Mientras vemos que la pulcritud de los funcionarios del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) no se encuentra en ningún lado, se difundió el caso de Mariana Ímaz Sheinbaum –hija del señor Carlos Ímaz Gispert y Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX)– quien durante tres años recibió un millón 672 mil 568 pesos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por concepto de “becas y capacitación” mientras estudiaba en la Universidad de California, según información obtenida en la plataforma nacional de Instituto Nacional de Transparencia (Inai), misma que sin duda inhibirá la idea de influyentismo en los lectores malpensados.
Además, para rechazar las opiniones contrarias, la misma Jefa de Gobierno ya aclaró que la beca de su hija fue otorgada “por méritos propios”, aunque esta aclaración de inmediato generó escepticismo porque subsiste el recuerdo de que su exesposo y padre de Mariana fue exhibido hace varios años recibiendo dinero de Carlos Ahumada, poco después de que René Bejarano, el señor de las ligas, hiciera lo mismo, propinando otro severo golpe a la “honestidad valiente” de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entonces Jefe de Gobierno de la CDMX, quien se limitó a atribuir ambos episodios a un complot de la “mafia del poder”.
Pero como ya quedó claro que la beca de la señorita Ímaz Sheinbaum “no fue influyentismo”, sino producto del sudor de su frente, muchas de las mujeres más pobres del país, como las chamulas, totonacas y tarahumaras, quienes también se ganan el sustento diario con el sudor de su frente, deben ser advertidas que ellas no tienen la más remota posibilidad de aspirar a una megabeca del Conacyt porque no son hijas de altos funcionarios y políticos.
Parece que el Conacyt se ha convertido en patrocinador de la 4T. ¿Otro ejemplo? Ahí está el Fiscal Alejandro Gertz Manero quien, en abril pasado, obtuvo directamente una beca de Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) gracias a la influencia de la directora del Conacyt, Elena Álvarez-Buylla, cuya ayuda fue determinante, porque en años pasados había sufrido algunos contratiempos para incorporarse a dicho sistema.
Pero cuando se habla de corrupción en la administración de la 4T, el caso más sonado ha sido el videoescándalo en el que se aprecia a Pío López Obrador, hermano del Presidente, recibiendo dinero de manos de David León, entonces operador político del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. La explicación que AMLO dio de ese hecho fue que se trataba de donaciones para su campaña y no de un acto de corrupción; aunque, en el caso de los videos que exhibieron a personas cercanas a exsenadores panistas sí se habló de corrupción y no de donativos. Es otras palabras, la política morenista aplica un doble rasero.
Otro “negocito” de la 4T fue el uso de recursos públicos del Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (FDAR) por la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade, bajo la dirección de Ana Gabriela Guevara) y varias federaciones deportivas para pagar a sobreprecio a tres empresas privadas viajes, entrenamientos y estancias de atletas nacionales que participaron en competencias.
De esta lista no puede ser excluido el imperio inmobiliario –23 casas de lujo– del actual director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz quien, desde que dejó el gobierno de Puebla, se integró al lopezobradorismo y de entonces a la fecha ha amasado una fortuna que no corresponde a los ingresos que ha tenido como político. Una investigación periodística de 2019 reveló que los bienes inmobiliarios de Bartlett se ubican en las zonas más caras del Valle de México: Las Lomas, Polanco, Tecamachalco, la colonia Roma y la “milla de oro” del Paseo de la Reforma.
En abril de 2020, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) suscribió, mediante adjudicación directa y “exprés” (solo cuatro días), un contrato por 93 millones de dólares con una empresa proveedora que desde hace 20 años ha sido acusada de fraude, sobornos e incumplimiento y que, por lo mismo, se hallaba sancionada.
Los ejemplos de corrupción e influyentismo en el gobierno de la 4T sobran. Pero lo bueno para México es que el Presidente está terminando ya con ambos males, ¡si no, imagínese usted, querido lector, cómo estaría hoy nuestra pobre patria! Por ello ha sido posible que Mariana Ímaz Sheinbaum obtuviera su beca para estudiar en el extranjero con base en su “propios méritos” y no por influyentismo… ¡ojalá tuvieran la misma suerte algunos estudiantes de la Montaña de Guerrero, de la Sierra Tarahumara de Chihuahua, de la Sierra Norte de Puebla o de la región Mixteca de Oaxaca! Por el momento, querido lector, es todo.
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