A quienes tienen el poder del país en México se les puede acusar de muchas cosas: tramposos, mafiosos, corruptos e ignorantes, entre otras muchas cualidades, negativas, obviamente, pero no de tontos.
Seguramente invierten cantidades importantes en asesores políticos que conocen perfectamente la historia, el sentimiento, las frustraciones y, por qué no, el encabronamiento de la población mexicana.
Si de verdad fueran auténticos el interés y la preocupación de López por mejorar las condiciones de las mexicanas, ya se habría preocupado por atender, por ejemplo, el doloroso problema a las madres buscadoras.
Así se ve con la reacción de la población ante las acciones del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, que según analistas y politólogos, es el único de los presidentes que terminó su periodo de Gobierno con un porcentaje de aceptación de los mexicanos ligeramente abajo que al inicio de su gestión; curiosamente, a pesar de haber dejado un país, política, social y económicamente hecho pedazos.
López se va, además, con Acapulco y Sinaloa hundidos en la basura, la mugre y la sangre de muchos inocentes.
“500 años tuvieron que pasar para que llegara una mujer a la Presidencia de la república y por lo tanto es y será quien garantice que se cumpla el tiempo de mujeres”, dijo López Obrador, y la nueva y entelerida presidenta Claudia Sheinbaum, discurso que curiosamente, aunque muchos mexicanos rechazan, mucha gente todavía les cree.
Esta es su línea discursiva que repiten todos los días en todos los medios de comunicación, para explotar el sentimentalismo en la población ingenua, que raya en el fastidio.
Si de verdad fuera auténtico su interés y preocupación por mejorar las condiciones de las mujeres mexicanas, ya se hubiera preocupado por atender, por ejemplo, el doloroso problema a las madres buscadoras que incansablemente intentan encontrar a sus familiares desaparecidos.
Algo hubiera hecho por las madres con niños con cáncer, por las miles de mujeres violentadas entre los muros familiares, ni por las miles y miles de mujeres, jefas de familia damnificadas de Acapulco por el huracán “John”.
Nada ha hecho, como sí ha elegido a las mujeres que son su prioridad, como las integrantes de la Suprema Corte de Justicia, Lenia Batres, y Jazmín Esquivel, o las mujeres que conforman la sección femenil del ejército.
Según el Inegi, en este año 2024, la población total de México ascendió a poco más de 129 millones, de los cuales el 51.1 % son mujeres, aproximadamente sesenta y cuatro millones, cantidad muy apetitosa para la 4T, que tiene el poder de la nación y pretende retenerlo más allá del 2030, como han repetido Morena y aliados. En eso están pensando y por eso tanto discurso destinado a las mujeres.
Para Morena, las mujeres representan un potencial de futuros votos cautivos, seguros, que hay que trabajar desde este momento, y por eso el anzuelo de las “Tarjetas para mujeres de 60 a 64 años que recibirán 3 mil pesos”.
El dinero mueve gente y adormece conciencias, convirtiéndose en presa fácil para la manipulación y cortar de tajo toda manifestación de descontento e inconformidad social.
A las mujeres se les ha impuesto históricamente atender las labores del hogar, lo que implica, entre otras muchas responsabilidades, la crianza y educación de los hijos, y por tanto están necesitadas de recursos económicos para cubrir gastos de alimentación, educación, salud, etcétera, aunque limitadamente lo cubren con el dinero transferido a través de tarjetas.
Si de verdad va en serio “el tiempo de mujeres”, y no sólo en el discurso ablandador y chantajista, debería plantear cómo solucionar los problemas que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral, con guarderías y cómo evitar que sean víctimas de acoso, agresiones, e incluso de homicidios. De proponer horarios flexibles que les permitan combinarlo con el trabajo asalariado y los trabajos del hogar.
¿Cómo se atenderán todos los problemas de salud? ¿Cómo erradicar la desigualdad y discriminación? Nada más allá de su discurso propone la presidenta morenista
No hay duda. “El tiempo de mujeres” es un juego de palabras para seguir engañando y manipulando a la población, especialmente a las mujeres ingenuas, para ganarse su voto para seguir como siempre, manteniendo el poder. Al tiempo.
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