Este jueves 28 de abril se hizo del conocimiento público que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, había enviado a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma electoral, iniciativa que implica cambios importantes en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mediante la modificación de 18 artículos constitucionales.
Entre los principales puntos abordados durante la pronunciación de dicha iniciativa se encuentran, en primer lugar, que el Instituto Nacional Electoral (INE) sea sustituido por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), siendo este el único órgano electoral en el país, tanto para elecciones locales como nacionales. Cuenta además dentro de su propio nombre con uno de los ejercicios más socorridos por el actual residente de palacio nacional; las consultas, ejercicio que ha demostrado ser un derroche absoluto de recursos del país y con poca participación de la ciudadanía, sin embargo, útil para argumentar una iniciativa, falsa, por cierto, de escuchar a la gente y actuar según sus necesidades. Segundo, la reducción del número de legisladores federales y locales, con lo que la cámara de diputados estaría compuesta de 300 diputaciones y la Cámara de Senadores de 96 senadurías y la eliminación de los diputados electos bajo representación proporcional (plurinominales). Este último movimiento resulta ser muy conveniente para López Obrador, ya que las diputaciones plurinominales son el contrapeso que existe en la cámara de diputados para que esta no se incline a favor de Morena, ya que, por ser el partido en el poder, se le otorgan pocos puestos plurinominales a comparación de los demás partidos políticos. Este cambio supone eliminar un enorme obstáculo para poder promover cualquier ley por muy absurda que esto parezco. De ejemplo están ya algunos esbirros salidos de su conciencia y aprobados aun sin estos cambios en la cámara de diputados, como lo son la Ley Nacional de Extinción de Dominio, Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, Ley de austeridad republicana, Ley de seguridad nacional, etc. El tercer elemento, el voto electrónico, una decisión que no considera las verdaderas condiciones en las cuales vive el pueblo mexicano, donde gran parte de la población no cuenta con acceso a una computadora o a cualquier otro dispositivo, no cuentan con internet en sus hogares, además de que mucha de la población de la tercera edad presenta dificultades para manejar las TIC. Si bien AMLO plantea instalar urnas para combatir dichas problemáticas, muchos conocedores del tema consideran un acto que vulnera las elecciones al hacer más difícil la verificación de datos y resultados. En cuarto lugar, se propone eliminar el financiamiento público ordinario a partidos políticos, siendo estos financiados por sus propios militantes y simpatizantes, con lo que los deja en una desventaja crucial ante Morena, quien no ha parado de ocupar recursos de la nación para hacerse propaganda mediante todos los medios posibles.
Ante tremendo atropello, el argumento esgrimido por López Obrador es que, de aprobarse los cambios que propone la iniciativa, se podrían lograr ahorros por más de 20,000 millones de pesos. Otro ahorro más cuyo destino será puesto en la lupa y cuya aclaración brillará por su ausencia. ¿Dónde quedo el ahorro por desaparecer el “corrupto Seguro Popular”? ¿Dónde quedaron los recursos tras la eliminación del FONDEN? ¿A dónde fueron a parar los recursos destinados a las guarderías, comedores comunitarios y tratamientos para los niños con cáncer?
La respuesta es clara. Todos esos recursos fueron a parar, en parte, a sus obras faraónicas que con el paso del tiempo solo han venido aumentando su costo, pero sobre todo y más importante, esos recursos se han venido destinando a una campaña electoral continua e ininterrumpida para poder asegurarse nuevamente el triunfo en las próximas elecciones tanto locales como nacionales, fortaleciendo al partido y eliminando a la competencia. No es coincidencia todos estos cambios propuestos a la Ley Lectoral a tan solo 26 meses de las elecciones del 2024.
Preguntémonos entonces ¿quién tendrá la fuerza para ser la oposición a tan maquiavélico personaje, quien tendrá el número y las armas para frenar tales ambiciones propias de un dictador?
La respuesta es, el pueblo, los obreros, los campesinos, las feministas, las madres de familia, los estudiantes, los médicos, los ambientalistas. Pero es importante darnos cuenta de que solo organizados podremos lograr dicha empresa, ya la realidad nos ha demostrados a todos estos sectores sociales que, al manifestarse en contra de los ataques sufridos de forma individual, no termina con el problema, como dice el poeta “…Queremos existir con eficacia [pero] los hombres de uno en uno no son nadie. Tan solo al ser en otros nos hallamos, respiramos tranquilos, descansamos. ¡Arriba camaradas, ¡saludad la alegría! Lo demás es vacío. Lo demás es silencio”. Unamos fuerza, seamos una sola fuerza que logre la verdadera revolución que necesita México.
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