**El municipio tenía ya un "tradicional" 20% de desempleo.Vino en junio pasado el cierre de la fábrica de pantalones Wrangler, que dejó sin trabajo a 600 trabajadores.Y ahora, la contingencia por el Coronavirus Covid-19 desapareció los trabajos informales.
Jiménez, Chihuahua. La falta de comida, el hambre, ya está haciendo estragos entre la población trabajadora en la ciudad de Jiménez, donde el desempleo ha llevado a la fuerza laboral a emplearse por su cuenta en diversas actividades informales, que ya desaparecieron en su gran mayoría.
Al respecto, Esther Parra Navarro, comerciante, decidió dar su testimonio."Aprovecho para hacer un llamado al gobierno a que nos brinde ayuda a las personas que vivimos del empleo informal, temporal.", dijo.En su caso, agregó, "mi trabajo era vender comida afuera de mi casa, en un puesto, y por la contingencia que hay, pues no se puede estar afuera ¿verdad? Entonces, no estamos recibiendo lo que nosotros ganábamos al día".
Desde luego que los pagos de los servicios siguen vigentes: hay que liquidar religiosamente y sin que a ninguna autoridad se le haya ocurrido condonar o rebajar temporalmente, el cobro por la luz, el agua; "todo eso continúa, pues hay que seguir pagando".
¿Y la comida? ¿De dónde viene la comida? "Los alimentos ya se nos escasearon señaló la doña,ya no tenemos, por eso es que necesitamos un apoyo del gobierno para todos los que vivíamos al día.No tengo yo, por ejemplo, en mi caso, que como yo somos miles, que no tenemos ningún apoyo social del gobierno, y así somos muchos".
En cifras del 2015, en el municipio de Jiménez había 19,931 individuos (43.2% del total de la población) que vivían en la pobreza; y de estos, 18,326 personas (el 39.7% del total) presentaban pobreza moderada, y 1,605 (3.5%) sufrían y sobrevivían en la pobreza extrema.En el mismo año, el porcentaje de personas sin derechohabiencia a ningún servicio de salud pública, era del 20.2%, es decir, uno de cada 5 jimenenses no podía acceder a tener atención médica ni medicinas.
Las cosas ya eran malas entonces, pero en el mes de junio pasado, cerró sus puertas la fábrica de pantalones Wrangler en el estado, y en Jiménez también clausuró su planta local, que daba trabajo a 600 obreras y obreros.Entre las víctimas: Rita Monárrez llevaba 9 años siendo empleada de Wrangler, y Elena Gómez tenía ya 12 años laborando también en la planta de Jiménez; aquí los salarios, si bien eran insuficientes para proveer a una familia promedio, eran de $6,000.00 al mes, seguros.El impacto negativo en la economía del municipio de Jiménez fue, en primer lugar, la repentina falta de los 900 mil pesos que pagaba la empresa cada semana a sus obreros, a razón de $1,500.00 por semana, menos el consumo de la propia planta maquiladora en cuestión de productos varios que compraba en el mercado local.
¡Y encima, llega el coronavirus, para dar al traste con la mayoría de empleos formales y con prácticamente todos los demás informales! Comercio ambulante, venta de burritos, refrescos y dulces en las terminales de camiones y en el centro, pequeños negocios caseros, venta de comida al menudeo, lavacoches, prestadores de servicios diversos, etcétera.Hay que agregar que en Jiménez existe una reserva de mano de obra que se emplea en la agricultura para las cosechas de verano y que en el resto del año se ocupaba en la albañilería y otras funciones de la construcción, así como en mantenimiento de ranchos, riegos, etcétera, y que en estos momentos se encuentran todos ellos a merced del hambre.
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