El pasado 2 de octubre, se llevó a cabo en el Wordl Trade Center de la Ciudad de México, el primero de los cinco foros ciudadanos "Cambiemos México, ¡Sí hay de Otra!", promovido por el Partido Acción Nacional (PAN), que busca, según declaraciones de los propios organizadores, “dialogar con las organizaciones de la sociedad civil y destacar que los gobiernos panistas son la mejor alternativa para cambiar al país".
Este primer foro contó con la participación de los gobernadores de Chihuahua y Yucatán, Maru Campos Galván y Mauricio Vila Dosal, respectivamente, del diputado federal Juan Carlos Romero Hicks, y del presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Santiago Creel,
Medios nacionales y locales dieron cuenta del evento que fue catalogado también, como la primera pasarela oficial de los candidatos del PAN rumbo al proceso electoral de 2024, con la que, la dirigencia nacional panista que encabeza Marko Cortés puso la alfombra roja para resaltar en la opinión pública que posee figuras que han destacado en sus modelos de gobierno.
El discurso político vertido en dicho foro tuvo como común denominador, la crítica contra la desastrosa administración federal de la 4T, que ha llevado al país al crecimiento de la pobreza, la inseguridad, falta de medicamentos, el uso de programas sociales como capital político del partido gobernante y que se tiene un presidente que miente, destruye instituciones y no dialoga; sin embargo, el discurso del gobernador de Yucatán, cambió el tono y lejos de ser beligerante, crítico y acérrimo cuestionador del gobierno federal, de las mañaneras, de las obras de infraestructura como Dos Bocas y el Tren Maya, fue conciliador y pidió terminar con la confrontación y trabajar en un proyecto de unidad, rechazó visiones únicamente partidistas y se pronunció a favor de una concertación de esfuerzos, con la firme idea, dijo, “de que todos queremos que le vaya bien a México”. Fue el discurso más aplaudido por los asistentes
Sin embargo. el discurso de Vila Dosal llama la atención porque, aunque en dicho foro se presentaron avances de su gobierno con respecto a los de otras entidades en temas de seguridad, crecimiento de la economía, creación de empleos y apoyo a las mujeres; quienes vivimos en Yucatán, sabemos que el número de pobres sigue aumentando, que el crecimiento económico no se refleja en el mejoramiento del nivel de vida de todos los yucatecos, que aun cuando hay más empleos que antes de la pandemia (20 mil, según datos oficiales), estos son mal pagados y finalmente que la seguridad tan cacareada, también se pone en entredicho por la presencia de grupos delincuenciales de los que los últimos días la prensa local ha dado cuenta.
El gobernador dijo también que estos resultados son “gracias a la participación conjunta del gobierno y la sociedad civil donde a pesar de las diferencias, todos dialogamos, nos respetamos y ponemos por delante lo que queremos para el estado en el futuro y eso se puede lograr en México con voluntad y diálogo y es posible si trabajamos en equipo y jalamos para el mismo lado”.
Todo esto estaría bien, si se cumpliera; pero aquí subrayo que un importante grupo de miles yucatecos organizados en el Movimiento Antorchista, desde hace casi cuatro años, hemos insistido por la vía institucional, atención y solución a un modesto pliego petitorio de demandas, cosa que no ha ocurrido, antes bien, cada vez se agregan más obstáculos.
Los antorchistas formamos parte de la sociedad civil y hemos reiterado nuestra disposición de coadyuvar en la colaboración de gobierno y ciudadanía, pero se nos trata con menosprecio, se nos ignora y se nos niega, reiteradamente, la solución de demandas básicas de infraestructura social para colonias pobres y comunidades marginadas.
No negamos que el discurso de Vila Dosal, gobernador del estado, en el sentido de que cerrar filas y tener un objetivo en común, dejando de lado las visiones partidistas en favor de todos los ciudadanos, redundará en el mejoramiento de la calidad de vida de todos los yucatecos, y nos sumamos a la propuesta; pero eso debe aterrizar, dejar el discurso y reflejarse en los hechos, dejando de estigmatizar la lucha del pueblo organizado.
Por eso, si un político y gobernante se quiere mostrar como mejor alternativa para conducir las riendas de este país, no es copiando esquemas que han probado resultados contraproducentes para resolver la problemática social existente, por el contrario, si se quiere abanderar una política distinta, hay que evitarlos a toda costa. En Yucatán se deben resolver las demandas ciudadanas de vivienda, salud, educación, más empleo y mejores salarios, servicios básicos y apoyo al campo, entre otros. La necesidad está ahí, a la vista de todos porque la situación de pobreza y desigualdad que padece la mitad de la población yucateca así lo demuestra.
Entonces ¿se necesita un ejército de asistentes del pueblo, representantes personales del gobernador, para detectar las necesidades de colonias y comunidades pobres y vigilar la correcta aplicación de los recursos del estado, cuando las necesidades están a la vista y ratificadas por organismos oficiales como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en la entidad, entre otros? Este gran contingente de chaquetas azules, como los llamó el gobernador Mauricio Vila, más bien, parece que cumplirá en el Estado, el mismo papel que los llamados Servidores de la Nación, utilizados por el Gobierno federal para asignar los programas sociales, con tintes claramente partidistas e impedir la petición organizada del pueblo con el gastado y falso argumento de que toda atención será puramente individual ¿Así es como se quiere demostrar que se puede cambiar a Yucatán y por ende a México, y que, sí hay de otra?
No hay que olvidar que una falta de reconocimiento del cambio de las circunstancias lleva al enmohecimiento y al ridículo, y que, como atinadamente lo señaló el gran científico y pensador revolucionario Carlos Marx: la historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una gran farsa. En breve veremos los yucatecos el hacer de los “asistentes del pueblo”. Al tiempo.
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