El 15 de junio de 2019, la luz de los ojos de Martha Harnecker se extinguía para siempre, de la gran pedagoga de las masas, de quién acercó la teoría marxista a los humildes y de quienes tantos y tantos luchadores sociales hemos aprendido.
Martha entregó para la posteridad un arsenal de material teórico para comprender el mundo en el que vivimos con la real intención de transformarlo. Sus apuntes sobre el capital, los elementos fundamentales del materialismo histórico y dialéctico, la revolución social, sin tierra, Cuba ¿dictadura o democracia? Son solo algunos de los títulos tan importantes que dejó la autora y por los cuales su memoria aún perdura ya a cuatro años de su muerte.
Pero hay una obra en especial que es, sin duda, fundamental para el acercamiento a la teoría marxista que, desde el principio nos abre una interrogante muy importante desde el título del libro ¿Qué es la sociedad?
El materialismo histórico y dialéctico es la base filosófica del pensamiento marxista y es el punto más alto de la filosofía que ha podido alcanzar el hombre, pues lleva implícito el método científico y se encarga del estudio de la sociedad, sus malestares, su historia y las posibles soluciones a la desigualdad tremenda sufrida por todos los humildes no como una hipótesis sino como una solución real y científica a estos problemas.
Es esta base filosófica también a la que Martha Harnecker hace alusión a su obra, el primer capítulo se llama “La producción", y seguramente todo aquél que ha tenido en sus manos este libro ha polemizado sobre la diferencia entre materia prima y riqueza natural pero, ¿por qué es importante estudiar “La producción” como tema principal de un libro que habla sobre las características de nuestra sociedad?
Marx decía que el modo de producción capitalista se nos presenta como un "inmenso arsenal de mercancías". En ese proceso de producción, los capitalistas consumen a la naturaleza y al hombre mismo, en tanto productor y consumidor, sin reparar en los daños que causan. Lo cual hace importante, para conocer en modo de producción actual y las herramientas necesarias para atenuar la desigualdad provocada por él mismo y posteriormente transformar la sociedad, que conozcamos a profundidad qué es, cómo se realiza y para qué se realiza la producción.
En la actualidad, todo cuanto nuestros ojos alcanzan a ver, ha llegado de un proceso productivo que cada vez es más social y, a su vez menos social es la repartición de esa ganancia producida. La ropa, zapatos, alimentos, vienen de una cadena de fábricas que tienen como fin transformar la materia prima en un producto útil (o a veces, hasta nos fabrican la necesidad para creer que es útil y necesario).
Pero en esa producción, son los trabajadores, los empleados de las fábricas, quiénes se encargan de poder moldear con sus manos, la arcilla que otorgan las riquezas de una nación, que nos pertecen a todos, para poder transformarla en un producto que será llevado al mercado más tarde. ¿Qué recibe el trabajador? Apenas una parte del esfuerzo gastado en esa producción.
¿Es justo entonces, que siendo el trabajador quien realiza todo el proceso productivo reciba en remuneración solo una pequeña parte del esfuerzo gastado en la producción de nuevas mercancías? Con este tipo de preguntas Martha abre la discusión para que, como lo señala al principio del libro, en grupos se pueda estudiar y profundizar el material.
Siendo alumna del propio Altuser, entendió que para poder transformar el mundo es necesario entender sus componentes, sus dolencias, sus enfermedades y aquellos quiénes lo enferman, Marta trabajó de la mando del comandante Hugo Chávez en su campaña electoral, vivió en Cuba, analizó los problemas de la sociedad Chilena y se empapó de las luchas revolucionarias para encontrar el común dominador en ellas y entregarnos a todos, un material que pudiera acercarnos al entendimiento de la realidad de nuestra sociedad. Hoy, aunque Martha no está más, nos dejó un legado que, todo aquél que sienta como suya la lucha de los pobres de cualquier nación y la abrace deberá hacer suyo, el legado teórico de la ciencia del pueblo pobre de México y de todas las naciones.
Por eso hoy, hago extensa esta invitación, leamos con atención y con intención la obra de Martha Harnecker como el consejo de los hermanos mayores que, ya vividos buscan mostrarnos un sendero distinto al de los vericuetos, (en este caso sociales), pero siempre con la misma intención con la que vivió su vida, es necesario transformar el mundo en el que vivimos, esa es la labor de los pobres de los que nada tienen, de los que buscan un futuro distinto para todos. ¡Aprendamos de Martha Harnecker y vivamos nuestra vida en consecuencia! Así lo demandan los tiempos actuales y la conquista del poder político, será nuestra, compañeros.
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