En ocasión pasada, opiné que lograr las instituciones que hoy tenemos en México costó mucho a generaciones y se construyeron después de resolver conflictos que enfrentaron entre sí a las distintas clases sociales del país con intereses irreconciliables lo que motivó luchas ideológicas y armadas como la independencia, la revolución y la reforma, donde los pobres pusieron su vida para llegar a la etapa de la democracia.
Se nos dijo que democratizar la vida pública era los más conveniente porque aquí se impondría la voluntad de las mayorías y para lograrlo bastaba con ir a votar, con ejercer la libertad de decidir por algún candidato, (mismo que previamente fue calificado por lo grupos empresariales y que, sin duda, representa sus anhelos económicos y protección de sus negocios); pero los mexicanos aceptamos esta condición y nos decidimos a participar en la jornada electoral respectiva cumpliendo con un deber cívico.
En esta etapa del México democrático, mucho tuvo que ver el extinto Instituto Federal Electoral (IFE), que para 1988 estaba en manos del renegado priista Manuel Bartlett, ahora convertido al morenismo, organismo autónomo que después de 34 años de evolución se convirtió en Instituto Nacional electoral (INE), que se preciaba de ser autónomo y con gran aceptación de los mexicanos y que fue capaz de organizar y garantizar elecciones limpias que en 2018 dio el triunfo al actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La historia del IFE-INE es muestra del desarrollo de la sociedad mexicana, que tuvo que avanzar en congruencia con el desarrollo mundial y es reflejo de la posibilidad de llegar a acuerdos que permitan un piso parejo a los aspirantes a gobernarnos y den cauce pacífico a las legítimas demandas, aspiraciones y visiones que confluyen en el entorno político nacional.
Además se afirma que los institutos políticos han contribuido a un triple propósito: tener legalidad y certeza sobre el financiamiento de la política mexicana, garantizar la equidad en la competencia, así como la transparencia en el manejo de recursos por parte de partidos, candidatas y candidatos.
Es un tema pasado la persecución que se dio al INE y al consejero presidente, Lorenzo Córdova, y compañía, porque respondía a los señalamientos de AMLO que fue seguido por personajes con un dudoso historial político como Félix Salgado Macedonio, ex candidato de Morena a gobernar el estado de Guerrero o Mario Delgado Carrillo, presidente nacional de Morena, defendiendo el argumento lógico de si gana Morena hay democracia, pero si pierde hubo fraude. Nada nuevo en esto, pues López Obrador se la pasó 12 años acusando fraudes en contra de su movimiento, pero el INE fue quien le permitió su llegada al gobierno mexicano en 2018.
Y, finalmente, se impuso el autoritarismo en el INE, dejó de ser autónomo pasando a formar parte de la 4T con Guadalupe Taddei Zavala, que nada hace o dice respecto al proceso electoral que el presidente adelantó, dando total impunidad a las corcholatas de Morena que han arrastrado a la anarquía a las corcholatas de la alianza de la oposición conformada por el PRI-PAN-PRD, por lo que los aspirantes de ambos bandos violan la ley y no se ve cuando intervenga el árbitro electoral que está dejando hagan lo que quieran.
¿Qué ha pasado con el INE?
Que ya es una franquicia de Morena y con ello desapareció el objetivo para lo que fue creado. Esto pasó cuando se creía se había alcanzado la madurez del México democrático y sólo faltaba fortalecer su autonomía para que no fuera de un individuo, de un partido, ni menos del gobierno por poderoso que sea.
Ahora que el INE está sometido ya estamos viviendo las consecuencias prematuras de un proceso electoral 2024 totalmente ilegal, donde morenistas y de la oposición hacen campaña gastando dinero del presupuesto recorriendo los estados del país con el argumento de defender a la transformación del país; donde no ofrecen nada nuevo e incluso contradicen las políticas desarrolladas por el presidente; pues mientras en el tema de seguridad AMLO afirma que se debe seguir con abrazos, no balazos, Claudia Sheimbaum asegura que para que se termine la delincuencia de Zacatecas hay que aplicar mano dura.
Ya vemos para que urgía doblegar al INE y tener la obediencia absoluta, pues, a pesar de que se afirme que todo está bien en el país y que el sucesor de AMLO dará seguimiento a los logros benéficos de la 4T, se busca tener un árbitro que les permita cualquier maniobra, legal o ilegal, para conservar a cualquier precio todo el poder que tienen hoy, e incrementarlo si fuera posible.
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