En el aparentemente lejano año 2018, en un pequeño municipio de la Altiplanicie Pulquera del estado de Hidalgo de nombre Apan, el 18 de octubre el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, cubierto de coronas y cadenas repletas de flores blancas, como si de un profeta o mesías se tratara, declaraba ante el público: “el próximo presidente de México, que va a ser también el comandante supremo de las fuerzas armadas nunca va a dar la orden al ejército o a la marina de reprimir al pueblo de México”. No fue ni la primera ni la última vez en decirlo; sin embargo, la teatralidad ocurrida en esta pequeña localidad de nuestro país, fue lo suficientemente importante como para que fuera documentada por algunos medios de comunicación y sirve también, para evaluarlas con los resultados obtenidos.
Hoy “a la mitad del camino” -como él mismo promociona-, hay muchas promesas que nos quedan claras, nunca se cumplirán ni tuvieron alguna vez intención de cumplirse, sin embargo, una de las más descaradas muestras de la hipocresía y la inconsecuencia de la llamada “Cuarta Transformación” es precisamente, como esta promesa ha pasado de ser un estandarte en las campañas morenistas, a materializarse como todo lo contrario cuando estos llegaron al poder.
Para muestra, un dato: “el informe de actividades 2020 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) señala que se recibieron durante ese año 11 mil 387 quejas de presunta violación de derechos humanos, cometidas por instituciones públicas como el IMSS, la FGR, el Ejército y la Guardia Nacional” (Animal Político, 2 de septiembre). Que sirva este hecho para darnos un panorama de la violencia ejercida por el Gobierno morenista, sumado a este número, los cientos o miles que no pueden o no quieren denunciar por miedo o falta de mecanismos adecuados que garanticen su protección.
Uno de los casos que más causó disgusto y levantó las cejas de sus propios seguidores, fue la creación de la llamada “ley garrote” en Tabasco durante 2019, la cual sanciona movilizaciones y protestas que impidan la ejecución de obras públicas o privadas, hecha especialmente para garantizar la construcción del Tren Maya y de la refinería de Dos Bocas; esta ley se vio ejecutada de manera inmediata por parte de Adán Augusto López, entonces gobernador de Tabasco y ahora secretario de gobernación.
El 4 de noviembre del 2020 Proceso.com documentó una de las tantas agresiones en suelo tabasqueño, cuando «colectivos feministas, senadores, diputados y partidos políticos condenaron el «excesivo uso de la fuerza»en contra de los damnificados y exigieron la renuncia del «misógino y represor» secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPCT), Hernán Bermúdez Requena (...) colonos que exigían equipos de bombeos para extraer el agua de sus inundadas viviendas de la colonia Casa Blanca.”. Las agresiones se volvieron especialmente violentas contra los tabasqueños que pedían apoyos frente a las inundaciones ocurridas el año pasado.
El caso más reciente de la represión ejercida por el Gobierno de AMLO está también ubicado en el sureste del país, sin embargo, la situación se recrudece -y se olvida a veces-, al tratarse de migrantes que quieren entrar a nuestro país. Las últimas caravanas migrantes han sido prueba de ello, tan solo basta con los videos difundidos en redes sociales, donde se aprecia a agentes de la Guardia Nacional (GN) y el Instituto Nacional de Migración (INM), golpeando hombres, mujeres embarazadas y niños sin distinción, con una crueldad digna de la Gestapo “El periodista Benjamín Alfaro captó este sábado en un video de apenas nueve segundos como un agente de migración pisa y patea la cabeza de un migrante que es interceptado por elementos de la Guardia Nacional (...) guardias nacionales avanzan con sus escudos y con ellos camina un agente de migración -vestido con pantalón caqui, playera blanca y botas- quien patea al migrante que está sobre el asfalto y le pisa la cabeza...” (Eluniversal.com 29 de agosto de 2021). Dicho video es uno de muchos que demuestra el actuar diario del “organismo civil” creado por el presidente.
Las agresiones contra migrantes, hasta la fecha de realización de este material, siguen a pesar de las denuncias hechas por organismos nacionales e internacionales “La Guardia Nacional está siendo utilizada como cuerpo de control migratorio, tanto en la frontera norte como en el sur de México, atentando contra los derechos de migrantes y solicitantes de protección internacional” (Latinus.us), denunciaron el pasado 31 de agosto en un pronunciamiento conjunto Amnistía Internacional (AI) y la asociación #SeguridadSinGuerra. Ante los hechos, el presidente se ha limitado a decir que las agresiones son un "caso excepcional" y “que no se han violado los derechos humanos de migrantes”, al mismo que aseguraba que la “contención” de migrantes seguirá.
A decir de varios expertos, la promesa de llevar devolver las Fuerzas Armadas a sus cuarteles para el año 2024 y lograr el “desarme del país” está lejos de cumplirse, es más, la iniciativa de dejar la GN en manos de la Sedena está a un dedazo presidencial de aprobarse, mientras las denuncias por la violencia ejercida por parte de la 4T aumentan, de acuerdo con el Sistema Nacional de Alerta de Violación a los Derechos Humanos, la Guardia Nacional “se ubicó entre las instituciones con más denuncias. En 2020 ocupó el octavo lugar con 350 quejas por violaciones de derechos humanos.” (politica.expansion.mx 3 de septiembre). Entre los motivos de las denuncias, están “Detención arbitraria”, “Empleo de la fuerza arbitraria” y “Trato cruel, inhumano y degradante”, nada más, nada menos.
Pareciera que el morenismo en general, se viera especialmente ofendido con las muestras de descontento popular, o personas que simplemente solicitan apoyo frente a tragedias o desastres y en la capital del país se repite esta situación. El pasado 16 de agosto habitantes de la alcaldía Tláhuac se manifestaban en las inmediaciones del zócalo capitalino con el objetivo de ser escuchados por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum ante las inundaciones de aguas negras provocadas por las inundaciones y a la falta de mantenimiento a la red de drenaje y desazolve en varias colonias. La única respuesta recibida fue el envío de policías y granaderos -que se supone, ya no existen-, que los cercaron y golpearon, nuevamente, como en los anteriores casos, sin importar que acudían mujeres y niños.
Estas sólo son pequeñas muestras de la que se posiciona como la nueva estrategia favorita de la 4T, aquella que prometía en los años de campaña entre flores y colores, que no usaría las fuerzas armadas para reprimir al pueblo, ahora mantiene a México -y hasta Latinoamérica-, bajo su bota cínica y desvergonzada, es momento de que el mismo pueblo se levante, que millones alcen la voz e impidan que líderes mesiánicos sigan manchándose las manos de sangre impunemente y cumplan con lo prometido y no nos amenacen con una bota sobre nuestros cuellos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario