que se registren por internet en una página que ni siquiera funciona bien? No hay duda que al presidente y su partido lo que interesa no es la salud de los mexicanos sino sólo sus votos.
Dentro de toda la parafernalia de la vacuna hay poblaciones de nuestro país que han sufrido más el azote de la pandemia, por la cantidad de contagios y fallecimientos y tiene que ver con la concentración de la población, es cierto, pero también con el mal manejo de la pandemia, por subordinar la salud de la población a otros intereses.
Un caso emblemático es la Ciudad de México en la que, como antes dijimos, se ha presentado el mayor número de contagios y existe el mayor número de casos activos. Alguna gente tiende a pensar que la culpa es de la población "porque no hace caso” de las medidas recomendadas para evitar los contagios, sin embargo, no podemos hacer a un lado la responsabilidad del gobierno y sus representantes quienes en todo momento han obrado con total irresponsabilidad, como el presidente que en todo lo que va de la pandemia ha dicho decenas y decenas de veces que el "problema no es tan grave&rdquo, que "la pandemia está domada&rdquo, que "México está muy preparado en materia de salud", que salvo cuando tuvo que ver a Trump, se ha negado a usar el cubrebocas, o como el subsecretario de Salud que en pleno pico de contagios en el país se fue de vacaciones a las playas de Oaxaca. ¿Qué mensaje envían a la población con esta actitud? Pero no sólo eso, en la Ciudad de México reiteradamente se previno a la Jefa de gobierno declarara el Semáforo rojo y no lo hizo para que los comerciantes realizaran "el buen fin” en el mes de noviembre y sólo vino a aplicarse la medida restrictiva hasta el 19 de diciembre, más de un mes después, hasta que el gobierno de la Ciudad fue objeto de memes y de burlas en las redes sociales porque ya se habían agotado todas las tonalidades de naranja que es el color del semáforo en que el gobierno local mantuvo a la entidad.
Por si eso no bastara para incrementar los contagios, el 9 de enero se incendió el Centro de Control del Sistema de Transporte Colectivo Metro, con lo cual dejó sin servicio las líneas 1,2,3,4,5 y 6, (el día 12 hubo un incendio en la estación Auditorio de la línea 7, una semana después otra explosión se presentó ahora en la estación Cerro de la Estrella de la línea 8) y para remediar el problema el gobierno de la Ciudad anunció el funcionamiento del transporte RTP, un transporte que fue totalmente insuficiente y en donde las aglomeraciones causaron un verdadero caos, con lo cual también se incrementaron los contagios. Hay que agregar que las líneas que mueven más capitalinos son la 1, 2 y 3 y son las que más han tardado en restablecer el servicio: la 1, el 25 de enero y con sólo 10 trenes y ya hubo un apagón, la 3 el 1° de febrero y enseguida hubo suspensión por desperfectos y la 2 se restablecerá el servicio hasta el 8 de febrero. Un verdadero calvario para los usuarios del metro.
Es evidente que el Gobierno de Claudia Sheibaum y sus antecesores tiene gran responsabilidad en tales hechos, primero, porque aunque cambiaron de camiseta del PRD a Morena ahora, son sus propios correligionarios quienes han gobernado la ciudad los últimos veinte años y, siendo el Metro un transporte masivo para pobres, lo han dejado olvidado, sin la inversión necesaria para mantenerlo en buen estado, modernizado y funcional y, segundo, porque ya en su gobierno, la actual jefa de gobierno junto con sus diputados morenistas de la Asamblea Legislativa, han aplicado recortes para la renovación de la estructura en estaciones y líneas de la red del metro: en 2019 bajó de 17, 548 millones de pesos a 15,652 millones de pesos, en 2020 se aplicó un subejercicio de 2019 y para 2021 el presupuesto del metro bajó a 15,081 millones de pesos. Los propios ingenieros y técnicos que revisaron los desperfectos causantes de las explosiones declararon que la explicación de fondo de los mismos es el "uso excesivo y la falta de mantenimiento” del Metro.
En abono la responsabilidad de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México pudiéramos aceptar que, tal vez, varias de las medidas que han dañado a la población metropolitana con la pandemia, no son responsabilidad suya sino del Gobierno federal; que el pecado de Claudia Sheinbaum ha sido obedecer fielmente las indicaciones que le dan desde Palacio Nacional, pero la responsabilidad de gobernar una gran urbe como la ciudad de México, no puede ser la de una gobernante dependiente, sumisa a ultranza, carente de la autonomía necesaria para tomar las decisiones más adecuadas para los capitalinos.
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