Algunos analistas llaman a la “década del auge del rezago social”, con su más notable característica, el enorme incremento de la fortuna de los más ricos de nuestro país, que constituyen el estrato de la riqueza extrema. Este fenómeno, paralelamente con el acelerado aumento de la extrema pobreza, representa un doble incremento; el de la concentración de la riqueza social en unas cuantas personas y el de los millones de pobres que cada día perciben ingresos más insuficientes.
Tras dos décadas de los llamados súper ricos, frente a un estrato social integrado por decenas de millones que podrían ser llamados súper pobres. Así la década que transcurre es la del auge de la desigualdad social.
En México, la desigualdad se ha profundizado durante los últimos cuatro años, desde la llegada de la 4T al Gobierno federal, la más ambiciosa transformación revolucionaria en la historia de nuestro país, estos últimos seis años, son la época del incremento de la desigualdad social en México.
Los multimillonarios habrían alcanzado la riqueza extrema que soñaron y llegaran a su máxima, a pesar de la destroza pandemia que vivió nuestro país y después las crisis que padecemos hasta el día de hoy y con todo esto se han hecho un más ricos, los cada vez más ricos.
La pandemia y la actual crisis aceleraron la desigualdad, de tal modo que la promesa de "primero los pobres” queda en puras promesas del Gobierno de la 4T, mientras el aumento de la riqueza y la pobreza cada vez son más agudos. Y con todo esto, ¿Qué ha hecho el gobierno? Nada. Falta una revisión profunda de las actuales reglas del juego y pensar en nuevos instrumentos fiscales, como el de aplicar un impuesto de hasta el cinco por ciento a la riqueza extrema.
Entonces que tenemos para mejorar un poco la situación de la gran mayoría. La OXFAM sugiere que en México se atienda especialmente en cuatro rubros o lo que ha planteado el Movimiento Antorchista Nacional.
1.- Crecimiento económico; 2.- una política fiscal progresiva; 3.- generación de empleos y 4.- aumento del gasto público para acabar con las carencias en educación, vivienda y servicios básicos.
El Movimiento Antorchista ha insistido en la aplicación de un proyecto económico gubernamental, sustentado precisamente en estos puntos para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores mexicanos.
Pero para llegar a eso, urge que el pueblo organizado, educado y consciente tome el poder y eche a andar todos los mecanismos que transformen la difícil situación por la que hoy millones de pobres están padeciendo.
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