“Con dinero baila el perro”, dice el refrán popular que retrata fielmente a Armando “El Chango” Acosta, quien, como San Luis lo sabe, para ganarse la vida, hace más de dos décadas que hizo su profesión la de atacar por encargo a los movimientos sociales y defender al pobrecito gobierno de los injustos ciudadanos necesitados que reclaman obras y servicios porque las pagan con sus impuestos.
Este provocador profesional, con mansión en céntrica avenida y otras propiedades, que ha amasado su fortuna sirviendo de falderillo o mastín, según sea el servicio indicado por sus padrinos políticos y económicos, a los que tan presto les sirve a ellos de aplaudidor, como de contensor de movimientos sociales y agresor de liderazgos a los que consideran un peligroso enemigo o simple desafío a su suprema autoridad, hoy vuelve a la carga haciéndole al policía chino y perspicaz investigador para agredir con calumnias y acusaciones sin pruebas ni fundamento al Movimiento Antorchista. Ya se sabe que todo se lo debe no a su afilada pluma, sino al ser eco de los boletines de la policía y dependencias, convertido en un vulgar y lambiscón de corre ve y dile, indigno y falto de crédito.
Ya era “El Chango” desde sus tiempos porriles, cuando bailaba al son que le tocaran sus proxenetas, con tal de cursar su carrera; hoy, sin nada nuevo que aportar, sigue por la misma ruta, cazando migajas que le arrojan desde la mesa del poder, para no vivir jodido. Su fortuna se la debe a sus agresiones contra organizaciones sindicales, políticas y sociales, o contra simples ciudadanos, porque esa es su tarea: acallar protestas o restar fuerzas con calumnias, descalificaciones y agresiones desde su periódico, es decir, hacer el trabajo sucio como golpeador mediático, oficio que le da dinero ciertamente, pero que lo aleja cada día más de la noble profesión de periodista.
La organización en la que milito, cuenta con más de 45 años en el espectro político nacional dando la batalla por los que menos tienen, y todos estos años hemos salido adelante a pesar de la rabia de calumniadores con más sesos y poder que “El Chango” Acosta convertido en Mastín, los cuales se han estrellado contra la realidad y el certero juicio del pueblo pobre de México, porque ésta no obedece a fantasías etílicas, ni a sueños de opio de los enemigos del progreso. Por cuanto a mi persona, le puedo decir que, como dijo el clásico: “los potosinos me conocen”. Y a las pruebas me remito: quien tiene propiedades costosas, que se pueden constatar en el Registro Público de la Propiedad, es este calumniador y su familia, no yo o alguno de mis compañeros en lo particular.
Es cierto que los pobres demandan agua, pavimentaciones, drenaje y servicios en general, sin embargo, todo eso se encuentra estipulado en el 115 constitucional y no es ningún atropello o arbitrariedad. Pero, por lo visto, este fascista no es sólo enemigo de las protestas públicas (que también son un derecho constitucional), sino del pueblo y sus derechos en general, pues llevado por su bajeza y rabia, se arroga el derecho de tronarle los dedos y darle órdenes al mismo presidente municipal de la capital, a través de su columna, poniéndole, además, condiciones e instruyéndole sobre qué tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer.
Su escrito todo es una basca por donde se le vea, el cual no contiene la más mínima prueba de sus dichos y está repleto de mentiras, pero no me sorprende por cuanto que ya lo dijo “Cervantes” que es de naturaleza que cada criatura engendre a su igual, por lo que no es de esperar otra cosa que quien toda su vida ha vivido para repartir inmundicia, se alimente de ella.
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