Chetumal, Quintana Roo.- “El poder leer y escribir nos da acceso a la información vital para tomar medidas de emergencia como la que vivimos con el Covid-19, por ello es esencial que los gobiernos en sus tres órdenes de gobierno canalicen los recursos necesarios para emprender acciones de alfabetización y para disminuir los rezagos educativos que tanto laceran a las personas, especialmente a entidades como Quintana Roo donde esos índices alarman”, afirmó el vocero del Movimiento Antorchista en la entidad, Juan Carlos Pool Contreras.
A pesar de las negativas cifras, reveladas por órganos del propio Gobierno Federal, de que Quintana Roo cuenta con un millón 436 mil 105 habitantes mayores de 15 años de edad, de los cuales 41 mil 874 o el 2.9 por ciento, son analfabetas y de que en 2019, la entidad sumaba 41 mil 684 personas que no sabían leer ni escribir, alrededor de 200 personas menos que en 2021, “no vemos acciones de prioridad para contrarrestar la situación, hay inmovilidad por parte de los gobiernos y la situación se agrava”.
Datos revelan que al menos 89 mil 350 quintanarroenses no terminaron la educación primaria y 179 mil 291 no acabaron la secundaria. Estas cifras representan un rezago total de 310 mil 515 personas con algún tipo de analfabetismo en la entidad, son personas que están condenadas a niveles de bienestar mínimos y que incluso corren riesgos al no poder acceder a información vital sobre acciones a tomar en caso de enfermedades u otras complicaciones de cualquier índole, afirmó Pool Contreras.
El mismo INEGI estimó que, según su censo de diciembre de 2019, la población de 15 años y más en rezago educativo por entidad federativa había 186 mil 675 analfabetas en la Península. “El problema es serio y al parecer las autoridades no tienen conciencia de lo que ocurre o si lo saben nada hacen para evitarlo, prefieren regalar dinero a la gente para mantenerlas cautivas, pero no se ocupan en prepararlos para el futuro, sacarlos de la ignorancia en que se encuentran”.
En estos tiempos y ante las circunstancias de vida –agregó--, el Presidente de la República, debe destinar los recursos que sean necesarios para abatir esa pobreza, material y de conocimiento, tal y como lo recomienda la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que contempla los efectos de la pandemia de COVID-19 en los hogares de los países miembros de la Alianza Mundial para la Alfabetización, GAL, por sus siglas en inglés, a la que pertenece México y que incluye al 75 por ciento de las personas analfabetas del mundo, y que señala que se requieren 17 mil millones de dólares para lograr una alfabetización funcional casi universal de 2021 a 2030.
La inversión en la educación es esencial, y por ello la propuesta ideal es que se destine entre el 4 y 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a ella y mínimo el 3 por ciento del mismo en alfabetización, para poder frenar y revertir los porcentajes tan alarmantes en el rubro, concluyó Pool Contreras.
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