México ocupa uno de los últimos lugares educativos de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en 2018 se colocaba en el último lugar y un reporte reciente ubica a México con uno de los porcentajes más bajos de alumnos inscritos en el nivel medio superior; es decir, nuestro país está mal en educación en los dos ejes básicos para comprender cualquier fenómeno: el cualitativo y el cuantitativo. No sólo es de mala calidad la educación que se brinda en el país, además de ser deficiente, son pocos quienes pueden acceder a la misma.
¿Qué es necesario para una buena educación? Por todos es escuchado que la formación de calidad de los docentes, así como una correcta selección de los contenidos contribuyen a la mejor formación de los estudiantes, pero también es indispensable que estos contenidos tengan medios adecuados para llegar hasta sus receptores: los alumnos. Esto quiere decir que la infraestructura juega un papel clave en la formación de los alumnos. La OCDE proporciona el dato sobre el nivel preescolar, que en México tiene una mayor presencia pública que privada, el 82% de los alumnos que se inician en su formación acuden a escuelas públicas. México también es uno de los países miembros que menos dinero invierte actualmente en sus estudiantes invirtiendo casi 8 mil dólares menos por estudiante que el resto de los países miembros, esto significa que mientras el resto de los países de la OCDE invierten por estudiante un promedio de 11,230 dólares, México sólo invierte 3,320 dólares por cada alumno.
La diferencia de inversión (por cada estudiante) es bastante considerable, representado en pesos, el resto de países gastan casi un cuarto de millón de pesos por cada estudiante, mientras que México invierte tan sólo 66,400 pesos por estudiante; es decir 158,220 pesos menos. Estos números reflejan tan sólo una parte del panorama educativo en el país. Con la pandemia, las dinámicas educativas se han modificado, la reciente inflación, el desempleo y la violencia que cada día aumenta más y cobra más víctimas, también ha modificado las dinámicas en torno a las escuelas; es decir, su instalación física, teniendo como resultado no sólo escuelas marginadas sino saqueadas y aún más mermadas, incapaces de recibir alumnos de regreso a las aulas.
El abandono gubernamental que afecta a las escuelas es un síntoma particular de un abandono general de sus responsabilidades, ante los casos de violencia y narco terror que se han suscitado en el país y en los que las Fuerzas Armadas no han sido movilizadas, dejando a los ciudadanos a su suerte, el jefe del ejecutivo (López Obrador) y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ha hecho un llamado para no “caer en provocaciones”, lo cual está lejos de ser una postura “pacifista” (amén de discutir el pacifismo) y es a todas luces la falta de gobierno y una fractura en la seguridad nacional, en uno de sus puntos más básicos, ¿si nuestro presidente no es capaz de atender algo tan obvio, preocupante y visible como la violencia y los miles de asesinatos emanados de ella, por qué habría de preocuparle la educación y la calidad de las instalaciones?, ¿si no se invierte en los alumnos y sus escuelas, cuál es el futuro que le espera a este país en medio de la inflación, el desempleo y una sociedad cada vez más desesperada por sobrevivir?
Son preguntas cuyas respuestas entrañan una complejidad ardua porque deben contener más de un espectro que las responda, la pregunta puede invertirse y dar como resultado cómo es que sin una política educativa de calidad que tome en cuenta alumnos e instalaciones, que tome en cuenta receptores y medios, cómo sin esto es posible disminuir la violencia. Acompañada de la aplicación de la ley y el replanteamiento de procedimientos específicos debe implementarse la solución a largo plazo: el avance educativo, cultural y tecnológico del pueblo de México, so pena de estar formando una hidra a la que, además, no somos capaces de atacar, sólo tenemos la capacidad de proporcionarle cabezas, el error y el horror de nuestro tiempo en nuestro país.
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