Seis meses cumple ya el gobierno panista de Irapuato, Guanajuato, que encabeza la maestra Lorena Alfaro y todo parece indicar que nos encontramos ante una administración de las que se niegan a escuchar y a resolver terminantemente las demandas planteadas por grupos de ciudadanos organizados, alegando simplemente, que la promoción y gestoría de las mismas corresponde, única y exclusivamente, a ellas.
Pareciera, pues, que la alcaldesa considera que la iniciativa social que se manifiesta a través de grupos peticionarios de mejoras materiales para sus colonias y pueblos, es una actividad ilegitima y, en muchos casos subversiva, que hay que suprimir resueltamente por la vía de la negativa reiterada.
Lorena Alfaro debería convencerse de que la mejor manera de impedir que sus gobernados inicien gestiones por su propia cuenta, es que los atiendan oportuna y eficazmente en vez de ignorarlos y, llegado el caso encabezarlos y abanderarlos personalmente en sus justas peticiones.
Es muy claro en la administración municipal de Irapuato, que la altanería y los argumentos con los que rechazan las peticiones de la gente humilde, no se explican solamente por la falta de recursos sino, en buena medida también, por la total falta de simpatía y de vocación personal hacia una política esencialmente popular y progresista. Así entendemos porque no se concretan los compromisos de dialogo ofrecidos por el licenciado Rodolfo Gómez Cervantes, Secretario del Ayuntamiento quien tiene meses programando una reunión con la dirigencia estatal de nuestra organización y, no ha tenido espacio en su apretada agenda.
Es mi obligación informar a la ciudadanía que los antorchistas, como siempre, hemos esperado pacientemente soluciones a los añejos y apremiantes problemas que aquejan a colonos, campesinos y amas de casa de distintas colonias y comunidades, algunos de los cuales son obras iniciadas desde el año pasado, es decir, por la anterior administración, pero que inexplicablemente no han sido terminadas por la actual como es su obligación, en esta situación está el drenaje sanitario de la colonia Pedro Arteaga, que tiene un presupuesto superior a un millón doscientos mil pesos y se dejó inconcluso con un avance del 30% aproximadamente; también sin terminar está el drenaje de la comunidad de San Agustín de los Tordos, que tiene un avance más significativo, pero a fin de cuentas inutilizable. Estos casos son ejemplo del menosprecio de los funcionarios municipales, para con los ciudadanos que carecen de los servicios básicos, a los que consideran indignos de una explicación convincente en el retraso de la conclusión de las obras.
La situación está peor en los casos de varias obras solicitadas desde la administración anterior, en las que se establecieron compromisos concretos desde aquel tiempo y, de las que no hemos tenido ni siquiera la oportunidad de exponer la necesidad social de las mismas, a pesar de que la petición fue ratificada por escrito, debido a la política de oídos sordos aquí denunciada; se trata de la pavimentación del camino a la comunidad de Lo de Juárez; la pavimentación del camino a la comunidad del Tocotín; la pavimentación de varias calles de colonias como la Apatzingán, Malvas Revolución, entre otras y; en comunidades como San Agustín de los Tordos, que no cuenta con una sola calle pavimentada.
Como es fácil darse cuenta, no son demandas desproporcionadas o absurdas con relación a la situación económica del estado y del municipio. Nada de eso, se trata de lograr un poco de justicia social para núcleos de ciudadanos que por mucho tiempo han sido excluidos de ésta.
Los tiempos actuales exigen apertura al diálogo, autentica receptividad para escuchar a todos y sinceridad genuina para proponer soluciones. Hacer lo contrario, es decir, cerrar las puertas, endurecer los oídos y menospreciar las necesidades de los más humildes, es una provocación que obliga al pueblo a salir a las calles, para ser escuchado y atendido en sus carencias más elementales, como lo haremos los antorchistas el próximo jueves 21 de abril en punto de las 10 hrs., partiremos de la calle Álvaro Obregón, caminaremos por el Boulevard Díaz Ordaz hasta Revolución, para concluir en Palacio Municipal. Que conste.
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