Debido a la falta de oportunidades de empleo y mejoras salariales en la zona rural y de las ciudades con menor desarrollo industrial, miles de familias del sur y centro del país, se ven obligados a emigrar a las ciudades con mayor desarrollo industrial o a las ciudades fronterizas, con el propósito de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, al llegar a las entrañas de las grandes ciudades, se encuentran con otros problemas serios como es el problema de dónde vivir, dónde edificar el patrimonio familiar, enfrentándose a las grandes inmobiliarias que venden las viviendas a precios extremadamente elevados muy lejos a los ingresos salariales, asimismo, se enfrentan con el costo elevado de la renta de viviendas y al no encontrar alternativas de solución, al no encontrar oportunidades en el gobierno para atender el problema de la vivienda, muchas familias se ven orillados a buscar otras opciones que dan algunos liderazgos que están a las órdenes de los partidos políticos, que con engaños los llevan a ocupar terrenos baldíos y a formar asentamientos irregulares que a la larga se convierten en problemas graves, pues se enfrentan a la falta de servicios básicos como es el agua, luz y drenaje, y vivir con el temor de ser desalojados.
Como podemos ver, ni en el campo ni en la ciudad se ve la intervención del gobierno. A pesar de que México tiene un gobierno que continuamente declara que acabó con el mal que genera la pobreza y la migración a las ciudades industrializadas y que, con su gobierno, México está en un proceso de transformación, la realidad es otra. Sí, para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el neoliberalismo ha finalizado en nuestro país y por tanto, según él, México vive feliz; sin embargo, la situación económica del país es cada vez más grave, el salario solo alcanza para sobrevivir, no alcanza para la medicina, el vestido, el calzado mucho menos alcanza para la vivienda.
A pesar de que el artículo cuarto constitucional dice que los tres órdenes de gobierno tienen la obligación de generar las condiciones para que un ciudadano mexicano, tenga la oportunidad de tener un espacio dónde edificar su patrimonio familiar, en la realidad esto no se lleva a la práctica, solo existe plasmada en el papel. Ningún gobierno considera la falta de vivienda como su obligación para resolver, tal y como lo establece el artículo cuarto constitucional. Y cuando las familias sin techo, sin vivienda, acuden al gobierno para pedir una oportunidad de vivienda, simple y llanamente responden que no hay ningún programa, que no cuentan con reserva territorial para dotar de lotes de interés social y mucho menos cuentan con algún programa de vivienda.
Estando, así las cosas, congruente con la lucha por una mejor distribución de la riqueza que genera el país y así poder erradicar la pobreza que viven millones de mexicanos, el antorchismo nacional ha encabezado una lucha sería para que dichas familias tengan la oportunidad de una vivienda digna. Y en Baja California no es la excepción, el Movimiento Antorchista, con la lucha que ha emprendido, a través de la manifestación pública se han beneficiado miles de familias. En Tijuana por ejemplo antes de la llegada del gobierno morenista que encabezó el Ing. Jaime Bonilla Valdez, Antorcha había beneficiado a más de 3500 familias con lotes de interés social, formando con ello once colonias, llevando todos los servicios básicos, cómo es el agua, luz, drenaje y pavimentación. Ya con el gobierno morenista de Bonilla Valdez, la lucha del antorchismo bajacaliforniano logró la entrega de más de 1,100 lotes de interés social para igual número de familias. Todo esto demuestra que la lucha que encabeza el Movimiento Antorchista por una mejor distribución de la riqueza nacional está dando resultados y que solo organizados podremos transformar a México en un país más justo y equitativo, por tanto, es la única opción que tiene el pueblo trabajador.
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