Hablemos de las patrañas de quien encabeza nuestro país, usadas como instrumento para ocultar un mal gobierno, su notable ineficiencia como gobernante, que lleva a su pueblo, por la vía del hecho, a una inevitable recesión económica.Sus propuestas y declaraciones, de viva voz o por escrito, son preocupantes porque no dicen la verdad, no reflejan la realidad.Por ejemplo, al revisar su Plan Nacional de Desarrollo publicado en mayo del 2018 (un mes antes de las elecciones) el entonces candidato a la Presidencia de la República se comprometió a que la economía mexicana crecería al 4% anual en promedio durante su sexenio y al 6% para el 2024.Promesas que ahora desmienten las calificadoras, al describir un nulo crecimiento del 0.1 por ciento en lo que va de su mandato, ocasionando la descalificación del país en los mercados internacionales, mientras al interior aumentan las cifras de crimen, desempleo, corrupción e inestabilidad social, y si el presidente no cambia de ruta en sus equivocadas políticas económicas, no nos espera otra cosa, que la recesión económica, la crisis y el aumento de la pobreza.
Una prueba de la ignorancia económica y el embuste del capitán de la 4T, es descalificar a quienes lo califican, negando las estadísticas nacionales y mundiales, creando "su propia realidad" en cada declaración al respecto.Es un hecho que las principales calificadoras de riesgo del orbe cambiaron la categoría de la economía de México, de estable a negativa, cerrándose con ello las puertas de los mercados del mundo en vista de que tales calificadoras son el principal parámetro para la inversión extranjera, de tal suerte que México ocupa ya el último lugar como atractivo para invertir: Moody's Investors Service, declara que bajo la directriz de la 4T en materia económica, se ha afectado negativamente la confianza de los inversionistas; otra consultora, A.T.Kearny, informó que México cayó al último lugar en el índice de confianza de inversión extranjera directa; Standard & Poor's, además de Moody's, emitió advertencias ante la agenda de políticas públicas de la nueva administración, repercutiendo negativamente sobre el mercado financiero nacional.Los organismos nacionales también diagnostican como negativa la política económica del ejecutivo federal, pues el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que el Producto Interno Bruto (PIB) del país, se estancó y no tuvo variación en el segundo trimestre del año, ajustando así a la baja su reporte previo.Estos datos evidencian que el país tiene cero crecimiento económico y números negativos en la recepción de inversión extranjera, lo cual frena, objetivamente, nuestra economía.Resultados contrapuestos diametralmente con lo que dice el líder de la 4T, quien siempre aduce tener "otros datos".
Como tantas veces lo ha hecho, quien encabeza este país se engaña para tratar de engañar a la nación y miente por ignorancia o conveniencia, pero miente.Dice, por ejemplo, que no logró en 10 meses el crecimiento económico de México, pero que sí hay "desarrollo"; aseveración ilógica, porque no puede haber desarrollo en una sociedad sin crecimiento económico, pues aquél factor depende de éste.No hay, ni habrá, crecimiento con un gobierno autoritario, que mal invierte en proyectos clientelares y de corte reeleccionista y NO invierte en obras de infraestructura que eleven verdaderamente la calidad de vida de los mexicanos.Tenemos un mandatario que no trabaja para impulsar la producción de riqueza al interior del país por la vía de elevar la productividad del trabajo.Y como consecuencia seguirá aumentando la pobreza, el desempleo, la inseguridad y la violencia, a niveles nunca vistos en años anteriores y se seguirá incrementando en lo posterior.
Desafortunadamente, a diario los mexicanos podemos constatar la "mitomanía" que se ha hecho ya una práctica habitual en las declaraciones del ejecutivo; la mentira y el poder político de la 4T suelen caminar juntos, son compañeros de viaje.El mandatario miente como cualquier hijo de vecino, el problema es que la mentira política tiene efectos más devastadores porque se miente a toda una sociedad.Exhibe así, además de ineficiencia en materia económica, el burdo intento de esconder sus errores para perseverar en ellos.Pero la mentira crea desconfianza en el pueblo y en los mercados; provoca distanciamiento entre el gobernante y sus gobernados, desasosiego y vulnerabilidad.Por eso hoy es necesario poner fin a esta práctica de malos e ineficientes gobernantes, y una forma de hacerlo es contrastarla con la realidad que vivimos los mexicanos a diario y denunciarla.
Se necesita un gobierno que sí entienda las causas del estancamiento económico y de la pobreza, dispuesto a redistribuir en serio la renta nacional en favor de los pobres; no los curanderos sociales, reformadores de la economía empeñados en eficientar y eternizar la acumulación privada de la riqueza social; urge un gobierno que ponga en práctica un proyecto de nación centrado en elevar el nivel de vida de los mexicanos: que genere empleos para todo el que esté en edad de trabajar; que eleve los salarios a niveles remuneradores; que implemente un cambio de política fiscal de acuerdo con los industriales para que aporten más al erario público quienes más posibilidades tienen de hacerlo; que apoye decididamente al campo para hacerlo productivo y eficiente; finalmente, que redistribuya el gasto social invirtiendo en obras y servicios para las comunidades y colonias marginadas que lo requieren.Esto es lo que la gente exige.
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