Una cultura milenaria ha creado dentro de sí, una nueva forma de estructura política: el socialismo con características chinas. Y esta ha sido funcional en virtud de un entendimiento cabal de la doctrina del marxismo-leninismo y su aplicación adecuada a las condiciones del gigante asiático que al día de hoy, tiene una vigencia más que centenaria en su partido, el más grande del mundo, el Partido Comunista Chino (PCCh).
A 1,400 millones de personas (seguramente más) que integran a China, las comanda el partido comunista que ha tenido en su vida una larga trayectoria y un camino que nunca ha sido en línea recta, sino que ha tenido que irse acoplando a las circunstancias de su momento. Incluso, siendo en momentos señalado por la propia sedicente izquierda. Este mismo hecho histórico parece replicarse en varias coyunturas, fue al mismo Lenin al que se le señaló en la táctica de la socialdemocracia rusa que hubo dado paso después a la construcción a la célula que ejecutara los conocimientos de Marx y Engels y su fundiera en unicidad con la doctrina.
A un joven, Aquiles Córdova Morán, se le había señalado también en su táctica cuando construyó la organización más grande de nuestro país, los ataques no hubieron llegado únicamente del enemigo sino de aquellos, quiénes se suponía, tenían el mismo ojo crítico que nosotros.
En China, el partido comunista es completamente un eslabón alcanzado por la corriente comunista de Rusia en 1917, en Pekín, el movimiento del 4 de mayo tuvo su epicentro en las universidades, siendo suelo fértil para las inquietudes comunistas primigenias de lo que posteriormente llegaría a ser el PCCh, contra el tratado de Versalles, las movilizaciones estudiantiles tomaron la capital China y la voz de los estudiantes retumbó en todo el país, así, en 1921, 12 delegados asistieron al primer congreso del PCCh.
Al ser aún débiles en masa, se aliaron al Kuomintang el partido nacionalista chino luchando contra los señores de la guerra y buscando la unidad en toda China, pero en 1927 Chiang Kai-shek traicionó al PCCh y la persecución contra los comunistas inició, pero allá, en los sitios más inhóspitos la esperanza de un suelo comunista dónde se cumpliera la máxima “de cada quién según su capacidad y, a cada quién según su necesidad” se edificaba en esos pequeños pueblos.
En 1937, la alianza entre los comunistas y nacionalistas se retomó para vencer a un enemigo mayor, Japón, y hasta 1945 ambos bandos lucharon contra el enemigo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. De este lado, en 1949, Mao proclamó la República Popular de China, dejando de lado a los enemigos nacionalistas.
De aquí en adelante,sólo el estudio concreto de las condiciones concretas de la realidad China han podido consolidar a esta, como una de las naciones más importantes y con más desarrollo tecnológico, cultural, médico, armamentista. Xi Jinping, ahora, ha buscado la manera en que el partido llegue a su conclusión histórica con fechas exactas. Por el bien de la humanidad, que así sea.
Sin embargo, toda esta historia de una nación que puede mirar a sus hombres más humildes, levantarles el rostro y entregarles las herramientas para su revolución no es conocida, al menos en este lado del mundo, la terrible campaña anti china, principalmente auspiciada por Estados Unidos, nos muestra a un enemigo ficticio en las series y películas de ciencia ficción que no han hecho más que sembrar el terror contra los asiáticos, ocultando su milenaria cultura que es más que necesario estudiarla y disfrazándolos de tiranía para no seguir su ejemplo.
México necesita conocer la historia china, pero sobre todo, sacar las lecciones pertinentes de ahí y aplicarlas a las condiciones reales de nuestro país, así nuestra patria seguramente tomará los medios necesarios para hacer algo similar a lo que hacen los Chinos, siempre y cuando se aplique ante la lupa crítica del materialismo dialéctico, la guía para la acción vigente que es, sin duda, la única forma en la que podamos salir del atraso y la ignominia en la que estamos sumergidos incluso más tiempo que el de la vida del PCCh.
Los antorchistas debemos de luchar por hacer valer la voz de los humildes, de los más sencillos pero también por la de aquellos que se les censura y calla por servir de ejemplo para los demás, aprendamos de China, compañeros, conozcamos su historia y su cultura y tomemos las lecciones necesarias para aplicarlas a nuestro país, y ya lo estamos haciendo.
El pasado 14 de mayo, durante la clausura de la Espartaqueada Deportiva Nacional, me hube conmovido hasta las lágrimas, el resonar “La internacional comunista” interpretada por nuestros Grupos Culturales nacionales del Movimiento Antorchista, y un público que, completo estaba de pie. Si hay una esperanza en México de construir un mundo distinto, una nueva sociedad, más justa y equitativa para todos, estos jóvenes han logrado traducirla y entregarla en forma bella a todos los que ahí estuvimos.
Pude escuchar también una bellísima interpretación de “La cantata del Río amarillo” aquél que recibe su nombre debido al polvo de arcilla amarilla llamado loess que se desplaza por el norte de China y que corre a través de Qinghai, Gansu, Henan, Shandong, Shanxi y Shaanxi; el río más importante de China y que da nombre también a la canción que habla sobre aquél ejército de hombres valerosos que defendieron al país y que asemejaban a este cuerpo fluvial. En la antigüedad se creía que este era la continuidad terrenal de la vía láctea.
Así como los jóvenes hijos de nuestra patria lograron traducirnos a través de sus gráciles movimientos y sus armonías que superan a cualquiera de sus voces en lo individual, así la historia del pueblo chino nos sigue recordando que existe un nuevo mundo para los humildes del pueblo. Dicen, (con miedo de estar equivocado en mi afirmación) que el PCCh, antes de tomar una decisión la pasa por el filtro de “¿esto nos acercará al pueblo?” y de ser así, entonces se toma por ley. Seguramente los jóvenes nos acercan ya, a través de su arte, al pueblo, a conocer la historia del partido comunista Chino y en su masificación, los antorchistas estamos obligados a tomar esa antorcha prometeica que nos han acercado, para alumbrarnos del conocimiento de la cultura china, su historia y la edificación de su partido. ¡Que así sea!
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