En reciente ponencia impartida por el doctor en Economía Abel Pérez Zamorano a un nutrido grupo de jóvenes de distintos estados sobre la situación económica, política y social que atraviesa nuestro país a poco menos de cumplirse tres años de que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador triunfara en las elecciones del 1° de julio de 2018, el doctor Pérez Zamorano resalto la importancia de contar con la información y los elementos necesarios antes emitir un juicio acerca de algo o de alguien.
Al respecto, es importante señalar que un juicio es una opinión, un parecer o una valoración que alguien efectúa acerca de algo o de alguien y a partir de la cual normalmente una persona determina cuando algo es bueno o malo, cuando es verdadero o cuando es falso, cuando es confiable o no; es decir, dar “valor” a un juicio desde la óptica de quien emite determinado juicio; al respecto, el juicio de valor no es otra cosa que la valoración que realiza una persona acerca de algo o alguien y que es el resultado de someterlos a sus ideas, valores personales, experiencias, creencias y entorno particular.
Como apuntábamos líneas arriba, estamos ya cerca de que se cumplan tres años de gobierno de quien durante todo el tiempo que anduvo en campaña prometió que de llegar a la presidencia de México se atenderían primero los pobres, que una vez siendo gobierno iba a limpiar el gobierno de corrupción de arriba para abajo como se limpian las escaleras, que íbamos a tener un sistema de salud como Canadá y los Países Nórdicos y que nuestro país crecería al doble de los gobiernos neoliberales hasta llegar al 6% al final de su sexenio. ¿Y qué es lo que vemos en la realidad?
Con el pretexto del combate a la corrupción se desaparecieron una gran cantidad de apoyos como el Seguro Popular que atendía a 54 millones de pobres, dejo sin medicamentos a niños con cáncer, elimino programas de apoyo a mujeres maltratadas, guarderías infantiles, cancelo lo principal de sus recursos a la Financiera Nacional , fuente de crédito publico a pequeños productores agrícolas y cancelo programas como Pro Campo, Pimaf, etc.; así también se eliminaron más de 100 fideicomisos y fondos que si bien no resolvían el problema de la riqueza, si aminoraban la situación tan complicada de millones de mexicanos. Con la eliminación de estos programas, fondos y fideicomisos, quien lleva la peor parte son primero los pobres.
En contra partida, prácticamente, no pasa día sin que los distintos medios de comunicación den cuenta de que altos funcionarios del “gobierno honesto” se vean involucrados en problemas de corrupción: Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sus 23 casas, Irma Eréndira Sandoval y su esposo Eckermann y sus 6 casas, el ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza, director de Petróleos Mexicanos quien tiene a toda su familia en la nómina y cobran módicos sueldos que van de 40,643.00 a 137,135. 00 pesos; además de que en este gobierno cerca del 80% de las obras que se construyen son por asignación directa, es decir, sin licitación y sin concurso.
En cuanto a que tendríamos un sistema de salud como Canadá o los Países Nórdicos, nada más triste que acudir a un centro de salud en la zona rural y encontrarse con la noticia de que “no hay ni gasas” o escuchar en los medios de comunicación y las redes sociales que México ocupa el primer lugar mundial en muertes de personal médico con más de 3 mil cien fallecimientos y el tercer lugar en muertes por coronavirus con más de 180,000 defunciones y el más alto índice de letalidad , relación contagios-muerte, de 8.5 por ciento cuando la media nacional está por debajo de tres, en lo que va de la pandemia o que a pesar de haber tenido tiempo suficiente para prepararse y crear una estrategia efectiva para contener la covid-19, por el contrario, declarar que la pandemia le cayó “como anillo al dedo” a este gobierno. México no es ejemplo de cómo atender la pandemia, como lo ha dicho el gobierno.
Con respecto a que nuestro país crecería al doble de los gobiernos neoliberales hasta llegar al 6% al final de su sexenio, cabe recordar que, en 2019, de lejos de crecer, decrecimos en un -0.4 por ciento y que según datos preliminares publicados este viernes primero de marzo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la economía mexicana sufrió durante 2020 su mayor contracción en décadas, de 8.5% a tasa anual, provocado principalmente por el desplome en la industria del país ante los cierres forzados por la pandemia de covid-19.
Como puede verse, en lo que vamos del actual gobierno (dos años y medio) los resultados presentados hasta hoy son más que desastrosos, su política ha dejado un saldo de 9.8 millones de pobres más, por lo que se hace necesario hoy más que nunca la unidad de los olvidados de siempre.
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