En medio de la crisis sanitaria por la pandemia del SARS-CoV-2, según las cifras oficiales más conservadoras, existe un número superior a los 3 millones 700 mil contagios y más de 286 mil muertos. Además, con un sistema nacional de salud colapsado; con una criminal escases de insumos y medicamentos no solo para combatir el covid-19 sino también para atender el tratamiento de pacientes con cáncer, diabetes, etc.; con una impresionante carencia de más de 200 mil médicos y 300 mil enfermeras, todo ello según declaraciones del mismo secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela. Amigo lector, en esta colaboración me referiré a un tema muy sentido, preocupante, grave e inhumano existente en el estado de Oaxaca y que se ha convertido en tema nacional. Veamos.
Resulta escandaloso e inaceptable que el presidente Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Murat Hinojosa gobernador de Oaxaca, hayan dejado sin empleo a cerca de 3 mil trabajadores de la salud en la entidad. Despidieron especialistas, cirujanos, médicos generales, enfermeras, terapeutas, radiólogos, laboratoristas, camilleros, personal administrativo y de mantenimiento, que tenían trabajando de dos hasta más de doce años en los distintos Hospitales de Especialidades, Generales y Comunitarios, Unidades y Clínicas de Especialidades Médicas y Centros de Salud. Hecho histórico en el estado, no solo porque afecta a los trabajadores despedidos y sus familias, sino porque golpea directamente en la humilde población oaxaqueña que requiere atención médica. El Gobierno de Oaxaca justificó dichos despidos argumentando la falta de presupuesto para el pago de salarios y debido al vencimiento de los contratos establecidos con dichos trabajadores de la salud que laboraban como empleados “eventuales”.
Ante el despido masivo, las acciones de protesta no se hicieron esperar por los trabajadores de distintas expresiones sindicales. Como es conocido, fundieron en un solo organismo a cinco fuerzas que olvidando sus “diferencias” en la lucha obrera, denominaron Coordinadora de Sindicatos de Salud de Oaxaca (CSSO); al Sindicato Independiente de Trabajadores del Sector Salud (SITSS), al Sindicato de Trabajadores del Sistema Nacional de Salud (STSNS), al Sindicato Independiente de Trabajadores y Profesionales en Salud (SITYPS), al Sindicato Independiente Nacional de los Trabajadores de la Salud (SINTS) y al Frente Nacional de Trabajadores de Salud de la República Mexicana (FNTSRM); organizaciones sindicales legalmente constituidas y que hoy reclaman el derecho al trabajo, mismo que en el convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo estipula, y que en este caso particular de los trabajadores de la salud en Oaxaca se viola flagrantemente, porque en virtud de que incluso habiéndose vencido el termino fijado en sus contratos, y puesto que la materia de trabajo aún subsiste, entonces la relación laboral debe continuar y prolongarse por el tiempo que sea necesario, tal y como lo establece el artículo 39 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), más ahora que tanto se requieren para brindar los servicios de salud que la población demanda por la pandemia.
Aunque es cierto que desde hace varios sexenios el gobierno del estado no cuenta con un presupuesto etiquetado para el pago de estos salarios, razón por la cual acumula una deuda millonaria principalmente ante el ISSSTE y el Servicio de Administración Tributaria (SAT), en el fondo, la causa que explica este despido masivo es la ejecución del proceso de federalización de los servicios de salud con el cual el Gobierno federal, a través del IMSS y el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), se hará cargo de todo el sistema de salud de los estados de la República, con el objetivo de establecer un control estricto sobre las plazas para evitar que en las entidades sigan creando nuevos espacios laborales sin fuente de financiamiento para el pago de salarios, como ocurre aquí en Oaxaca. ¿Entonces, estando, así las cosas, que se esconde detrás de este hecho histórico que no tiene precedentes, sobre todo por el despido realmente masivo de miles de trabajadores de la salud en el estado? Es evidente que dicho proceso de federalización, sobre la asignación de plazas estará determinada por el Gobierno federal y la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) a quien se reconoce como el “representante legal”, “legítimo” y “único” titular de los derechos laborales de los trabajadores de la salud en el estado, lo que significa la exclusión de los sindicatos locales que hoy conforman la CSSO. Por tanto, la recontratación definitiva como trabajadores de base será entonces selectiva, discrecional y estará condicionada a su afiliación obligatoria al SNTSA, como vemos una flagrante violación al derecho de los trabajadores a la libertad sindical.
En este sentido, los trabajadores mexicanos debemos tener presente lo que dice la fracción IV del artículo 133 de la LFT: “queda prohibido a los patrones obligar a los trabajadores por coacción o por cualquier otro medio, afiliarse o retirarse del sindicato o agrupación a que pertenezcan, o a que voten por determinada candidatura, así como cualquier acto u omisión que atente contra su derecho a decidir quién debe representarlos en la negociación colectiva.” Por tanto, obligar a los trabajadores de la salud, agrupados en la CSSO, a retirarse de sus sindicatos para afiliarse al SNTSA, a cambio de obtener su recontratación definitiva como trabajadores de base de la Secretaría de Salud, no solo es una coacción y una violación a la ley, sino una canallada maquinada por AMLO y Murat.
El despido masivo en Oaxaca y la trampa que se fragua detrás de la federalización de los servicios de salud son prueba fidedigna de la política laboral oportunista y mentirosa promovida por AMLO, es decir, apoyo a los sindicatos subordinados e incondicionales a su régimen, y, por otra parte, despido y exclusión a los trabajadores adheridos al sindicalismo genuino e independiente.
La lucha que hoy enfrentan los trabajadores de la salud, agrupados en la CSSO, exigiendo al gobierno respeto a su derecho a la libre sindicalización y su recontratación definitiva como trabajadores de base, es una lucha compleja que estará plagada de presiones y obstáculos que pondrán a prueba su unidad y organización interna y, de igual modo, su capacidad para sumar fuerzas del exterior, sean del sector salud, de distintos sindicatos, organizaciones sociales y de todos los oaxaqueños en general han sido afectados por esta terrible pandemia que nos está agobiando. Por tanto, queridos amigos trabajadores de la salud, ya no basta organizar y aglutinar a esos miles de trabajadores que se han sumado a su lucha justa, valiente y honrada; ahora se requiere consolidar la conciencia de dichos trabajadores pues el neoliberalismo y la bárbara acumulación de la riqueza que trae consigo, necesitan a la clase media y trabajadora inermes, inconscientes, y sin la fuerza necesaria para hacer valer sus derechos. Un pueblo desorganizado conviene a la acumulación del capital, por lo que este y sus gobiernos aliados se afanan en mantenerlo disperso. El Antorchismo Oaxaqueño se suma incondicionalmente y esta presto a la defensa de su lucha, por ser una lucha justa y noble. Adelante, ni un paso atrás.
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