Querido lector que semana a semana sigues las opiniones que expreso sobre temas que a mi juicio son importantes, a los que deberíamos ponerles atención si nos preocupa el futuro de este país y del estado de Chiapas.
Esta semana tuve el gusto de conversar con un pequeño que encontré en el parque. A sus nueve años de edad estaba trabajando de bolero, con la inocencia de cualquier niño y ante el poco conocimiento de lo que verdaderamente es la vida, le pregunté.
-"¿Por qué trabajas?" -"Para ayudar a mi familia, porque no hay dinero desde que llegó la pandemia, mi mamá se quedó sin trabajo”. Seguí. -"Y ¿la escuela?". -"No hay clases, dicen que veamos el televisor, pero tampoco tenemos en la casa. Por eso venimos tempranito y si queremos sacar más, nos vamos en la noche, aquí comemos hamburguesas, chicharrones y raspados cuando ya sentimos hambre; además, si a esta hora vamos sacando algo de dinero nos compramos un refresco, porque hace calor, plática y se ríe al contar su rutina".
Estoy segura que a esta edad, él no se da cuenta de la grave condición en la que se encuentra, pero sí la siente, siente cansancio y hambre. Le pregunté que si pudiera pedirle algo al gobierno, qué sería, me respondió con temor e inseguridad, "que nos ayude con becas, despensas en la casa, con trabajo para nuestros padres y que si vamos a regresar a la escuela, nuestras aulas las mejoren, porque no están en buenas condiciones&rdquo, señala mientras ríe y come su raspado para soportar la fatiga y el hambre.
El trabajo infantil, así como la falta de vivienda, de servicios básicos, la falta de salud, educación y empleo son el resultado de los altos índices de pobreza, producto de la crisis económica y del mal manejo de la pandemia por parte de las autoridades estatales y federal, que orillan a los hogares a recurrir a todos los medios posibles para sobrevivir.
El 2021 será el año en contra del trabajo infantil, así lo declaró la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En México, a pesar de que el Gobierno federal se ha comprometido a erradicar el trabajo infantil, nada se ha hecho al respecto, pues los datos nos indican que niñas, niños y adolescentes siguen trabajando, muchos de ellos en trabajos forzados.
Chiapas encabeza la lista de los estados con más pobreza, el 64.9 por ciento de la población son pobres, más de tres mil 600 millones de chiapanecos no puede adquirir la canasta alimentaria, debido a los bajos salarios. Desde el 2005, esta entidad ha tenido la tasa más alta de pobreza laboral, seguida de Guerrero y Oaxaca, en donde más del 50 por ciento de la población sufren pobreza laboral, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Ante estas circunstancias, es urgente implementar acciones puntuales y focalizadas para los grupos con mayor vulnerabilidad (109 municipios de Chiapas son los más graves) por parte de los gobiernos. Y frente a factores como el cierre de escuelas, la muerte de padres y madres, el desempleo y el del trabajo informal, no se debe dejar solo a los niños y jóvenes, de lo contrario seguirán siendo arrastrados al trabajo a su corta edad, a sufrir acoso sexual y violencia.
Los jóvenes y las clases más golpeadas debemos cambiar esta realidad, no cometamos el error de criticar y no hacer nada, trabajemos por unificar nuestras fuerzas y pelear para que en Chiapas y el país protejan la vida de todos, porque tengamos educación, vivienda y seguridad, pero eso sólo lo lograremos si concientizamos y coincidimos en buscar ese objetivo. Estoy lista, faltas tú para poner un alto a este modelo lacerante. Vale.
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