Los antorchistas somos un grupo numeroso de personas que trabajan diariamente por mejorar las condiciones de vida de los más pobres, organizando y educando a la gente de todas las comunidades de México, pero sabedores de que los problemas del país se tienen que solucionar de raíz cambiando el modelo económico injusto y desigual que impera en nuestra patria ya muy golpeada. Por cierto, por las políticas neoliberales del nuevo régimen de la supuesta “Cuarta Transformación” y su pésimo manejo de la pandemia que ha dejado más de 2.8 millones de contagios y tristemente 241 mil decesos.
Ante tan difícil panorama, el gobierno de la autonombrada 4T se ha autorcalificado de austero; sin embargo, sigue derrochando dinero en políticas de circo como la famosa “Consulta Popular de juicio a ex presidentes”, la cual tuvo un costo de 528 millones de pesos aproximadamente de acuerdo a datos oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE). Personalmente no estoy de acuerdo con esa consulta porque si ponemos en la balanza las prioridades que necesita nuestro pueblo, fueron recursos mal gastados en una consulta con muy poca participación; esos recursos pudieron haber servido para equipar a los hospitales que atienden a pacientes con Covid-19 o bien en la adquisición de vacunas para los estudiantes ante el posible y riesgoso regreso a clases que arrogantemente ha ordenado el presidente López Obrador.
Es importante señalar que Antorcha ha levantado la voz, desde hace 47 años, en contra de las injusticias por lo que ha encabezado a millones de mexicanos para lograr mejorar la calidad de vida de la gente humilde, incluso gestionando y ganando demandas que le han cambiado la vida a la gente de las comunidades más pobres. Sin embargo, estoy seguro que esto les ha molestado a diversas corrientes de potentados en México, y a escala internacional, y por eso continuamente reviven las agresiones en contra de los antorchistas con el objeto de provocar linchamiento mediático contra los dirigentes más visibles del movimiento.
Por eso, hoy ante las graves circunstancias que vive nuestro país, los buenos tenemos que organizarnos cada vez mejor, estructurarnos masivamente y participar desde nuestra trinchera, en tierra y por redes sociales, para sumarnos a esta noble organización. Hoy por hoy, los resultados de esta lucha se pueden ver materializados en diversas regiones del país, como en Chimalhuacán, Estado de México, donde el antorchismo tiene presencia desde 1987 y gobierna desde hace 21 años, cambiándole el rostro urbano y marginado que mantuvo por décadas y transformarlo en un polo de desarrollo ejemplar de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Todos lo hecho en Chimalhuacán no fue obra de un mesías, de un iluminado o un personaje, esta gran revolución fue hecha por el pueblo organizado en el Movimiento Antorchista. Vamos para adelante compañeros, consolidemos nuestro trabajo en cada comunidad, hoy más que nunca y a pesar de cualquier adversidad ¡Antorcha está en pie de lucha!
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