Uno de los últimos “logros” presumidos por el actual gobierno, es el aumento nominal del salario mínimo anunciado por la Conasami, el cual será del 22 %, lo que en términos absolutos representa un aumento de 30 pesos con 50 centavos en la mayoría de los estados y en la franja fronteriza del norte del país de 47 pesos, en números redondos, que si bien es cierto peor sería que no hubieran aumentado o que tal aumento fuera menor, de ninguna manera representa un logro, ni significa tampoco que ahora sí la clase obrera está siendo atendida en sus necesidades, como quiere hacerlo aparecer la interesada versión del gobierno y sus palafreneros.
El poner en claro las cosas es importante porque un pueblo bien enterado, un pueblo informado, conocedor de la realidad, es menos susceptible a la demagogia y a la manipulación porque tiene puntos de referencia para saber si lo que se le dice desde las esferas gubernamentales es cierto o falso, si lo dicho por las autoridades resisten la prueba de ser contrastadas con la realidad o si se queda en pura verborrea de los funcionarios. Al respecto, es necesario que veamos el fenómeno con relación a varios otros fenómenos de índole económico para saber qué tanto lo anunciado con bombo y platillo por la Conasami, como si de una maravilla se tratara, realmente representa un avance.
El salario mínimo sólo repercutirá en 13 de cada 100 trabajadores, o sea en el 13% de los trabajadores que cuentan con un empleo formal; los demás sólo recibirán un aumento calculado entre el 4 y 5%; pero la cosa se agrava si tomamos en cuenta que la inmensa mayoría de mexicanos o trabaja en la informalidad (más de 30 millones) o no tiene un empleo, y a ellos no llegará ese pretendido aumento.
Pero hay más: Ha reconocido el Banco de México que el país vive una inflación generalizada de más del 6% y prevé una tasa mayor al 7%, lo que significa que el alza de precios generalizado de todas las mercancías ha crecido como no lo había hecho en más de 20 años, según los especialistas en el tema. Sin embargo, tomando por separado el precio de los productos que componen la llamada canasta básica, nos daremos cuenta que los precios de estos insumos de primera necesidad y por tanto esenciales en la vida de las familias mexicanas, se han encarecido en un rango que va del 28% en alguno de ellos hasta el 67% cuando menos, en otros productos, lo que nos dice a las claras que el pretendido aumento en el salario es puramente nominal, ya que en términos reales, o sea tomando en cuenta su poder adquisitivo (lo que se puede comprar con él) éste ha disminuido con respecto a los precios de las mercancías que necesita el pueblo para subsistir.
¿Esta situación es como para echar las campanas a vuelo y festejar el aumento como lo hacen los paleros de la 4T que quieren endulzar el oído al pueblo trabajador? No lo creo, más bien, igual que los halagos de bueno y sabio, de que primero los pobres, de que se acabó el neoliberalismo, de que ya no hay corrupción, de que vamos requetebién, de que está domada la pandemia, resultan ser palabras huecas, sin contenido real, que lo que buscan es adormecer el espíritu de lucha y superación, incluso el instinto de supervivencia del pueblo trabajador, para que no se organice, no se politice y sobre todo, para que no luche por un estado de cosas mejor para todos, y deje seguir haciendo y deshaciendo al actual gobierno, como siempre, en beneficio de quienes detentan el poder económico y político en este país. Por eso urge tomar conciencia de las cosas, apreciarlas en su justa dimensión y con base en ello poner manos a la obra para un cambio verdadero que ponga realmente en el centro los intereses de la clase laborante, que es la que crea con sus manos la riqueza de la sociedad.
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