MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

AMLO, responsable de la cuarta ola en México 

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Con mucha preocupación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la semana pasada una nueva variante del virus Sars-CoV-2, causante de la Covid-19, este fue denominado “Ómicron”. Surgió en Sudáfrica y rápidamente se propagó por Europa. 

Los países del viejo continente como España, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia han vuelto a cerrar sus fronteras, declarado estado de emergencia ante la nueva cepa. Aunque Estados Unidos asegura no tener registro de la variante, ha comenzado a tomar sus precauciones. La propia OMS la catalogó como una “variante preocupante” debido a la gran cantidad de mutaciones. 

Desde que se tuvieron los primeros casos en China hace ya casi dos años y posterior en diversos países, tomaron diversas medidas. El nuestro no, a pesar de que tuvo un margen de acción que pudo haber disminuido por mucho los contagios y muertes. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador invitaba a salir, a abrazarse y besarse justo cuando los contagios comenzaban a despuntar. El control -si es que lo hubo-, que se ha llevado de la pandemia ha sido por mucho muy desinteresado de preservar la salud y vida de los millones de mexicanos. 

Más de 300 mil muertes y rebasa los 3 millones de contagios desde comienzos de la epidemia, ese el resultado de una nula política de salud. Estas vidas perdidas son resultado de un presidente como Andrés Manuel López Obrador, que ha jugado a su conveniencia política con los mensajes de “no es necesario el cubrebocas”, la manipulación del semáforo epidemiológico, el invitar a salir a todos, el regreso a las actividades económicas en plenas olas y la más reciente: el invitar al “1ro de diciembre al zócalo capitalino a festejar el tercer informe de gobierno, porque no hay que desacostumbrarnos”. ¿Y la pandemia? 

Pero el presidente se “protege” ante las críticas. Como lo hizo durante las elecciones de junio, hizo que el semáforo epidemiológico se manipulara para que la capital del país permanezca por dos semanas más en color verde, lo que en términos oficiales, permite que se realicen grandes concentraciones. Pero aquí hay una cuestión. La Secretaría de Salud en su reporte del viernes 26 de noviembre, daba a conocer que La Ciudad de México, el Estado de México y Jalisco son las entidades con más reportes de muertes, las cuales se han mantenido en promedio diario casi o poco más de las 300 tan solo en 24 horas. Pero la capital se protege saliendo a decir que “no tienen aún ningún caso de la nueva variante” y la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum insiste en que “lo abierto nadie lo cierra ni con nuevas olas”. A esto se suma que cinco estados (Baja California, Baja Sur, Sonora, Chihuahua y Coahuila) han retrocedido a color amarillo por los casos que incrementaron. 

Las ambiciones políticas del presidente han estado, están y estarán por encima de la salud de todos los mexicanos. La sed de la autocelebración se repite tres veces al año, presumiendo los fracasos disfrazados de logros, aun cuando la realidad nos grita todo lo contrario. 

La misma OMS ha advertido que en el mundo se tiene una “falsa sensación de seguridad” por el hecho de tener la vacuna. Pero también ha insistido en que las “vacunas salvan vidas, pero no evitan por completo la transmisión” y en México lo tenemos más que claro, tan solo veamos los contagios y muertes que nuevamente vuelven a despuntar, después de estas temporadas de festejos y las que se vienen de año nuevo. 

Luego entonces ¿cómo vamos con la vacunación en México? Con eso se han basado las mismas figuras gubernamentales de la Cuarta Transformación para decir que con la vacuna la posibilidad de contagio es menor y se han dado el lujo de decir que los cubrebocas no funciona. Lo que pone en riesgo a 49 millones, 719 mil 457 mexicanos (o sea un 39.4% de la población total) que no tiene una sola dosis de la vacuna, y en riesgo al 60 % restante que ya tiene una o las dos dosis. 

Insisto. Una despreocupación total, indolente e irresponsable es lo que vemos de las autoridades morenistas empezando por el presidente, que dijeron “ser diferentes” y que en los hechos son todo lo contrario. Con la advertencia de esta cuarta ola que es más que evidente que tocará en un par de semanas tierras mexicanas por el hecho de que se oponen a cerrar las fronteras del país una vez más, la crisis sanitaria principalmente será todavía más desastrosa en un país en donde no hay medicamentos, en donde se corre a los doctores cuando más se necesitan, en donde los hospitales comenzarán a llenarse nuevamente, así como una alta demanda de crematorios. Tomemos precauciones porque ya vimos que esta cuarta ola será una vez más provocada por Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación. 

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